El PSPV se ha extraviado en el laberinto que ha tejido Echávarri, sosteniendo la exigencia absurda de imponer a su sucesora y disponer de antemano 15 votos favorables a la investidura de Eva Montesinos como fianza para dimitir.

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Es inaceptable que Echávarri, con el objetivo de dilatar el proceso de su dimisión, se atreva a plantear un chantaje a la ciudad de Alicante con la excusa de que no va a permitir que la alcaldía pase a manos del Partido Popular cuando, a lo largo de la legislatura, no ha hecho más que dar continuidad a las políticas populares, como demuestra el reciente desbloqueo del proyecto urbanístico de Ortiz en Vistahermosa.

Echávarri, que también mantiene a Lalo Díez como asesor en el Ayuntamiento y como portavoz del Partido Socialista de Alicante, está ofreciendo la peor imagen posible para su partido, indistinguible de la del Partido Popular de Llorens, Zapata, Alperi y Castedo: corrupción, cerrazón al diálogo, defensa de intereses particulares frente a los de la ciudad, cuyos barrios siguen necesitados de proyectos de rehabilitación y mejora que tantos puestos de trabajo crearían.

Es incomprensible mantener que una persona a las puertas de juicio por contratación irregular y procesado por prevaricación siga al frente de la segunda capital de la Comunidad.

No se entiende tampoco que sus ex-socios en el gobierno municipal hayan comprometido su apoyo incondicional, sin negociación previa, a esta maniobra absurda y humillante.

Hace tiempo que Ximo Puig debería haber puesto freno y solución a esta situación insostenible. La única salida es la dimisión incondicional de Echàvarri para que luego, sin chantaje alguno, las fuerzas políticas que le eligieron como alcalde puedan negociar una nueva investidura sin nombres impuestos de antemano.

Cada día que pasa se incrementa el deterioro de la imagen del Pacto del Botánico, uno de cuyos principales objetivos, como no nos cansamos de repetir desde Podemos Alicante, es erradicar la corrupción de la Comunidad Valenciana.

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