La evolución del papel y la volatilidad de su reputación

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Desde hace 1900 años de antiguedad, el papel ha desempeñado un papel fundamental en la transmisión de conocimientos, mensajes y secretos. Su importancia en la historia es innegable.

Sin embargo, a finales del siglo XX, su dominio como medio de comunicación se vio cuestionado. Por un lado, la llegada del correo electrónico, las plataformas digitales y, gradualmente, las redes sociales compartieron su función, que hasta entonces había sido exclusivamente suya. Por otro lado, el creciente interés de la sociedad por la preservación del medio ambiente llevó al papel a replantear su relación con los recursos naturales que consumía.

El camino de papel parecía sencillo y su popularidad no parecía tambalearse, hasta que aparecieron nuevas formas de comunicación, sin el tacto ni el olor de un periódico, pero con el mismo efecto y carácter informativo y de ocio. La radio, televisión y toda comunicación surgida de avances tecnológicos y digitales supuso en la mente de muchos un riesgo para el papel como formato de comunicación, pero se equivocaron.

Sí que es cierto que la hegemonía del papel no es tan notoria a día de hoy, porque los periódicos ya se pueden leer a través de internet, los libros a través de un e-book, y porque uno puede informarse sin necesitar el papel en sus manos, pero a pesar de todos estos avances, el papel resiste a sus competidores en la era digital, aunque los precios para acceder a dicha información son muy similares tanto en la compra material de prensa, como en el precio de tu factura de la luz a la hora de usar la electricidad para ver noticias en formato digital.

La actualidad del sector del papel desde 2020

En el sector, se reconoce que la producción de papel y cartón a menudo se rezaga en comparación con el crecimiento del PIB mundial en comparación con otros sectores como en el de las comercializadoras de luz. A pesar de que el sector resistió la caída experimentada en 2020, en gran parte gracias al aumento de la demanda del comercio electrónico, su recuperación ha sido más lenta en comparación con la tasa de crecimiento global. En España, la industria papelera está trabajando en una transformación significativa. Según Manuel Domínguez, director de Aspapel, las empresas del sector destinan una parte considerable de su facturación a la investigación y desarrollo, llegando hasta un 7%.

Según fuentes de Ence, empresa clave en el sector, el precio de la celulosa ha comenzado a recuperarse después de una corrección experimentada en la primera mitad de 2023. No obstante, la falta de materia prima, como explotaciones forestales sostenibles, está limitando el desarrollo de nuevos proyectos en el sector.

Dentro de las preocupaciones medioambientales relacionadas con la creación y distribución del papel, no sólo los bosques y su madera como materia prima son los principales afectados, también lo es el agua, y es que según organizaciones como Greenpeace, la producción de 1.000 kilos de papel blanco requiere el uso de 100,000 litros de agua, un recurso que está cada vez más en peligro de escasez. 

El sector del papel en España

En Estados Unidos, la venta de e-books representan alrededor del 25% de las ventas en el sector editorial. En España, según los datos de la Federación de Gremios de Editores, el libro digital constituye aproximadamente el 5,1% de la facturación total del sector editorial.

Rodrigo Álvarez, el director de Energía e Innovación en Aspapel afirma: «El ajuste del mecanismo ibérico o la retribución para la cogeneración han sido fundamentales para que nuestra industria haya podido mantener su actividad productiva«,

Y es que las empresas papeleras españolas, al igual que en todo el mundo, han reducido su huella de consumo de cara al medio ambiente en forma de consumo energético, como lo han hecho tanto distribuidoras como productoras en dicho sector. En 20 años, según Euler Hermes (Allianz Trade), han elevado el uso de biomasa renovable del 40% al 55% en comparación con el consumo de combustibles fósiles.

Fuente

La industria del papel en todo el mundo ha tenido que adaptarse a los cambios en el mercado y a la competencia de otros materiales, como el plástico y el cartón. Para ello, ha invertido en tecnología y en la mejora de sus procesos productivos para ofrecer productos de mayor calidad y a precios competitivos, en una era en la que la tecnología llega con suma rapidez y los cambios cambian costumbres a una velocidad vertiginosa
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