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La superficie destinada a zonas verdes en grandes ciudades como Madrid (21,2 %) o Barcelona (19,7 %) supera ampliamente al área metropolitana de Valencia que solo cuenta con un 2,2 % respecto a zonas urbanizadas, viales, infraestructuras e industria. Y es en este escenario sobresaturado donde se quiere instalar el que dicen será el mayor centro comercial de Europa.

Desde el GM Paterna Sí Puede y desde el Círculo Podemos Paterna asistimos atónitos al cambio de opinión de algunos dirigentes que decían oponerse a la instalación del macroproyecto Puerto Mediterráneo en los terrenos del futuro paraje natural municipal La Mola de Paterna.

Puerto Mediterráneo no es sostenible ni por razones sociales y económicas ni medioambientalmente, y no encaja en los parámetros de cambio de modelo comercial y social reflejados en el pacto del botánico. De hecho lo que defiende es el fomento de grandes superficies y contratos precarios en vez de reforzar el tejido empresarial formado por pymes y pequeños comercios. Existen estudios que afirman que, por cada puesto de trabajo que se crea en grandes superficies se destruyen uno y medio en el pequeño comercio, además los pequeños comercios consumen menos energía y favorecen la creación de lazos socioeconómicos y cohesión social.

Según un informe de la consultora inmobiliaria Aguirre Newman, la superficie bruta alquilable por cada 1.000 habitantes se encuentra en Valencia muy por encima de la media nacional y en una situación de absoluta saturación. La apertura de un gran centro comercial como Puerto Mediterráneo tiene, en palabras de los propios promotores, la empresa Inglesa Eurofund Group, el objeto de competir con el resto de  grandes empresas y el propósito de apoderarse de la totalidad del mercado. En este caso debería ser responsabilidad de los poderes públicos la protección a PYMES y autónomos, que están sufriendo todos los embates de la crisis y las consiguientes fluctuaciones del consumo, en vez de prometer una creación de empleo que nadie garantiza.

Puerto Mediterráneo sigue siendo un claro ejemplo de esos proyectos desmesurados, bien conocidos por todos, con los que se enriquecen unos pocos con la reclasificación del suelo, a costa de los intereses de la mayoría.

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