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CÓMO ME HICE VEGANO YO, Y LAS/OS VEGANAS/OS QUE CONOZCO

En primer lugar explico que pensé con detenimiento cómo titular este artículo para atrapar más gente en las búsquedas de internet; me puse a pensar cómo elaboraría la frase alguien que busca información de cómo hacerse vegano, en un buscador. Comienzo:

He escrito mucho sobre la conversión de alguien que ha comido animales desde niño (sobre mi experiencia, que es extrapolable a todas/os aquellas/os que se han hecho veganas/os) hasta una cierta edad en que descubre que los animales que come eran vidas y no es justo arrebatárselas, porque existe algo llamado veganismo, que además de ser más sano que el comer animales, representa esa justicia que ha descubierto y que sus padres y toda la sociedad le habían ocultado, habían mentido sobre ella, incluso los médicos, quienes se consideran los custodios de la salud, no cesan de decir que comer animales es sano con la consabida frase de “hay que comer de todo”.

Y dicha conversión no es tal, no conlleva un proceso, como si dijéramos: tan sólo uno si se ha dado cuenta de que ya no quiere seguir siendo cómplice de la explotación animal, debe cambiar hábitos, y cambiar esos hábitos es tarea harto sencilla. Resumiré por qué.

Cuando yo me hice vegano, es decir, cuando dejé de comer animales y derivados de ellos, leche, queso, huevos, incluso miel -en definitiva todo lo que participe del uso y abuso y crimen de otras vidas-, corrían los años noventa y no era muy fácil encontrar información sobre los animales explotados en las naves ganaderas donde hacinados son martirizados de las mil formas esperando la hora en que un camión los conduzca al matadero donde serán asesinados de las formas más cruentas y dolorosas posibles. Tan sólo había algunas revistas de asociaciones vegetarianas, bienestaristas, esto es: que hacen más mal que bien a la lucha por los animales porque exigen cosas como “un mejor trato a los animales en sus cautiverios”, “mayor espacio en los cautiverios, para algo parecido a un solaz de los reos”, y piden también estas asociaciones tramposas “muertes indoloras, o con el mínimo dolor” para los desdichados animales destinados a la alimentación. Estas publicaciones, en su tibieza, también trataban aspectos de la tortura animal entre humanos, como el de la vivisección, para la que pedían “únicamente experimentos estrictamente necesarios y que representen el menor sufrimiento para los animales usados”.

Con esto, uno se podía hacer una idea muy confusa, podía ver en esas revistas imágenes reales y concretas (espantosas) del mal estado y sufrimiento que padecen los animales usados por los humanos para sus intereses más dispares, pero los textos de las revistas, de una forma u otra, justificaban estos martirios, convirtiéndose esas asociaciones que tales publicaciones repartían por la península, en cómplices del martirio animal.

Mi “despertar”, por llamarlo de alguna manera, se produjo al ver el documental “Earthlings”, que recomiendo a todo el mundo, puede verse en youtube. En él se describen con imágenes explícitas y reales todas las múltiples torturas que padecen, sin merecerlo en absoluto, las pobres víctimas a millones a manos del humano desollándolas para obtener de sus pieles trajes y calzado para los humanos, troceándolos para comerlos (cocinándolos, no crudos, claro, aunque el humano diga que es carnívoro como los predadores naturales, cuando si lo fuese de verdad comería la carne cruda, como estos, y los cazaría con sus manos, que no son garras, y los desgarraría con sus dientes, que no son colmillos, ejem, ejem); en fin, Earthlings ha supuesto para la mayoría de los veganos y veganas de mi época (yo nací en el 1970 y me hice vegano con veintipocos años, y ahora tengo 55), una revolución mental: supimos al ver las imágenes de la realidad animal qué debíamos hacer.

Dejar de participar en la pantagruélica industria del holocausto animal es fácil.

Sentado el preámbulo, os cuento cómo lo hice yo.

De un día para el otro. Sin más.

