Texto: Ángeles Sanmiguel
“Publicaciones como esta hacen falta, el portavoz de Vox dijo que los animales son
cosas, la gente está en shock, hay que dar pasos desde la oposición, ¡juntémonos, esta
causa lo merece! la gente que va a estas cosas lo hace voluntariamente, el animal no”
apuntaría Gloria Tello en el evento literario celebrado en la Beneficencia, a lo que
Diego Nevado de la Plataforma Antitaurina de Alfafar, localidad donde se realiza la
salvajada denominada “la cagada del manso” consistente en atiborrar a laxantes a la res
y apostar por el cuadrante donde defecará, añadiría que “un niño y una niña también
van obligados, vulnera los derechos de la infancia”. Y, ¿qué decir de las actuaciones de
personas con displasia esquelética en la denominadas “charlotadas” rememorando al
circo de P.T. Barnum o el maltrato animal de crías, bos Taurus, por personas
disfrazadas o los denominados recortes donde se mata al animal fuera de la vista del
público? ¿Cómo puede ¡aún! ser festejo el mofarse, torturar y matar a otro ser?
“Las barbaridades que hacen no tienen nombre, el alcohol que se consume es bestial, las
riñas entre gente bebida, ¿cuántos toros se mueren en el traslado con treinta y seis o
treinta y siete grados”. Con la involución en el poder de la Comunidad Valenciana esta
se convertirá en “el epicentro de todo el mundo taurino, todo el mundo va a estar
pendiente de Vicente Barrera, este hombre desafortunadamente va a ser conseller de
Cultura, tiene muchísimas vinculaciones con mi pueblo”, así pues los “bous al carrer
tienen cuatro años asegurados en nuestra tierra”. ¿Por qué no se prohibieron antes? El
profesor de Historia del Arte de la Universitat de València Albert Ferrer, ante el cambio
político y las consiguientes avenencias taurófilas del nuevo equipo rector, reconoce que
este tema le toca muy de cerca al ser de Meliana. “No soy aficionado, pero soy de
pueblo y me secuestran a mí, secuestran a mi familia, secuestran las partes más antiguas
del pueblo” limitando derechos a la población y colapsando la vida cotidiana sin
olvidar “los daños que padece el mobiliario urbano y las plazas mayores por los
catafalcos de las peñas más los camiones que se necesitan, ¡un auténtico desastre! en mi
pueblo había una peña y ahora hay cinco, en Massamagrell, en el Puig pueden tener
quince peñas, antes las barreras eran de madera hoy en día son a medida, de hierro, y no
las quitan hasta un día o dos después de los toros, hacen agujeros en el asfalto, en la
acera y no lo tapan, todo un protocolo que si tuviesen que sufragarlo las peñas no habría
toros, son gente muy joven entre quince y cuarenta y cinco años, gente incívica, hay
críos que participan y es un tema preocupante”. Ganaderías cercanas surten a las peñas
aunque en ocasiones van a Extremadura ¿Cómo es posible que según informa el
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ”amplias dehesas situadas en su
mayoría en zonas desfavorecidas de la Península Ibérica, muchas de ellas ubicadas en
parques naturales y algunas en parques nacionales” estén al servicio de un negocio
privado? ¿Parques naturales y parques nacionales? ¿Cuántos millones de euros de
dinero público se barajan para mantener el latido agonizante de la tauromaquia y sus
entramados? “La Diputación en esta cuestión tiene el corazón partido”. ¿Los conflictos
mercantiles entre ganaderías y empresas de las plazas dinamitaran ultra proyectos ultra
taurinos? ¿A qué viene tanta demagogia de raza en algo netamente obsoleto y
vergonzante? “Yo no he visto este fervor cuando en las casas habían vaquerías”.
¿Fervor? ¡No! Subvenciones, sadismo, insulsez, barbarie, pandilleo, antropocentrismo y
androcentrismo. José Ortega y Gasset filósofo novecentista español, comparaba estos
suplicios a los realizados en el circo romano, “la sangre de los gladiadores, de las
fieras, del toro opera como droga estupefaciente (…) La sangre tiene un poder
orgiástico sin par”. ¿Qué comentar de quienes se prestan a realizar tales crueldades? “La
tortura sigue el mismo camino que las demás costumbres de los pueblos, se adapta al
clima y a la temperatura de los países (…) será burda, ferozmente burda y grosera, en
tiempos ferozmente burdos y groseros (…) en la intensidad de crueldad y ferocidad,
pone su parte el verdugo, ese siniestro ejecutor” determinaba el escritor español y
profesor jubilado de Derecho Penal firmante como Frtiz Straffer,
“Tauromàquia? Papers per al debat. Crítica des de la raó”, libro editado por la
Diputación cuenta con la autoría de diversas y doctas firmas: Javier de Lucas, Frances
J. Hernàndez y Albert Ferrer de la Universitat de València, Juan Ignacio Codina
Segovia periodista, doctor en Historia y subdirector de l´Observatori de Justica i
Defensa Animal, Alicia H. Puelo catedrática de Filosofía Moral y Política en la
Universidad de Valladolid y José Enrique Zaldívar fundador y presidente de AVATMA
Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal
galardonada con el premio de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos
Animales.
