El modelo de producción y consumo actual han llevado al planeta al borde del colapso.
Usar y tirar nunca ha sido tan fácil como lo es ahora. Con unos medios de producción que abaratan costes de cualquier manera, ya sea produciendo en países con escasa o nula regulación laboral y medioambiental, o usando materiales de peor calidad, se nos ha vendido la idea de que, una vez algún bien ha dejado de funcionar correctamente, es
mejor comprar uno nuevo que intentar repararlo.
Es más, esa misma filosofía es lo que nos reafirma que vivimos en un estado del bienestar. ¿En que otro sistema se puede uno permitir cambiar de teléfono cuando uno quiera? ¿Qué mayor demostración de prosperidad que comprar ropa aún cuando no la necesitamos?
Las empresas productoras utilizan principalmente dos estrategias para que no podamos salir del circulo comprar-tirar-comprar: La conocida “obsolescencia programada”, que se resume en producir los bienes de forma que tengan una duración predeterminada forzando al consumidor a que lo renueve una vez ha concluido el término prefijado.
Se pueden utilizar materiales de ínfima calidad en una o todas las partes de un producto para provocar un fallo aún cuando el uso sea correcto. Y se puede dificultar la reparación, ya sea no fabricando repuestos, diseñando los bienes de forma que no se puedan abrir sin romper, con tornillos no estandarizados, o sin proveer información sobre los esquemas eléctricos, por ejemplo.
Y la más sutil “obsolescencia dinámica”, sacando modelos nuevos cada poco tiempo, con una mínima característica diferente, técnica o estética y provocar la necesidad de poseerlo en el «consumidor adulto» mediante agresivas campañas de publicidad, en las que se asocia la posesión de ciertos bienes al estatus social.
Visto lo anterior, sí, es mucho más fácil tirar y comprar uno nuevo, que intentar repararlo.
Eso sería sostenible si los recursos del planeta fueran infinitos o recicláramos el 100% de los residuos y la demanda fuera constante. Pero no se da ni lo uno, ni lo otro. Según los informes de la ONU (1) en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas (Mt) de desechos eléctricos y electrónicos. De estas, solo se documentaron como recicladas correctamente el 17,4 %. Esto nos deja 44,3 millones de toneladas de residuos de los cuales no conocemos su destino, muchos de los cuales acaban procesados en países del tercer mundo, de maneras insalubres.
Es evidente, pues, que el modelo basado en el reciclaje tampoco funciona.
La única manera de revertir esta situación es, por un lado, educar al consumidor en la idea de que sus hábitos deben conllevar una responsabilidad, pues tienen efecto directo sobre el medio ambiente. Y, por otro, alargar la vida de los productos por nuestros propios medios.
Ante este panorama, la única salida hacia adelante que podemos tomar es la de desafiar a las grandes corporaciones….. y reparar.
Esto no solo implica beneficios medioambientales:
El proceso de reparar conlleva el desarrollo de habilidades y conocimientos técnicos, que nos pueden ayudar a mejorar nuestra autonomía dentro del mundo que nos rodea, más basado en la tecnología que en la naturaleza. Por ejemplo, tendremos más criterio a la hora de decidir que dispositivos comprar y cuales no, o decidir cuando es realmente necesario cambiarlo.
Y, por supuesto, cuando hemos pagado por un artículo y pasa a pertenecernos, queremos poder decidir sobre él, y poder conocerlo, repararlo o modificarlo a nuestro antojo.
Con todo esto en mente, nace RestartersVLC.
Somos un colectivo que cree que reparar y alargar la vida de los bienes materiales por nuestros propios medios forma parte del camino para conseguir la autonomía como personas y la sostenibilidad como sociedad.
Nos reunimos en talleres itinerantes a los que llamamos Restart Parties, en los que acompañamos a la gente que lo solicita durante el proceso de reparación de sus propios dispositivos.
Las solicitudes las gestionamos a través de nuestra web: https://restartersvlc.wordpress.com/
Creemos que, en una sociedad de consumo, reparar es un acto revolucionario.
(1) https://ewastemonitor.info/gtf-2022/
