El proceso de cierre de las centrales nucleares en el país se ha iniciado con un punto de no retorno a partir de 2025. Los pronucleares han organizado una manifestación en Almaraz, Extremadura, mientras que el Gobierno y las asociaciones ecologistas defienden la decisión. ¿Cuáles son los argumentos de cada bando?
España comienza el proceso de desactivación de sus plantas nucleares con el cese programado de actividades en la central de Almaraz, ubicada en la provincia de Cáceres, cuyo desmantelamiento está previsto para 2027. Este hito marca un paso adelante en la eliminación gradual de la energía nuclear en el país, un plan que culminará en 2035 con el cierre definitivo del reactor de Trillo, situado en Guadalajara, que fue el último en ser construido y en iniciar operaciones en el territorio nacional.
Sin embargo, durante los primeros meses de 2025, las instalaciones de Trillo-Almaraz podrían alcanzar un punto crítico que haga irreversible esta decisión. ¿El motivo principal? La provisión de combustible y la reorganización del equipo humano. Según fuentes internas, «incluso si se optara por prolongar la vida útil de Almaraz, la falta de tiempo para gestionar adecuadamente el personal y garantizar el suministro de combustible obligaría a detener temporalmente la primera unidad más allá de noviembre de 2027».
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico asegura que este proceso responde a «un plan estratégico de cierre de plantas nucleares, diseñado para ser seguro, progresivo y socialmente equitativo, distribuyendo el fin de las operaciones entre 2027 y 2035, en línea con las medidas ya establecidas en la Estrategia de Transición Justa». Este enfoque refleja la visión del Gobierno español respecto a la transformación del modelo energético nacional para los próximos años, en el que se espera una evolución de las tarifas de luz hacia modelos más sostenibles.»
Situación actual de las centrales nucleares de España
En la actualidad, España cuenta con siete reactores nucleares activos. Estos son: Almaraz I, con una capacidad de 1.049 MW; Almaraz II, que produce 1.044 MW; Ascó I, con 1.032 MW; Ascó II, con 1.027 MW; Cofrentes, que genera 1.092 MW; Trillo, con 1.066 MW; y Vandellós II, que alcanza 1.087 MW. Cabe recordar que Vandellós I dejó de operar tras el grave incidente registrado en 1989. El fin de estas plantas podría repercutir en la factura de la luz de los ciudadanos, debido a un cambio en el mix energético.
No obstante, la mayoría de estas instalaciones se acercan al final de su periodo de funcionamiento estimado, a pesar de que los operadores han planteado la posibilidad de prolongar su vida útil hasta los 60 años, siempre sujeto a evaluaciones técnicas. Por ejemplo, la planta de Almaraz está cerca de alcanzar 44 años en operación, mientras que Cofrentes ya ha superado las cuatro décadas de actividad ininterrumpida.
Las razones del fin de la energía nuclear en España
La energía nuclear presenta riesgos intrínsecos según explica Carlos Bravo, ex director de nucleares de Greenpeace España, como lo demuestran accidentes graves como Chernóbil o Fukushima, y persisten problemas de seguridad en las centrales actuales. “En España, el envejecimiento de sus instalaciones, muchas con más de 30 años, incrementa el riesgo de fallos, como en Garoña, con grietas significativas en su reactor. Además, las plantas nucleares son objetivos potenciales para actos terroristas, lo que aumenta los desafíos de seguridad”.
La gestión de residuos nucleares sigue siendo un problema sin solución definitiva, con materiales radiactivos que permanecen peligrosos durante miles de años. Actualmente, los desechos se almacenan de forma provisional en piscinas o contenedores superficiales. Este desafío acarrea altos costos: en España se proyectan más de 13.900 millones de euros hasta 2070, financiados por los ciudadanos y un posible incremento en el precio de la luz. Es un problema ambiental y económico de largo plazo.
La energía nuclear también tiene un impacto económico y ambiental significativo. Es una de las fuentes de energía más costosas, con retrasos y sobrecostos habituales en proyectos como Olkiluoto 3, en Finlandia. Además, su incapacidad para adaptarse a la demanda energética la convierte en un obstáculo para el desarrollo de energías renovables, que son más flexibles y sostenibles. España, comprometida con liderar la transición renovable, necesita reemplazar progresivamente la nuclear, afirman desde la organización ecologista.
Por otro lado, España depende de la importación de uranio, ya que no posee las cantidades necesarias ni instalaciones de enriquecimiento. Esto implica un impacto ambiental adicional, debido al transporte y procesamiento en otros países. La falta de autonomía en estos aspectos incrementa los riesgos y las emisiones asociadas con la energía nuclear.
La oposición pronuclear quiere dar batalla
Unas 7.000 personas se manifestaron en Almaraz, Extremadura, contra el cierre de la central nuclear, previsto para 2027 y 2028. Convocados por ayuntamientos locales y la plataforma «Sí a Almaraz, Sí al futuro», los asistentes destacaron que la central emplea a 3.000 personas, genera el 7% de la energía nacional y aporta 97 millones de euros al entorno. Alcaldes, docentes y trabajadores defendieron su impacto económico y social.
La marcha reunió a representantes políticos de distintos partidos. María Guardiola (PP) destacó la unidad de Extremadura para frenar el cierre, mientras Miguel Ángel Gallardo (PSOE) pidió mantener la planta hasta que haya alternativas de empleo. Además, pidió a la Junta que acelere la licitación de las obras para la futura gigafactoría de baterías de litio y exhortó a las propietarias de la central a solicitar la prórroga sin vincularlo a una reducción de impuestos.
Foro Nuclear afirmó que el parque nuclear español opera con altos estándares técnicos y de seguridad, subrayando la necesidad de dialogar con el MITECO para analizar la situación. Advirtió que el cierre nuclear afectaría la estabilidad energética, aumentaría costos y emisiones de CO2, y criticó la presión fiscal, que ha crecido un 70% en cinco años, dificultando la competitividad. Además, destacó que muchos países están ampliando sus plantas nucleares, salvo casos como Alemania.
Tras la manifestación en Almaraz, el Gobierno aclaró que modificar el calendario de cierre nuclear es una decisión empresarial, no gubernamental, y que ninguna empresa titular ha solicitado dicho cambio ni lo contempla en sus planes de negocio. Además, señalaron que las demandas de ruptura del Protocolo de cierre provienen de otros actores del sector nuclear y criticaron al PP por usar el tema como estrategia para confrontar al Gobierno.
¿Qué se ha decidido en otros países?
Varios países han decidido abandonar o reducir su dependencia de la energía nuclear. A continuación, se destacan algunos casos:
- Alemania: El 15 de abril de 2023, Alemania cerró sus últimas tres plantas nucleares, completando así su plan de abandono de la energía nuclear.
- Bélgica: Inicialmente, Bélgica tenía previsto cerrar sus plantas nucleares para 2025; sin embargo, en marzo de 2022, decidió posponer este plan hasta 2035.
- Italia: Tras un referéndum en 2011, Italia decidió mantener su estatus de país no nuclear, prohibiendo la producción de energía nuclear.
- Suiza: En 2017, Suiza votó a favor de un plan para eliminar gradualmente la energía nuclear, sin construir nuevas plantas y cerrando las existentes al final de su vida útil.
Por el contrario, países como Japón, Francia, China e India están apostando por aumentar su capacidad de generación eléctrica mediante energía nuclear, con planes que proyectan una expansión significativa hacia 2025 y en los años posteriores.
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Fuente: papernest.es