Como en cualquier tiempo y lugar donde las torturas se perpetran, en España, en la
tauromaquia, fiestas de dolor y muerte, “ves ese catálogo de artilugios de lo más
sofisticado” para martirizar a un mamífero, herbívoro, rumiante, pacífico, colaborativo y
gregario. Toros, vacas, becerros, novillos, al aislarles “ya empiezan a sufrir”, informa
Rafael Mas, veterinario integrante de Avatma, “el estrés, el dolor” les ataca como a
cualquier otra especie. Categóricos son el “padecimiento psicológico en bous al carrer
y las torturas físicas” en corridas de toros, todo científicamente comprobado, aunque el
interés mercantil, económico y la brutalidad se empecinen en negarlo. Caballos
utilizados por los picadores tienen sentencia de muerte segura, o van al ruedo a ser
destripados o al matadero, en los tercios de que consta la corrida el factor común
simplemente es el suplicio y si el toro desfallece se le aviva mediante banderillas, con el
descabello “se le intenta seccionar la médula, queda tetrapléjico y cae al suelo”,
entonces un subalterno le clava la puntilla, es una “muerte agónica, por asfixia” en su
propia sangre, cuando le cortan las orejas y el rabo “el animal está consciente, vivo”. El
taxidermista de la plaza de toros de Madrid reconoce que “un porcentaje altísimo de
toros tienen fractura de cráneo por la espuela del picador” quien le golpea con los treinta
kilos de hierro que pesa el artefacto. “¡Si alguien duda del dolor de los animales, de los
toros en la plaza, quiere decir que los títulos de Veterinaria no valen para nada!”.
¿Cómo se atreven a afirmar que “el toro se pega la gran vida” durante su martirio?
España, señoras y señores, no es toda esta bazofia retrógrada abanderada
interesadamente, ¿qué clase de monumentos representativos son los de un asesino
machista y un banderillero?
“Tauromaquia” se gestó como libro anteriormente a la “designación de un torero en la
Consellería de Cultura”, textos e ilustraciones a cargo de Patricia Bolinches y Toni
Espinar exponen la espantosa momificación de una España vetusta y atrofiada
fanatizada como reliquia protagonista berlanguiana. Un libro que ha costado de hacer y
en el que “falta la economía, los estudios son de impacto” comenta Francesc Hernández
profesor de Psicología. Refiriéndose a la nefanda e indebida Escuela (infantil) de
Tauromaquia de Valencia el presentador de la cita informó que “tenía cinco maestros
(con sus sueldos correspondientes, claro está)”, antes del vuelco político estaba en
proyecto la rehabilitación del coso taurino para espectáculos, “yo personalmente he
tenido muchas broncas en este tema, hemos hecho lo que hemos podido”. ¿Por qué en
despachos rectores tienen apretado el bocado salivando y no dictando contra la
tauromaquia? ¿Quién paga el canon de las plazas cuando la empresa no se hace cargo?
“El conservadurismo no progresa”, ¿saña como seudotradición? “el sufrimiento es un
lenguaje, el hecho de que una cosa se haya hecho antes no la justifica” recalca
Hernández, mientras que Ferrer afirma que “cariño a los animales ya no hay porque no
los necesitan, recuerdo a muchos labradores con animales, hoy en día no hay
labradores”. ¿Qué mueve a la gente a asistir a tales depravaciones? “No sé lo que
esperan, ¿el peligro?”. La también filósofa Puelo en su capítulo “Una mirada
ecofeminista a la tauromaquia” recoge las confesiones de la matadora Cristina Sánchez
en mil novecientos noventa y nueve: “Me gusta que el hombre me proteja, me defienda,
me mime, me coja el abrigo, me retire la silla y me ayude a sentarme (…) yo no soy
feminista ni progresista, soy una mujer muy normal”. ¡Ahí queda eso!
“Fiesta vergonzosa e innoble, sello de la barbarie nacional”, se leía ya en mil
novecientos trece en El Socialista cuyo primer director, a finales del siglo diecinueve,
fue el tipógrafo ferrolano fundador del PSOE Pablo Iglesias. ¿Qué ha pasado para que
durante sus turnos de gestión gubernamental dicho partido haya mantenido el grifo
abierto amparando al negocio de la tauromaquia? ¿Dónde quedó esa ética renombrada
por Unamuno quien afirmaba sobre la prensa socialista que ha sido “la más hostil a la
corridas de toros”? José Martínez Ruíz (Azorín) escritor alicantino de la Generación
del 98 fue notable antitaurino, el valenciano Vicente Blasco Ibañez “a lo largo de su
obra, este universal escritor y político republicano, plasmó unas opiniones netamente
antitaurinas, señalando que las corridas suponían un baño de sangre y una muestra de
bestialidad, así como una regresión atávica”. Otros destacados antitaurinos citados en
esta obra y en la de Juan Ignacio Codina, colaborador con Pacma y AnimaNaturalis,
titulada “Pan y toros. Breve historia del pensamiento antitaurino español” son: Antonio
Guerola y Peyrilón político yalenciano y jurista, José Beltrán y Pérez literato autor de
“Demostración que la fiesta de los toros es contraria a la religión, a la política y a la
moral”, Tomás de Villanueva arzobispo de Valencia, Simón López otro arzobispo de
Valencia y diputado en las Cortes de Cádiz, Luis Arasquistáin diputado en la Segunda
República, Manuel Vigil Montoto, asturiano, miembro de la Comisión Ejecutiva del
PSOE, Antonio Romero Ortiz, jurista gallego, precursor del socialismo en España y por
supuesto al contemporáneo escritor valenciano Manuel Vicent. Asevera el psiquiatra
español Luis Rojas Marcos en “Las semillas de la violencia” que “Hombres y mujeres,
en contraste con los demás mamíferos, son los únicos primates que pueden sentir placer
haciendo daño o aniquilando a sus compañeros de vida sin motivo ni razón (…) por la
pasión de vivenciar el dominio total sobre los demás (…) incluso nos regodeamos y
sentimos satisfacción al hacerlo”.