Esto es: es falso que se tenga que tornar uno vegano en un tránsito de semanas, meses, incluso años. Y es falso porque la alimentación vegana es tan sana y proteínica que para nada el cuerpo se va a resentir en absoluto, más al contrario, lo va a agradecer y lo notarás: quienes padecían dolores de cabeza continuos, o de estómago, o cualquier otro padecimiento continuado, es más que probable que este desaparezca o como poco mengüe. En mi caso, yo padecía dolores de cabeza habituales, casi cada día, o cada dos días, con lo que tenía que tomarme una pastilla para eliminar el dolor de cabeza. Hoy eso no me pasa. Y podría contar muchas otras cosas que ocurren al cuerpo por el hecho de comer animales desde el nacer (como obligan los padres a sus hijos), que se limpia desde el primer día que se deja de ejecutar tan diabólica conducta.

COMIENDO ANIMALES TE MEDICAS CON LOS FÁRMACOS QUE LES INYECTARON E HICIERON INGERIR FORZOSAMENTE

Respecto a lo dicho anteriormente de que cuando uno deja de comer animales, nota cómo su cuerpo se limpia, y se limpia su mente, quizá esto se podría explicar, imagino, pensando que cuando uno es un caníbal de animales y come su carne, come su miedo, el miedo es físico y se traduce en hormonas como la adrenalina, etc., también deberías saber que comiendo trozos de animales que han sido medicados (todos y cada uno de ellos y según la misma industria con cientos de fármacos) para que se mantengan de pie hasta que alcancen el tamaño y gordura deseados para ir al matadero, les inyectan y distribuyen en sus comidas diarias infinidad de antibióticos para las múltiples infecciones que padecen, sedantes para su miedo e imagina cuántos químicos más, muchos de ellos para que “engorden más rápido” (sí, lo he puesto entre comillas porque suena a marciano, verdad? Pues es del todo cierto, la industria del engorde de animales progresa con formas antinaturales, químicas y del marco (las naves) para que un animal coma más de lo que le corresponda y que lo que coma lo engorde antinaturalmente con rapidez antinatural, se maneja la luz constante en las instalaciones, para que crean que es siempre de día, y coman; químicos que ayudan a que siempre sientan hambre, como dije: químicos que hacen que el nervio y la carne del animal crezcan antinaturalmente. Resultado: quien come animales no sólo come el resultado de un cósmico e inenarrable martirio a un ser vivo único e insustituible que quería, como tú, vivir y que lo dejen en paz con su preciada vida, sino todo lo nombrado. Anota, tu hamburguesa lleva químicos y tóxicos que la industria no pone en la letrita de los “componentes”, porque lo eluden deliberadamente, claro. Sencillamente, debes saber: comes y te medicas con lo que medicaron forzosamente al animal.

¿QUÉ COME UN VEGANO? NO COJAS LIBRETA Y BOLI. MIRA QUÉ FÁCIL

Muchos dicen, de primeras, ¿y qué comeré?

De igual forma sencilla respondo: “lo mismo”, pero sin animales.

Me explico. La gente que no es vegana cree que un vegano echa en su plato hojas de lechuga, berenjena asada, patatas fritas y poco más. Creen que comemos “pobre y tristemente”.

Nada más lejos de la realidad.

Yo no me considero cocinero, sólo me defiendo. Lo que pasa es que llevo cocinándome mi comida desde muy joven, y algo he aprendido. Lo que quiero decir es que la ciencia culinaria no la conozco (ni ganas), sólo he aprendido las mismas cosas que la gente que no es cocinera y cocina en su casa. Con esto, resumiendo, quiero decir que esa es otra falsedad que se dice: que haya que saber mucho sobre nutrientes y alimentos antes de lanzarse a hacerse vegano, etc. Pues mira, yo no tengo gran idea de alimentos ni de nutrientes, hago comidas como cualquier hijo de vecino, y simplemente en mis guisos, sopas, macarrones y arroces (aquí viene lo bueno), no uso animales ni derivados de ellos, pobres. ¡Y es muy fácil!

Verás, ¿te gustan los macarrones, los espagueti, todo tipo de pasta? ¡No hay razón de dejarlos! ¿Te gustan los buenos arroces, los bocatas, las hamburguesas con patatas? ¿Quién dijo que las dejarías, que te privarías de variedad haciéndote vegano? Todo ello es falso.

Esa idea la han asentado las personas que nada saben sobre el asunto, y que nada quieren saber. Tanto lugares de comidas como restaurantes pasando por vecinos, familiares, amigos, que cuando te invitan a su casa y saben que eres vegano te preparan unas cuantas (restaurantes y en las casas particulares) rodajas asadas de berenjena, patatas y cebolla, algo pobre y triste, porque creen que ser vegano es eso. Te asaltan con constantes preguntas tipo ¿esto puedes? ¿Y esto puedes?

