Texto: Ángeles Sanmiguel
Infonomia: –“gestión inteligente de la información”-. Como dice el licenciado en Física Alfons Cornella: es “aprender a utilizar la información como recurso estratégico y convertirlo en una ventaja. De ahí surgió el término Infonomia”.
Infoxicación: –“sobrecarga de información”-, palabra acuñada por el citado experto Cornella. ¿Diríase de la infoxicación que es el soma, -“narcótico divino, un dios por sí mismo”-, del siglo veintiuno de adictiva práctica y amplio espectro? El Consejo General de la Psicología de España hace poco más de un año publicaba los siguientes datos: “el 93,1% de los y las menores de 10 a 15 años usa ordenador, el 94,7% navega por Internet y el 70,6% utiliza el teléfono móvil”, de lo que se deduce que es facilísimo la infoxicación desde la infancia temprana donde se incluyen en la rutina las pantallas tecnológicas. A Frederick Skinner, psicólogo estadounidense, se le considera “el inventor de la enseñanza programada, la máquina precursora de los primeros programas de ordenador”, por su parte, el profesor Humberto Trujillo, catedrático de Psicología, en el año dos mil siete, aseguraba que “en realidad, no estamos formando a nuestro jóvenes. Les estamos ofreciendo información masiva, estamos intentando que gestionen esa información de un modo más o menos adecuado, pero no estamos haciendo nada para instaurar los pilares fundamentales en cuanto a las emociones y el comportamiento”.
¿Cómo retomar el conexo con la realidadcuando se han colado insospechados elementos e insistencias informativas que roen cerebros? ¿Normalizar la infoxicación sin advertir de sus efectos secundarios? Cornella comenta que es necesaria la “rebeldía”, y el abogado Javier Cremades destaca con optimismo el “micropoder de los ciudadanos en la era digital”, ¿realmente existe tal atribución?
La ciencia, ¿es de derechas o es de izquierdas?
Cárteles surgen en los nuevos espacios de ciberdelincuencia ciberextorsionando. La criptominería maliciosa de criptomonedas –criptojacking– se multiplia. Se instalan granjas de bots -cuentas automáticas que inflan datos-, y proliferan los trolls -cuentas reales capaces de dañar reputaciones-. El ciberespionaje o phishing–robo de datos como en el mundial de fútbol de Rusia es una plaga. ¿Nuevas armas para conseguir dinero y poder?¿Ingeniería social –manipulación- en el siglo veintiuno? María Jesús Álava, psicóloga clínica, dictamina que “es necesario aprender el principio de realidad: debemos aprender lo que podemos esperar y lo que podemos conseguir. Esto es fundamental: aprender a ser realista”. Pero, ¿cómo puede ser realista una tumultuaria feligresía enganchada a la psicodelia de la infoxicación?
El barcelonés AlfonsCornella, fundador de Infonomia e Institute of Next, autor de más de treinta y cinco libros y director de más de un centenar de proyectos de innovación sentencia que: “Hay que innovar cuando las cosas van bien para que no empiecen a ir mal”. ¿Ha existido innovación política en España en algún momento de su historia reciente? “Innovación política, algo que en los últimos años han demostrado que es urgente llevar a cabo si queremos salvar una sociedad que pueda progresar en la paz”. Actualmente la Unión Europea se encuentra en plena vorágine innovadora de estrategias colectivas tras entrar en shock por la inestabilidad relacional de ciertas amistades peligrosas –no exentas de envidia patológica-. ¿Serán suficientes actitud y aptitud para esta tarea de rediseño ante el tribalismo –neonacionalismo-, y los egos de carcamales carcas y lumbreritas chaqueteros? ¿Lograrán la biotecnología humana, antropología social y estudio de las diversidades que la esencia de una especie, -la humana-, suicida y antropófaga, sobreviva? “Lo tenemos francamente mal si nos domina el partidismo de corto plazo en lugar de un modelo occidental de economía de mercado basado en el progreso de las personas y las ideas a largo plazo”, asevera Cornella.
