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“No éramos pájaros, éramos personas, el termino Desbandá es peyorativo” apunta Rafael Morales presidente de la Asociación Sociocultural La Desbandá.

“¡Corre, corre, corre que lo que nos espera es la muerte!”.

Málaga “se había dejado indefensa totalmente” sin siquiera cobertura informativa internacional que relatase los suplicios de un pueblo indefenso que huía despavorido.

“Ni un fusil ni un cartucho para Málaga” dictaminó el socialista Largo Caballero, el “Lenin español”, a la sazón presidente del Consejo de Ministros de la Segunda República quien solía tratar el tema armamentístico con colaboradores obreros, según afirma el senador vitalicio socialista italiano Pietro Nenni.

La capital andaluza fue abandonada a su suerte por el gobierno republicano habiendo sido señalada como objetivo de un ejército fascista con diecinueve mil individuos más diez mil regulares del Tercio de Marruecos (en su inicio denominado Tercio de Extranjeros, posteriormente Tercio y por último La Legión) más los diez mil italianos de Mussolini. Aunque “el Gobierno de Largo Caballero puso toda su energía en la creación de un verdadero Ejército popular, haciendo obligatorio el servicio militar (…)

La ofensiva contra Málaga fue coronada por el éxito a causa de la total desorganización del frente del Sur”, apunta Nenni. Pueblo tras pueblo, el pavor corrió como la pólvora, las fuerzas franquistas ejecutaban fusilamientos masivos, se rapaba al cero y violaba a las mujeres. ¿Qué cerebro asesino induce a las guerras, las genera, las mercantiliza? ¿Cómo pueden algunos seres humanos desde su atalaya contemplar y disfrutar induciendo a la vileza a congéneres?

“Terror produce ese ejército de moros violando mujeres y niñas” era el tremebundo corre ve y dile entre la ciudadanía apuntado por el charlista Morales. Gracias a “milicianos de la CNT pudieron retener al ejército italiano” logrando huir “todos los que pudieron salir de Málaga” durante un lapso de tiempo.

“Cuando lleguen nuestros hombres a Málaga, las mujeres, las rojas, sabrán lo que es un hombre y no esos maricones” refiere el conferenciante sobre el mensaje difundido radiofónicamente por Queipo de Llano cuya hija curiosamente matrimonió con el primogénito del presidente de la Segunda República. Cambalaches y horror quedan en familia y todo el mundo tan campante.

Curiosamente dicho gobernante y escritor Azaña, fue quien el cinco de agosto de mil novecientos treinta y seis, en Madrid, declararía. “No hace más de un mes que todos estos generales, que nos han traicionado vilmente, estaban aquí para confirmarnos su fidelidad a la República” según recoge el antedicho Nenni en su libro “España” detallando a su vez que sólo ¡doscientos! jefes militares de los diez mil fueron fieles a su juramento en julio de mil novecientos treinta y seis.

¿Tendría algo que ver que de veintiún mil jefes y oficiales que estaban en activo en mil novecientos treinta y uno, de entre ellos ochocientos sesenta y seis generales, ¡sólo ocho mil! no fueron jubilados por la República! aunque tras su cese mantuviesen prebendas? No es tan fácil cribar drásticamente ciertos estamentos de poder más aún cuando son de “carrera” o casta. En todo guiñol macabro se enlazan muchísimos hilos y cada uno puede desatar una reacción en cadena más aún si en la retaguardia, entre bambalinas, existen dineros e intereses tensándolos como puntualmente fueron: Francia, Inglaterra, monarquía, la banca, negocios, iglesia…

“Dos semanas más tarde”, acontece el bombardeo de Guernica y el mundo entero se estremece.

¿Por qué el malagueño Picasso no realizó otra obra maestra que situase en la historia la matanza llevada a cabo en su tierra natal?

“Tres barcos estuvieron constantemente bombardeando la carretera desde el mar”, tres cruceros: el Baleares,

Canarias y almirante Cervera así llamado en honor a un militar que comunicaría durante la guerra hispano estadounidense en Santiago de Cuba: “Hemos perdido todo” en lo que sería su “último telegrama (…) a un gobierno fantasma, incapaz de salir de su asombro y entender la realidad” escribe el ceutí Ángel Rodríguez-Valdés.

Los tres navíos “bombardeaban no la carretera sino los acantilados para producir más muertes”.

Aquella ratonera fue la sepultura para familias enteras, mujeres, infancia y personas mayores mayormente que sólo querían vivir en paz como todo pueblo masacrado impunemente. “Cada uno con lo puesto huye, huye, corre y corre” relata el también integrante de Granada Laica quien cuestiona el “por qué no se conoce hasta hace poco” esta abominación. “¿Dónde se llevan los cuerpos?”. “Los fascistas se callaron”.

Llegaron a oídos de la cúspide golpista noticias transnacionales lo que hizo saltar fusibles y “Franco llama a Queipo de Llano -que se odiaban-: ¿Qué ha pasado en la carretera entre Málaga y Almería que están llamado medios informativos internacionales?”, le inquirió el dictador, poniendo en un brete al desalmado verdugo, tildado el “virrey de Andalucía”, teniente general de caballería y vallisoletano de nacimiento.