De verdad, todo esto proviene de una idea de ruido y emborronamiento de la sencillez del asunto que se ha proyectado sin cesar desde la industria de la explotación animal, para que popularmente se crea que ser vegano día a día es un coñazo y requiere de muchas horas para la preparación de elaboradas comidas, etc.

Pues diré qué se come en verdad, arranco:

Macarrones: puedes cocinar macarrones exquisitos, igual que lo hacías antes, tristemente con animales triturados. En lugar de esa carne, puedes poner desde un simple tomate frito y un queso vegano (que se vende, y de muchos tipos) hasta si lo quieres con más cosas echarle zanahoria, cebolla, setas fritas previamente; también si quieres le puedes echar lo que llaman la carne vegetal, el seitán y el tofu, que los venden en cualquier lado hoy, y económicos, mucho más que la carne de los animales. Con esto llegamos a que tumbamos otra mentira, porque comer vegano es más barato que comer animales, las vidas de otros seres. En síntesis, yo lo hago así, si quiero macarrones, los cuezo en un cazo y en una sartén, en otro fuego, echo zanahoria, cebolla, setas, pimiento a tiras, etc. Una vez hechos los macarrones, se les echa un chorrito de aceite de oliva virgen y lo que hemos frito de verduras, probadlo. Buenísimo.

Más bueno puede estar (esto es a gustos) habiendo echado a las verduras a trozos seitán y tofu también, y queso vegano, o lo que se quiera de más. Pero bueno, como dije antes, depende de cuánto queramos simplificar o complementar una comida. En mi caso a veces hago algo más elaborado, pero es las menos de las veces; casi siempre tardo lo mismo que tarda cualquiera en hacer su comida, se pone algo en la sartén o en la olla y a esperar el tiempo que sea, se da vuelta, otra vuelta, las que haga falta, y a comer. ¡Que no tiene mucha ciencia!

Arroces. Aquí vale lo mismo que lo dicho para la pasta, al arroz se le puede echar cuantas verduras se te ocurra echar, y tanto más bueno. Te puedo decir que un arroz de verduras es mucho más exquisito que con trozos de animales. Pruébalo y me creerás (De todas formas, aunque alguien me dijese que es más rico comer con trozos de animales no lo haría, pero no te miento cuando te digo que las comidas veganas son exquisitas y saciantes al máximo, nutritivas y sanas, ¡y sobre todo éticas! Este punto último es el fundamental.).

Bocatas y hamburguesas. Aquí viene algo que igual no sabes, o yo creo que ya lo sabrás porque sobre ello se ve mucho en los súper, pero lo anoto: hamburguesas veganas hay de todos los tipos, ¡y qué buenas! Con el seitán y el tofu se pueden hacer croquetas, hamburguesas caseras, en fin, todo tipo de alimentos para hacerse bocatas que quitan el hipo.

Sobre las hamburguesas y croquetas preparadas y listas para darles vuelta y vuelta en sartén, que las venden en cualquier sitio, pues bueno, es una opción. Pero son alimentos a los que sólo recurro de vez en cuando, porque no son especialmente sanos por haber sido prefabricados. Pero opción son. Lo que yo hago es pillar el seitán y el tofu y hacerme en plan casero las hamburguesas o croquetas, la diferencia es notable, están más que buenas, impresionantemente buenas.

¿Tienes alguna duda más?

¡Es que es muy sencillo! ¿Lo ves?

Te diré, para finalizar, lo que Iratxe y yo comemos más o menos en una semana, para que te hagas una idea. Al mediodía comemos legumbres, directamente del bote al plato, así de fácil; antes de echarlas cortamos algo de cebolla, tomate y pimientos, lo removemos y le echamos un chorrito de aceite de oliva, algo de vinagre y algo de sal, eso en las comidas, luego podemos comerlo o así en frío o hacer las legumbres en caliente, en la olla, los días más fríos. Las comidas no siempre son legumbres, podemos alternar estas con arroces de verduras o pasta, pero como poco cuatro veces a la semana comemos legumbres, grandes aliadas proteicas del vegano. Para las cenas, nos podemos hacer pimientos fritos con mayonesa vegana y mojamos pan ¡todo lo que quieras! Pasando por todos los asados que quieras de verduras, o por si un día nos apetecen unas hamburguesas veganas con patatas fritas, otro una torta vegana, otro unos tornillos de pasta que una vez cocidos les echamos tomate a trozos, cebolla troceada y aceitunas, y con mayonesa vegana están que ni te cuento. ¡Hay tantas formas de hacer platos como ideas tengas! ¡Que seguro tienes más que yo!

