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Trascurren los días, los meses, los años… y se llevan consigo pedazos de nuestra esperanza. Por difíciles que hayan sido las situaciones a las que nos hemos enfrentado como sociedad en los últimos años, parecen no generar un cambio efectivo en nuestra relación con los demás.

Tras dos años en los que las noticias sobre las migraciones procedentes de África han quedado empañadas por distintos acontecimientos (la pandemia, la toma de Afganistán por los talibanes, el conflicto en Ucrania…), lo sucedido el pasado 24 de junio en Melilla nos golpea con fuerza.

La dureza de esta situación se recrudece si la ponemos en perspectiva y la comparamos con la apertura de fronteras total y absoluta que se han dispuesto para las personas afectadas por la guerra en Ucrania. El fomento de la solidaridad o la violencia dependen del jugo que podamos extraer de cada territorio y del color de la piel de quienes lo habitan.

En contextos como este se nos hace difícil elegir las palabras adecuadas. Inmersas en una sensación perenne de déja vu, es imposible cuantificar cuántas veces nos hemos encontrado frente a la necesidad de elaborar un comunicado así. Este tipo de violencia sobre las personas procedentes de países africanos y de otros muchos lugares que viven en situación de desigualdad no es cíclica, es que no acaba nunca. No se trata de un suceso tras otro, es el mismo que se repite una y otra vez. En la medida en que no cambien las causas que generan estos movimientos migratorios, en que la ciudadanía no pueda acceder a una información confiable y accesible y en que nos exija un cambio legislativo a los gobiernos e instituciones de los países receptores, vamos a tener que repetir este comunicado una y otra vez.

Por eso, y con el objetivo de no reiterar lo que ya han expuesto otras muchas organizaciones de manera inmejorable, hemos decidido destacar algunos puntos que, tras varias décadas de trabajo, consideramos relevantes:

  • Como asociación que se dedica a estudiar, comprender y sensibilizar acerca de las causas de los problemas que afectan a la región subsahariana de África, consideramos imprescindible contextualizar los acontecimientos de forma adecuada, para lo cual es necesario acudir a la raíz de las situaciones y problemáticas que fomentan la migración en los países de origen. Como ya sabréis todas aquellas que seguís nuestra actividad desde hace tiempo, estas problemáticas suelen estar relacionadas con la explotación de los recursos naturales y humanos que se realizan por parte de instituciones, gobiernos, multinacionales y agencias de los países occidentales. La calidad de vida de buena parte de los ciudadanos del Norte Global se asienta en la explotación de otros territorios.
  • Es importante no perder de vista que estos acontecimientos nos golpean muy fuerte como sociedad. Estamos hablando de una masacre perpetrada en suelo español sobre unas personas que huyen de la violencia. Más allá de las apreciaciones legales que realizarán las agrupaciones y personas especialistas, nos gustaría plantear algunas preguntas: ¿qué dice eso de nuestras naciones? ¿Qué valores pone de manifiesto? ¿Creemos que esta forma de actuar nos representa verdaderamente? ¿Deseamos que nuestro presupuesto nacional se invierta de esta manera?
  • Debemos centrar nuestros esfuerzos en hacer un frente común. La lucha colectiva en la calle no puede ceder ante otros tipos de activismo ni ante la utilización de herramientas digitales (muy útiles y necesarias también), es complementaria a ellos e imprescindible en una situación en la que el auge de la extrema derecha hace peligrar derechos y avances sociales.
  • Es importante que parte de las reivindicaciones se canalicen hacia los responsables formales de los cuerpos, instituciones y administraciones competentes para evitar que se repita. Asimismo, es necesario exigir que se estudien de forma oficial los hechos, con la investigación judicial pertinente por parte de Marruecos y de España, y se depuren responsabilidades. Uno de los fundamentos de nuestra democracia, que garantiza la efectividad del principio de soberanía nacional, es el sistema de control entre los diferentes poderes del Estado que permite la fiscalización de sus actuaciones por parte de los ciudadanos. Así mismo, es innegable la radical vulneración de los derechos humanos que se ha producido. Todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta para que puedan corregirse en aras de la consecución de un verdadero Estado democrático.
  • Creemos, en el marco de la sensibilización y la educación para la ciudadanía global, que es importante hacer un ejercicio de reflexión y utilización terminológica adecuada. Debemos hablar de personas migrantes que han sido asesinadas en el territorio de un Estado europeo. No han perdido la vida de forma casual, se la han arrebatado debido a unas circunstancias y a unas causas concretas; entre ellas, que son personas negras y pobres. Es imprescindible que seamos claras a la hora de exponer la situación, denunciar las políticas racistas europeas y utilizar nombres propios cuando sea necesario.

No queremos acabar este comunicado sin manifestar que lamentamos profundamente esta tremenda masacre, una violación total y absoluta del derecho a la vida. No podemos imaginar el tremendo dolor que están sufriendo las familias y los amigos de las víctimas. A ellas queremos mandarles todo nuestro apoyo y solidaridad y ofrecerles nuestra mano en aquello en lo que podamos contribuir.

Queremos agradecer también a todas las personas y organizaciones que están ayudando en la Frontera Sur a que el coste de vidas humanas sea menor, así como todas las periodistas y asociaciones gracias a las cuales podemos conocer los hechos sucedidos.

Desde la Federación de Comités de Solidaridad con África Negra – UMOYA, nos posicionamos en contra de la Ley de Extranjería y la política de inmigración que está siendo ejecutada por el Estado español, exigiendo las explicaciones y responsabilidades pertinentes a los responsables del Gobierno y de los cuerpos implicados, entre los que figuran Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior. Como no podría ser de otro modo, nos posicionamos del lado de las víctimas y exigimos un trato humano y digno para las personas migrantes, así como las medidas necesarias para que su derecho a la vida sea efectivo.

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