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Cuando el empresario estadounidense Warren Buffett ,pronunció su famosa frase: “La lucha de clases sigue existiendo y es la mía, la de los ricos, la que va ganando”, reflejaba una perversa visión de la realidad, en la que no solo no esconde que sus intereses y los de la clase privilegiada, son contrarios a los de la mayoría social, si no, que, se regodeaba de forma altiva e incluso chulesca, en  una supuesta victoria,  a pesar, de que dicha victoria signifique la imposición de unas condiciones de vida, en régimen de semi-esclavitud para miles de millones de personas.

Sin embargo, si echamos la mirada atrás, podemos ver que los miembros del capital, han cedido mucho durante los últimos 150 años, debido a las victorias de la sociedad civil organizada, vía, sindicatos, movimientos sociales, partidos políticos, etc. Sin ir mas lejos, se ha conseguido: la abolición de la esclavitud; atenuar las desigualdades sociales del capitalismo más salvaje; progresivos aunque discontinuos avances, en cuanto a derechos humanos se refiere; el establecimiento en determinadas partes del mundo, de sistemas de seguridad social así como de sanidad, de carácter público y universal; la mejora de las condiciones de trabajo y muchas otras conquistas.

Un ejemplo paradigmático de lo que pretendo explicar, son los movimientos obreros y sindicales de finales del siglo XIX y principios del XX, que consiguieron una progresiva reducción de la jornada laboral, hasta llegar a las 8 horas diarias. Ya entonces, la prensa les acusaba de “lunáticos”, “poco patriotas”o de reclamar un sueldo cambio de no trabajar ninguna hora, ¿nos suenan estas acusaciones, verdad?. No se diferencian en gran medida, de los argumentos que actualmente utiliza la caverna mediática, contra la renta mínima de inserción, la paralización de los desahucios o la subida del salario mínimo. Todas estas expresiones tratan de difundir la misma idea: si no aceptas ser explotada, eres una vaga.

Sin embargo, estos movimientos salieron victoriosos de esta fundamental batalla ideológica y obtuvieron el reconocimiento de dicha Jornada laboral de 8 horas.

También encontramos ejemplos en países periféricos, donde, recientemente, se ha producido una mejora salarial y de las condiciones de trabajo. Sin ir mas lejos, los movimientos sindicales de Bangladesh (país referencia en cuanto a esclavitud se refiere, en pleno siglo XXI) han conseguido que se duplique el salario mínimo, cosa impensable hace muy poco. Por su parte, la subida salarial de los trabajadores chinos e indios, ha sido aún más acentuada. Sin olvidarnos, del  espectacular aumento del  nivel vida, que ha experimentado Latinoamerica los últimos 20 años.

Por nuestra parte, a pesar de recortes y retrocesos en derechos sociales, promovidos por el  gobierno del  PP, España no  ha  sido una  excepción, y estos últimos años, se han producido numerosas victorias de la clase trabajadora. Hemos visto como los empleados de limpieza de diferentes ciudades, como Alicante o Madrid, entre otras, mediante largas huelgas, han conseguido tumbar los EREs y las abusivas bajadas de sueldos, que les querían imponer las empresas encargadas de la limpieza municipal. O como la marea blanca consiguió paralizar, al menos de momento, la privatización de la sanidad madrileña. También, debemos recordar, los desahucios parados por la PAH, o la lucha del Barrio de Gamonal en Burgos, donde se consiguió detener la construcción del  famoso bulevar sobre la Calle Victoria, de 8,5 millones de euros.

Además, me gustaría resaltar que con la llegada al poder de los ayuntamientos del cambio, así como el extraordinario resultado de PODEMOS y  sus confluencias, el 20 de Diciembre, la gente de lo común tenemos mas fuerza que nunca en las instituciones, pues es mucho más fácil ganar batallas desde dentro de estas, que luchar desde fuera. Destacando por encima de todo, que, por fin, tenemos fuerzas de representación popular no financiadas por el Gran Capital.

En definitiva, determinados miembros del establishment pretenden hacernos creer, no solo que van  ganando la batalla, si no, que no hay batalla que librar, pues ellos, han vencido de ante mano. Quieren que caigamos en la  desesperanza y en la apatía, tratando de inculcarnos la idea de ¿para que luchar, si no se puede ganar? .Sin embargo, un leve repaso de las conquistas sociales alcanzadas, nos lleva a la conclusión de que, nosotras, los de abajo, la mayoría, hemos ganado el pasado y ,seguramente, ganaremos el futuro, ya que, la sociedad civil organizada para defender sus derechos, ha demostrado ser imparable. Así que, entre todas y todos, podríamos decirle a Warren

Joan Pérez Lara.

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