Antonio Pérez Collado, Asamblea de Jubiladas y Pensionistas de CGT València
Estimado don José Luis: aunque la prensa ya nos había anunciado que muy pronto llegaría a nuestros buzones una carta suya, no por eso deja de emocionar que una persona tan atareada saque tiempo para escribir a todos los pensionistas. Y aunque se ha convertido ya en una tradición que en enero los niños escriban cartas a los reyes y los mayores las recibamos de los ministros, no por eso vamos a quitarle mérito al gesto de que en el gobierno se acuerden todos los años -sobre todo aquellos en que hay elecciones a la vista- de los pobres jubilados.
Tradicionalmente las personas mayores hemos formado un numeroso colectivo que vota mucho y se queja poco, razón por la cual los privilegiados cerebros que asesoran a los que nos gobiernan han debido valorar que una carta a tiempo, recordándonos lo que han subido nuestras pensiones, es una forma sencilla y relativamente barata de asegurarse un buen puñado de los 10 millones de votos que corresponden a los mayores de 65 años.
Sin embargo, esa tendencia a la resignación y a matar las horas jugando a las cartas o haciendo ganchillo, se ha visto rota en los últimos años por la aparición de un potente y activo movimiento de pensionistas que se ha echado a la calle para decir basta al recorte de derechos sociales tan importantes como la sanidad o las propias pensiones. Por cierto; han tenido que ser los pensionistas y los sindicatos alternativos los que se opongan a las medidas que empeoran el sistema público de pensiones, porque el sindicalismo llamado mayoritario se ha prestado a negociar esa serie de recortes.
Ante esas amenazas -algunas ya en marcha, como la de retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años o el incremento del número de años cotizados para tener acceso a la pensión completa- las personas mayores nos hemos visto impulsadas a defender nuestros derechos y los de quienes irán llegando a la edad del retiro en los próximos años. No podemos aceptar, ni tan siquiera entender, que los mayores tengan que trabajar varios años más mientras los jóvenes, con más estudios e ilusiones, están en el paro o en empleos precarios hasta que se cansan y se marchan al extranjero.
Sabemos lo mucho que les preocupa que los viejos de ahora se mueran a una edad más tardía, mientras la hucha de las pensiones no aumenta al mismo ritmo sus recursos. Sin embargo estamos seguros que debe haber alguna solución que no pase por sacrificar a los de siempre, a los más pobres. Sin querer enmendar la plana a los brillantes economistas que informan al gobierno, se podría pensar en subir los sueldos para que los trabajadores en activo coticen más a la seguridad social, por ejemplo. Tampoco sería una mala idea poner impuestos más elevados a los grandes capitales; a esos ricos que salen más ricos de todas las crisis.
Pero volviendo a su amable carta, quisiera comentarle que la subida del 8´5% a duras penas cubrirá el incremento desorbitado de los precios, especialmente de aquellos productos que más solemos comprar las familias modestas. Por otro lado -y aunque en su carta lo hayan omitido- hay que recordar que desde 2021 ya no se abona la «paguilla» que en enero venía a recompensar lo perdido el año anterior por la desviación al alza del IPC. No olvide usted que en 2022 la subida de las pensiones fue del 2`5%.
Tampoco se puede dejar de tener presente que el 52´4% de las pensiones en nuestro país están todavía por debajo de los 1.000€; ingresos a todas luces insuficientes (incluso con la subida de este año) para vivir con una cierta tranquilidad los años que nos resten después de haber dedicado toda una vida a trabajar y a contribuir al desarrollo de una economía que ahora se olvida de los menos favorecidos en el reparto de la plusvalía generada.
Y ya para concluir, quisiera trasladarle mi agradecimiento por su carta y reafirmar mi compromiso -mientras las fuerzas me lo permitan- con la lucha por unas pensione dignas.
Antonio Pérez Collado
Asamblea de Jubiladas y Pensionistas de CGT-Valencia