En fin, Iratxe y yo llevamos casi treinta años sin comer nada que provenga de animales y estamos sanísimos, los análisis de sangre que nos hemos hecho de cuando en cuando a petición del médico por lo que sea, han salido perfectos.

LOS NIÑOS VEGANOS NO ENFERMAN, SON MÁS SANOS

Nosotros no tenemos hijos, pero incluso el mito de los niños que si comen vegano, estando en edad de crecer, enferman o crecen mal, es falso. Conocemos parejas con hijos que han comido vegano desde el nacer, como Nora, la hija de la pareja fundadora de El Paraíso de Nora, santuario de animales, que come vegano desde que nació, y ahí está, tan sana y contenta. Como digo, los casos de niños que conocemos que comen vegano desde el nacer son ilimitados, no existe para ellos carencias, ni problemas, ni nada de lo que los media cuentan para enturbiar la alimentación más sana que existe, de hecho, la nuestra, porque al contrario de lo que la ciencia ha ido regando en los colegios desde que el mundo es mundo, y los colegios son especistas (este es un chiste malo, pero es cierto), es que el animal humano es omnívoro, por todos los hallazgos encontrados por los antropólogos. Incierto. ¡Nos mintieron en todo!

EL ANIMAL HUMANO NO ES OMNÍVORO. ¡SOMOS HERVÍBOROS!

La humanidad, en su largo trayecto por este planeta, lleva más tiempo siendo herbívora, vegetariana, que carnívora. Se hizo carnívora cuando comenzó el pastoreo pero al contrario de lo que se dice, los hallazgos encontrados de huesos de antecesores nuestros que vivieron en distintos momentos de la prehistoria, comían verduras y frutas y para nada eran carnívoros ni lo necesitaban. Como anoté antes, ni tenemos colmillos para desgarrar animales que persigamos, si hiciéramos eso, como hace el león, por poner un ejemplo, ni nuestras manos tienen uñas afiladas y brazos ejecutores para aplacar contra el suelo jabalíes u otros animales en huida. Imagina, para finalizar, tu cara pegando bocados al duro pelo de un jabalí y ya tienes el chiste completo que derriba toda la estafa milenaria respecto a que somos predadores carnívoros. Disculpa que estire este final de reflexión pero es importante: nuestro intestino tiene la longitud de los intestinos de los herbívoros, todo en nuestra anatomía corresponde a un herbívoro.

Creo haber explicado con sencillez qué come un vegano, que es lo que come un carnívoro pero en lugar de la carne, como se ha dicho, con verduras y, si se quiere, “carnes vegetales”. También digo que hay veganos que les gusta cocinar (a mí no, lo hago por obligación, aunque tampoco me disgusta) y realizan platos muy elaborados; ahí ya cada uno decide qué quiere hacer con su vida.

Pero sobre todo, lo importante que tendrás es que (se ha calculado) los alrededor de quinientos animales que mueren si no eres vegano y comes animales al año, dejarán de hacerlo. Dejarás de ser cómplice de la industria más fatídica y cruenta que el humano ha creado.

Yo siempre digo que antes de ser vegano yo nombraba las palabras amor, justicia, amistad, como lo hacemos todos. Pero realmente no sabía qué eran, porque yo establecía una justicia en forma incompleta, y entendía una amistad corta de ámbito, desde el especismo, y no sabía, aunque lo creía, qué era el amor. Románticamente pensaba que sabía perfectamente qué era el amor.

Pero el amor es más que una relación de pareja, o que el amor de familia. El amor es amistoso: respeta. Un amor que no respeta no es amor. Eso lo sabemos bien.

Ahora digo amor y sé lo que digo. Y sé que antes lo nombraba incompletamente, era un provinciano mental. Estaba intoxicado por la mentira mundial y que me inculcaron mis padres de que es normal y necesario comer animales y explotarlos para cubrir de cosas todos nuestros ámbitos de acción en la vida.

