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Al cumplirse el 61 aniversario del Magnicidio de Dallas, la estrella de JFK mantiene su fulgor en la ingravidez del limbo de los mitos.

Kennedy, Israel y la bomba atómica A pesar de contar Kennedy con el apoyo explícito del lobby sionista para lograr su elección presidencial, (recibió 500.000 dólares para su campaña, y el 80% del voto judío) y tras intervenir ante el AIPAC para garantizar el tradicional apoyo incondicional de EE.UU a Israel así como autorizar la primera gran venta de armamento estadounidense a Israel en 1963, su mandato se caracterizó por un enfriamiento de sus relaciones con Ben Gourion. 

Así, Laurent Guyénot en su artículo «Kennedy, el lobby y la bomba», (Red Voltaire, 2-5-2013), afirma que desde el inicio de los años 1950, el Primer Ministro israelí Ben Gurión, había emprendido la fabricación secreta de bombas atómicas, desvirtuando así la finalidad primigenia del programa de cooperación pacífica» Atom for Peace», iniciado durante el mandato de Eisenhower.

Según Guyénot, el objetivo de Kennedy no era evitar que Israel dispusiera del arma nuclear sino que formaba parte de un proyecto mucho más ambicioso, que ya había anunciado el 25 septiembre de 1961 ante la Asamblea General de la ONU: «Hay que liquidar esas armas de guerra antes de que ellas nos liquiden», pues en los años 60 tan sólo EEUU, URSS, Francia y Gran Bretaña así como sus aliados de la OTAN y del Pacto de Varsovia disponían del arma nuclear, países que siguiendo los dictados de Estados Unidos y la URSS estaban ya decididos a implementar la doctrina del desarme nuclear, tesis que no era compartida por Ben Gurion quien en secreto trabajaba contrarreloj para conseguirla a pesar de la frontal oposición de Kennedy.

Además, Kennedy se había comprometido a favor del derecho al regreso de los 800.000 palestinos expulsados de sus casas y de sus poblados en 1948 (nakba) , por lo que la delegación de EEUU ante la ONU presentó el 20 de noviembre de 1963 una propuesta de implementación de la Resolución 194, aunque ya no tuvo tiempo de contrastar las reacciones del Gobierno israel pues fue asesinado 2 días después. Dicho Magnicidio proporcionó a Israel la luz verde del Presidente Johnson para culminar su proyecto nuclear aunque hubo que esperar hasta 1.986 para que quedara demostrado fehacientemente que Israel había conseguido en secreto la bomba atómica (1.967), gracias a la publicación por Sunday Times de varias fotos del complejo nuclear secreto de Dimona tomadas por el técnico israelí Mordejai Vanunu.Magnicidio de Dallas

A pesar de todo y fiel a su espíritu rebelde, prosigue con su cruzada de reconvertir la CIA en un aparato controlable por el poder político y poco antes de partir para Dallas, comentó a sus íntimos asesores:»

Tenemos que enfrentarnos a la CIA…», y el mismo día, un emisario secreto de Kennedy iniciaba con Fidel Castro las primeras negociaciones para llegar a una solución pragmática y asumible por ambas partes.

Ello suponía un claro órdago al exilio anticastrista y a la CIA, por lo que sus dirigentes procedieron a la gestación de una trama endógena que se encargó del Golpe de Mano contra la legalidad democrática del sistema político estadounidense que culminó con el Magnicidio de Dallas (Texas, 1963).Dicha trama sería una auténtica obra de ingeniería laberíntica que tendría como cerebros a la citada CIA y al Mossad israelí y como colaboradores necesarios al exilio anticastrista en Miami así como al FBI de Hoover y que tuvo como daño colateral el nacimiento de un sistema político tutelado por el «Poder en la sombra». Así, desde entonces, los sucesivos Presidentes electos de EEUU serían ya rehenes de Israel, según la confesión presuntamente realizada por el primer Ministro israelí Ariel Sharon al entonces Ministro del Exteriores Shimon Peres en octubre del 2001: «Nosotros, el pueblo judío, controlamos Estados Unidos y los estadounidenses los saben», logrando de paso que JKF alcanzara la ingravidez del mito.

Germán Gorraiz Lopez- Analista 

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