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El expresidente de Uruguay fallecido el pasado 13 de mayo a los 89 años, José
Mujica, fue despedido por decenas de miles en su patria natal. “El guerrero
tiene derecho a su descanso”, habría dicho ante el avance de su cáncer. Ante
su pérdida, que lamentamos, surgen innumerables interrogantes, en especial
entre las nuevas generaciones de luchadoras y luchadores que se preguntan
qué hay detrás de este ex guerrillero con andar campechano que terminó
siendo “el presidente más pobre del mundo», vivió de manera austera
cultivando la tierra en una chacra en las afueras de Montevideo, se movía en el
viejo escarabajo Volkswagen Fusca color celeste, iba en motoneta a la Casa de
Gobierno y pidió ser enterrado junto a las cenizas de su perra Manuela.
Siempre Mujica llamó la atención, generando un gran impacto popular, por ser
un político que siendo diputado, senador y luego presidente, no vivió en el lujo
al que nos tienen acostumbrados los políticos patronales corruptos que se
enriquecen a costa del pueblo trabajador.
Desde la izquierda trotskista respetamos y comprendemos a quienes
simpatizan con la figura del “Pepe” Mujica, a la vez que dejamos expresadas
nuestras diferencias. Mujica fue parte de la izquierda del llamado
neorreformismo pos caída del estalinismo y del muro de Berlín en 1989, que
postula que el socialismo no va más como objetivo de cambio social, una
izquierda que pregona la política de “lo posible” y retoma la vieja concepción
de la conciliación de clases. Es decir, una izquierda que en nombre de la clase
trabajadora considera que debe gobernar, y así lo hace, con la burguesía y no
romper con el capitalismo, la banca y las multinacionales.
Mujica fue parte de los gobiernos latinoamericanos del doble discurso, junto a
Evo Morales de Bolivia, Lula en Brasil, Bachelet en Chile, Néstor y Cristina
Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador, Chávez y Maduro en Venezuela,
entre otros. Gobiernos que con discursos “progresistas”, mantuvieron los
pilares de este sistema capitalista, pagaron la deuda externa, se sometieron a
la banca, a las multinacionales y a los dictados del imperialismo, y aplicaron
severos ajustes bajo la mentira de que estaban “redistribuyendo la riqueza” o
“combatían a la derecha”.
Sobre el Frente Amplio
Mujica llegó a la presidencia con el Frente Amplio en 2010-2015. Sucedió a su
antecesor Tabaré Vázquez del cual había sido ministro. Venía de integrar en los
años 60 el Movimiento Guerrillero de Liberación Nacional (MLN)-Tupamaros.
Luego de sufrir 15 años de prisión, tras el golpe militar de 1973 y al ser
liberado cuando en 1985 volvieron a los gobiernos constitucionales, Mujica creó
el Movimiento de Participación Popular (MPP) al interior del Frente Amplio.

El Frente Amplio surgió como algo “esperanzador” ante el bipartidismo
desastroso de los partidos Blanco y Colorado. Si bien nunca se definió por el
socialismo, estaba integrado por el Partido Comunista y el Partido Socialista de
Uruguay, más el MPP y otros sectores de centroizquierda. En el programa del
Frente Amplio sí se menciona la reforma agraria, la ruptura con el FMI y el
castigo a los genocidas. Pero el gobierno de Tabaré Vázquez, con Mujica de
ministro, de arranque traicionó esos postulados.
Helios Sarthou, dirigente histórico del Frente Amplio que luego abandonó, daba
sus motivos: “El Frente lo ha traicionado todo, pero fundamentalmente ha
traicionado el respeto a los caídos y desaparecidos al mantener intocable la Ley
de Impunidad. Ha sometido al país a la política económica del imperio y sus
bancos. Ha renunciado a la transformación de la sociedad aceptando el
asistencialismo. Ha subordinado la lucha de clases a la política laboral de
conciliación. Ha pagado la deuda externa por adelantado. Privatizó las
empresas públicas y ensanchó la brecha entre pobres y ricos. Afectó los
principios de la izquierda e hizo que dejara de ser izquierda”
(http://www.nodo50.org/ceprid/, citado por El Socialista, 28/10/2009).
