Continuando con la tarea comenzada para recuperar nuestra Memoria Histórica y Democrática, el grupo de trabajo de Cocentaina conmemoramos el 14 de abril, día de la República, con varios actos.

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El viernes 13 de abril presentamos la exposición “El valencianismo republicano, 1837-1977”, cedida por la Fundación Josep Irla, que se podrá visitar en la Casa de la Juventud del 13 al 27 de abril. El acto estuvo conducido y presentado por Joan-Vivent Sellés, militante de ERPV y vecino de Cocentaina. Paco Galiano, Presidente de ERPV de Valencia-ciudad, nos hizo un recorrido explicativo de los 14 paneles que la componen. La exposición arranca en 1837 con las raíces populares y las primeras bases de la incipiente recuperación lingüística y finaliza en 1977 con la explosión Fusteriana; hace un repaso por el primer valencianismo político de 1900, las normas de Castelló de 1932, la lucha por el estatuto de autonomía y la primavera cultural de los años 1931 a 1936, sin olvidar la guerra civil de 1936 a 1939, como consecuencia del fracaso del golpe de estado contra la República, y el posterior exilio y represión de 1939 a 1975. El triunfo del franquismo cortó de pura cepa todos los avances sociales construidos hasta los momento e impuso silencio, represión, muerte o exilio para los antifascistas del bando republicano. Muchos son fusilados en ese momento o mueren mientras permanecen encarcelados, otros son depurados. Esta exposición rinde homenaje a todas esas generaciones de valencianos que fueron protagonistas en esta lucha y nosotros, como grupo de trabajo por la recuperación de la M.H., queremos con ella despertar la sociedad contestana de ese silencio cultivado durante tantas generaciones y ser justos con los hechos históricos ocurridos. También participó en el acto Mario Carbonell, regidor de ERPV en el Ayuntamiento de Jijona. En su intervención reflexionaba sobre la importancia de no confundir República con ruptura o revolución.

Además, ayer 14 de abril, coincidiendo con la fecha de la proclamación de la Segunda República en España, el Grupo de Trabajo por la Recuperación de la Memoria Histórica y Democrática de Cocentaina conmemoramos el aniversario con la visita en Ontinyent para conocer, de la mano del guía e historiador local Àngel Cámara, la Ruta de la Memoria Democrática: un recorrido por diferentes lugares donde se conservan restos de la guerra Civil.

Empezamos la visita a las puertas del colegio de Concepción, edificio que fue utilizado durante la guerra civil como hospital de soldados heridos, y que todavía conserva en la reja de entrada de una de las puertas el emblema del IOS, la Internacional Socialista Obrera, organismo belga y otros países que ayudó a montar un moderno hospital de guerra en Ontinyent. El guía nos habló de las “mamás belgas” un grupo de mujeres voluntarias de diferentes nacionalidades que cambiaron la seguridad y la comodidad de sus casas en Bélgica por el llevar trabajo de atender heridos a un país en plena guerra. Cerca de la fachada de la antigua fábrica de mantas “Paduana” visitamos la estatua de José Melchor Gomís, músico y compositor ontinyentí de comienzos del siglo XIX a quien se le atribuye la autoría del Himno de Riego, el himno oficial de la Segunda República.

Ontinyent tuvo la suerte de no sufrir ningún bombardeo durante la Guerra Civil, pero de igual forma que la mayoría de poblaciones de la zona republicana, hizo un inmenso esfuerzo para construir túneles subterráneos para proteger las vidas de sus vecinos y vecinas en caso de ataque aéreo. Actualmente se pueden visitar dos de aquellos escondrijos donde se refugiaban los ontinyentins cuando sonaban las sirenas de alarma: el refugio antiaéreo para proteger a los trabajadores de la antigua fábrica textil de “Tortosa y Delgado”, un refugio picado a mano en el interior del tozal arcilloso donde se encuentra el casco antiguo de Ontinyent, y el refugio del Regall, un conjunto de túneles también picado a mano para proteger a los vecinos del centro de la villa. Los dos nos impresionaron por ser espacios de reducidas dimensiones donde tenía que refugiarse mucha gente y por las señales que los picos dejaron por todas las paredes, sobre todo si tenemos en cuenta que se cuenta que eran niños de menos de 17 años quién tenían que hacer ese trabajo de picar la roca, puesto que los más mayores estaban ocupados con tareas propias de la guerra.

El guía nos habló del gran esfuerzo que se hizo durante la guerra civil en la villa de Ontinyent para acoger a miles de refugiados que habían dejado sus casas huyendo del avance de los sublevados y que fueron acogidos en las casas del vecindario, y también nos habló de las víctimas de la represión, tanto las de la represión republicana durante la guerra como las de la dictadura franquista de después de la guerra. Nos informó también que, actualmente, están haciéndose trabajos de recuperación de restos humanos en el cementerio de Paterna

donde se encuentran decenas de ontinyentins que fueron fusilados por la dictadura y que setenta y nueve años después del final de la guerra todavía no han tenido un entierro digno.

Después de este viaje al pasado reciente volvimos a Cocentaina más conscientes de la importancia de aprender del pasado para ser plenamente conscientes del valor de la paz y de la convivencia democrática y de la necesidad de poner en valor los refugios de la guerra, no tan sólo como un recurso turístico sino como elemento patrimonial que explique los hechos históricos ocurridos a nuestro pueblo y la tan necesaria como demandada recuperación de la Memoria Histórica y Democrática.

Les recordamos que el próximo miércoles 25 de abril, a las 19:30 horas y de nuevo en la Casa de la Juventud, están todas y todos invitados a la proyección del documental “Los hijos del silencio” de la mano de la diputada de Memoria Histórica de EU, Rosa Pérez Garijo. El documental, cedido por la Delegación de M.H. de la Diputación de Valencia, narra los testigos de las víctimas de la represión sufrida y cuenta con entrevistas a profesores universitarios, poniendo de patente como los disparos de identidad de los valencianos fueron desprestigiados y condenados al ostracismo por parte del franquismo. Este documental nos sirve para decirle a la sociedad que el silencio que quisieron imponernos no pudo, ni puede, acabar con nuestra memoria.

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos sin memòria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”

Cuadernos de Lanzarote, José Saramago

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