Muchos niños y niñas se perdieron entre la multitud. El hambre y la sed arreciaron despiadadamente. Con pies y piernas sangrantes, llagadas, las familias caminaban durante la noche cuando bajaba la frecuencia de un bombardeo que se guiaba por la luz del faro. “El farero (Anselmo Vilar) coge y apaga el faro durante tres días, salvó vidas, después cogen al farero y lo fusilan”. Con la crecida sorpresiva del río Guadalfeo “más de cuatrocientas personas” se ahogaron al lanzarse al agua para escapar, también se bombardeó un autobús repleto de niños y niñas “que huían hacia la libertad”.

Las cunetas estaban sembradas de cadáveres “con los ojos abiertos al sol” como escribe el médico canadiense Norman Bethune desplazado desde Valencia, sede del Gobierno de la República, a la “carretera de la muerte” para ayudar a personas que despavoridas y famélicas huían tropezando con los cuerpos yacentes. El Socorro Rojo atendería a miles de personas en Almería Posteriormente Valencia, Alicante, Barcelona y Francia fueron destinos para sobrevivientes, la mayoría “acabando en los campos de concentración alemanes”.

¿A qué esperan esos atrapa “sillones” para ponerse al día en datos historiográficos, en verdades ocultadas dejándose de mutismos, bulos y vetos?

Uno de los mayores e infames éxodos forzados por la repugnante guerra, ¡cualquier guerra!, tuvo como marco doscientos diecinueve kilómetros de carretera entre Málaga y Almería en febrero de mil novecientos treinta y siete.

¿Por qué sobre esta masacre la información “no se ha dado jamás en las escuelas”? ¿Por qué “no se habla en las casas”? “Mi madre nos ha dicho que esto no se dice, esto no se habla, pero yo lo escribí”. Raquel Ortiz de Valencia Laica como moderadora del acto apostillaría la relevancia de “esa lucha contra el silencio, contra el olvido” a lo que Morales recalcaría que: “Aquí hubo un pacto, los Pactos de la Moncloa, allí se pactó los silencios y el olvido”

Decenas de miles de personas aterrorizadas abandonaron la denominada flor de la Costa del Sol, “el noventa y cinco por ciento eran civiles y el cinco por ciento milicianos” huyendo “ante la invasión del ejército golpista” que por aquellos pagos contaba con el ya citado abominable criminal, fanático locutor de mensajes radiofónicos machistas y sangrientos con los que acrecentaba el pánico en la población.

“La Desbandá tiene nombre de mujer”. “¡Que están tirando bombas, que ya viene los moros por ahí, siguen matando a los niños” se transmitía de boca a oreja como declaran supervivientes de esta ignominia. “Se barajan cifras entre cinco mil y quince mil que fueron masacrados, genocidio que no se ha conocido hasta hace muy poco. Aún después de ochenta y siete años no tenemos la verdad.

¿Cuántas víctimas? casi el único relato que conocemos es el de los vencedores”. ¿Hasta cuándo la cobardía e intereses gubernamentales seguirán escondiendo o tergiversando la verdad?

“Es necesario crear una atmósfera de terror, la acción ha de ser en extremo violenta” mensajeaban capitostes militares fascistas curtidos en segar vidas y producir dolor de maneras inimaginables. Crueldades condecoradas y pensiones dinerarias como lauros para matones y atormentadores continúan vigentes en España. “Después de 1936 ya no me han asombrado ni los nobles discursos de conocidos asesinos, ni la lágrimas de cocodrilo, ni la cobardía humana” escribe el autor ucraniano Iliá Ehrenburg en “Gentes, años, vida”.

“Hace siete años empezamos a trabajar como asociación memorialista, los medios de comunicación nos están dando bastante cobertura, la próxima marcha será la octava y será en enero con supervivientes de ochenta años, noventa años, los que queden, son historia viva, cuentan su experiencia, son fundamentales, espeluznantes todas las historias”.

Actualmente existen más de veintisiete puntos de memoria en el recorrido de “La Desbandá” por la carretera entre Málaga y Almería. “Faltan aún muchos datos”, ¿quiénes son los responsables? ¿para cuándo el reconocimiento a las víctimas, el reconocimiento por parte de Alemania e Italia? ¿dónde las losas, en qué pueblo?”.

“Todavía, a día de hoy, es imposible juzgar los delitos del franquismo” comenta Ángel González presidente de CAMDE PV (Coordinadora d´Associacions per la Memòria Democràtica del País Valencià) “yo fui el primer preso político”. ¿Por qué “no toca hablar de aquello”? El revolucionario, escritor y jacobino francés Louis de Saint-Just, apodado “el arcángel del terror”, sentenciaría “El que hace la revolución a medias, cava su propia fosa”.

Texto: Ángeles Sanmiguel

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