Qué gran estafa. Como cuando se creía que la mujer era inferior mentalmente al hombre, el negro inferior al individuo de piel blanca, y todas esas falaces estupideces que nacen desde el dominio y el privilegio.

Tú decides, si quieres seguir subido, injusta, ciega y -lo sabes- malvadamente, al privilegio del antropocentrismo (cruel privilegio, basado en una mentira, porque no sólo el humano no es el centro del universo, ni el animal más inteligente, más al contrario, es un cáncer para el planeta y menos inteligente que el resto de los animales, puesto que estos resuelven mejor sus problemas que nosotros, la inteligencia se basa en este principio fundamental, como digo Francisco Alonso Fernández: la inteligencia se resume en la capacidad de resolver los problemas con la mayor sencillez y el menor impacto en derredor de la criatura que se enfrenta al problema. Ahí los animales nos superan desde siempre, y hemos aprender de ello. Sólo mira alrededor y resume cómo hemos dejado el planeta. ¿Es eso inteligencia? Concordaremos que no).

En conclusión ¿cómo me hago vegano?

Me preguntaste.

Haciéndote vegano, DESDE YA, te respondí. No comas desde ya nada que tenga origen en la pena, el dolor, la tortura y el crimen y la injusticia cósmica de arrebatarles la vida a otros seres, vidas que sólo son suyas, no tuyas. Tú sólo posees tu vida, y tendrías razón en quejarte vivamente si alguien desea arrebatártela. Yo lucharía por tu vida. El tesoro de tu vida. Te ayudaría a conservarla contra quienes injustamente quisieran quitártela.

¿Tú qué vas a hacer respecto a todas esas personas que diariamente, con el concurso de terceros, les roban sus vidas a quienes las aman tanto y tan desesperadamente como tú -incluido tú en el pack si todavía no eres vegano-?

P.D.: Para los que no les haya convencido este escrito porque digan: bueno, siguen pareciéndome los animales no humanos irrelevantes, y son mi propiedad, estos deberán saber: Que comiendo animales, participando en la industria de explotación animal, esta genera más contaminación que el tráfico rodado. Que en espacio de huerta donde comen veinte veganos sólo come un carnívoro. Con lo que si no eres vegano estás contribuyendo al calentamiento global y a la crisis climática y a que las tierras y alimentos de este planeta se sigan repartiendo no igualitariamente: contribuyendo a que existan los “terceros mundos”, miles de niños mueran de hambre cada día y no siendo vegano eres culpable, por contribuir a ello, de los muertos y afectados por los cada vez más frecuentes desastres que con el cambio climático se están desatando por el mundo.

Gracias por leerme. Podrás creer o no en esta última frase que rubricaré aquí, pero es cierta como que el sol se desliza todos los días por el cielo: Habrá algo parecido a un futuro en esta tierra si todos nos hacemos veganos, o no lo habrá. Sin más. Para la muerte o para la vida, Tu Paso es fundamental. En tal grave balanza.

Por sobre todo, tu vida y la de cualquier criatura es única e insustituible, valiosísima. Tu vida y las vidas de los demás, sean humanos o no humanos. Todas las vidas de todas las criaturas son únicas y todas las criaturas quieren vivir sus vidas.

Sobre el autor del artículo:

Ángel Padilla es poeta, novelista y dramaturgo. Ha publicado hasta el momento 17 libros en distintas editoriales. Varias de sus obras de teatro han sido representadas en España y Latinoamérica. Alrededor de 40 de sus letras y poemas han sido hechas canción por bandas de (sobre todo) rock y cantautores diversos. Su obra poética y novelistica ha sido objeto de estudio en ensayos sobre literaturas de vanguardia y en congresos sobre poesía del compromiso actual, aunque hace casi tres décadas el autor es conocido como “el poeta de los animales”. Las últimas obras que han sido publicadas suyas son “La Bella Revolución” (La Tortuga Búlgara, edición definitiva, 2024), “Humanzee” (Hades ediciones), “Los hijos de Romeo y Julieta” (La Consentida editorial). Si deseas ponerte en contacto con el autor de este artículo sobre el tema tratado, puedes escribirle a su email personal: poetanimales@hotmail.com.

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