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“Le voy a responder como si fuera una persona como todas las demás” Con estas
desafortunadas palabras se dirigía el vicepresidente por VOX de la Junta de Castilla-León, el
ultraderechista Juan García Gallardo, a la procuradora del PSOE, Noelia Frutos, aquejada de
una diversidad funcional que no le impide, en absoluto, desempeñar su cargo con total
normalidad, además de extrema responsabilidad.
Otros han pretendido también mermar la eficacia de Noelia Frutos al asegurar el provecho que
obtiene la aludida de su propia discapacidad para insultar a sus oponentes, lo que demuestra la
crueldad de algunos contra una mujer cuyo cerebro se encuentra muy por encima de su
disfuncionalidad. En tal sentido y por poner un ejemplo, el señor Pablo Echenique, de
PODEMOS, acumula en su haber experiencias parecidas a lo largo de su carrera política.
Se trata de un ensañamiento gratuito cuando no se dispone de otras razones más convincentes
que aquellas que sólo son achacables exclusivamente a la discapacidad física del oponente,
ignorando que las funciones del cerebro pueden resultar independientes de otros padecimientos
físicos como es el caso que nos ocupa.
Y muchos como yo nos preguntamos ¿Qué requisitos habrán de ser necesarios para ser una
persona como todas las demás? Posiblemente, desde el punto de vista del señor Juan García
Gallardo lo indispensable para ello sería que no le llevaran la contraria en sus argumentos
esgrimidos de manera tan radical como para disminuir más si cabe la supuesta incapacidad del
resto de ciudadanos.
Quizás deberíamos de afanarnos en aceptar un modelo físico, único y estándar de hombre y
mujer que cumpla con los requisitos que el vicepresidente de la Junta de Castilla-León considere
oportunos si lo que deseamos, tal y como él supone, es llevarle la contraria a su doctrina política
de derechas.
175 cms. de estatura media, 75 kilos de peso ajustados al índice de masa corporal, complexión
atlética, al ser posible de nacionalidad española, etc., etc., sin perjuicio de que el cerebro pueda
caber en el interior de un Kinder. Esa sería las características de la oposición perfecta con la que
sueña el señor Juan García Gallardo. Yo, si se me permite, añadiría una extravagancia más:
ausencia total de caspa sobre los hombros del traje oscuro.

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