¿Cuándo, quién, por qué, hacían dónde, cómo innovar? Uno de los trabajos de Cornella se titula: “Como innovar… sin ser Google” en cuya introducción se enuncia: “La innovación en el mundo 4.0 (cuarta revolución industrial)”. En el siglo veintiuno con herramientas digitales, inteligencia artificial y análisis de datos, ¿qué más aparecerá súbitamente desde los centros de investigación dentro de poco? ¿la ciencia a chupitos como la desclasificación de documentos oficiales que según cada país e intereses tienen su plazo? ¿Será África el emblema de la “innovación frugal” (calidad, menor costo, innovación rápida) -la “solución barata”-, que actualmente mueve ¡cinco billones de dólares!? Instrumentos musicales reciclados, casa circulares construidas con botellas de plástico en el Sáhara, bombillas formadas por botellas de plástico, agua y lejía y generación de agua potable a partir de la humedad del aire son algunas de las innovaciones frugales explotadas en la actualidad.
¿Infoxicación de anglicismos para estar en la onda? Blockchain (registro de datos inalterable), big data (datos almacenados), machine learning (aprender tareas de manera automática), pitch(presentación promocional), bussinesincubator(incubadora de negocio),lean(optimizar procesos de gestión), startup(empresa emergente de modelo escalable).
Cornella, al volver de Estados Unidos, vislumbró que su misión consistía en “hacer entender que la información era algo muy importante para las organizaciones. No me equivoqué”. Hay que “tener un pie en el futuro”. Se precisa curiosidad, “nadie tiene garantizado que si sigue haciendo lo que hace tendrá éxito en el futuro…lo que funciona hoy no tiene por qué funcionar mañana”.
¿Se puede denominar innovación el dar el visto bueno por parte de la Consellería de Medioambiente de la Xunta de Galicia a la macrocelulosa portuguesa Altri que, junto la empresa gallega Greenalia, contra la voluntad popular, quiere montar el truculento negociazo denominado proyecto Gama de trescientas sesentas hectáreas consumiendo ¡cuarenta y seis millones de litros de agua diariamente! -del río Ulla-, envenenando con aguas residuales tóxicas y provocando emisiones de efecto invernadero? Resumiendo: Doscientos cincuenta millones de euros de dinero público ¡a la saca! ¿Esa es la innovación de ciertos “sillones” feudalistas apalancados en el toma y daca oligarca, las expropiaciones forzosas y los tráficos de ingeniería financiera?
Tony Blair, político británico de origen escocés, afirmaría públicamente que: “para los medios actuales, el miedo a perder impacto significa quedarse sin alimento, fallar en la operación diaria de caza: en esa situación los media operan como bestias salvajes capaces de destruir cualquier persona y reputación antes de quedar fuera de un titular o una apertura de informativos”, según recoge Jesús Timoteo Álvarez excatedrático de Comunicación y Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. ¡La infoxicación vicia la libertad de criterio! La “sobrecarga de información difícil de procesar” causa el “síndrome de la infoxicación, que está caracterizado por la ansiedad y la angustia”. Como ejemplo de usuario transoceánico de la táctica citar a Trump, abusador de la infoxicación la cual utilizará hasta el agotamiento del público, algo terrible para cualquier narcisista egocéntrico que se siente todopoderoso y precisa potenciar en su audiencia planetaria la serotonina (neurotransmisor esencial para mantener jerarquías en mamíferos y otros animales). ¿Líderes psicópatas con escasa producción de serotonina? Peter Kramer, profesor de Psiquiatría Clínica, al respecto apuntaba que por mucho terror que ciertos individuos causen es “muy improbable que desarrollen una depresión”.
Sueña AlfonsCornella y así lo declara en la entrevista para TheNew Barcelona Post, realizada por el economista Víctor Costa, que: “La historia empezará cuando ya no haya conflictos, cada persona se pueda desarrollar y podamos mejorar de forma colectiva”.