Jorge Zabalza, uno de los “rehenes de la dictadura” junto a Mujica, quien
falleció en 2022, dijo en un reportaje sobre el tema derechos humanos: “En
Mujica veo una acción deliberada por el olvido y el perdón. Él ganó las
elecciones justo cuando se dio el plebiscito para anular la Ley de Caducidad y
no se la jugó, no dijo ni una sola palabra, y se perdió por 1%. O sea que si
Mujica hubiera incorporado en su discurso de campaña el tema de la verdad y
la justicia, se pudo haber logrado anularla en ese momento. (Montevideo
Portal, 2019). Luego Mujica causó impacto cuando dijo “yo no quiero tener
viejitos presos”, proponiendo la prisión domiciliaria para los militares mayores
de 70 que están en la cárcel.
Algo que no salió en los medios por estos días, fue que Mujica impulsó políticas
antiobreras y represivas. Uno de los episodios más recordados fue cuando
declaró la «esencialidad» en la huelga de los trabajadores municipales de
Montevideo, enviando al Ejército a recolectar basura para quebrar la protesta.
Mujica le dijo a la docencia que trabaje más y prohibió las ocupaciones en los
lugares públicos.
Otro hecho relevante fue cuando el año pasado Mujica se opuso al plebiscito de
la Seguridad Social promovido por la central sindical PIT-CNT, que buscaba
eliminar las AFAP, mantener la edad jubilatoria a los 60 años y aumentar las
jubilaciones mínimas.
Mujica con los grandes empresarios
Como presidente dejó bien claro cuál sería su política hacia los grandes
empresarios. A un año de gobierno, en una disertación en el lujoso Hotel
Conrad de Punta del Este ante más de 1.000 empresarios entre uruguayos y

extranjeros, entre ellos 400 argentinos -López Mena (Buquebus); Ratazzi
(Fiat), Eurnekian (Aeropuertos 2000), Mujica dijo: “Vengan a invertir, acá no te
la van a expropiar, ni te van a doblar el lomo con impuestos”. Hasta el
expresidente Lacalle lo elogió: “De decir que iba a construir el socialismo, a
defender la inversión nacional o extranjera. Bienvenidas las opiniones del
presidente Mujica” (Clarín, 12/2/2011).
Según Mujica, “no se puede recaudar aumentado los impuestos sobre la
riqueza porque matamos la gallina de los huevos de oro. La burguesía es como
la vaca, algunos vivos la quieren matar para comerse un asado. Lo inteligente
es dejarla pastorear para seguir ordeñándola”. De esta forma, Mujica predicaba
el viejo cuento de todos los gobiernos de centroizquierda: hay que gobernar
con los grandes empresarios pero “con viveza criolla”, para que ayuden a
“redistribuir la riqueza”. Justo cuando las estadísticas mostraban que en
Uruguay el 50% de las niñeces estaba por debajo de la línea de pobreza.
Mujica y su definición de la izquierda
En 2021 le preguntaron qué es ser de izquierda. Respondió: “Hoy en ese
espacio se perfila una batalla cultural. Mi generación, todavía muy embebida
en la ideología, pensábamos que cambiando las relaciones de producción
podíamos construir el hombre nuevo. Pero el hombre no solo está condicionado
por una relación económica. O cambia la mentalidad del Sapiens y logra
dominarse o vamos a hacer pelota la vida en la tierra”.
Está claro su pensamiento. Mujica dice que cuestionar al capitalismo no va más
-o en todo caso solo valen críticas parciales-, para terminar conviviendo con él.
Desde Izquierda Socialista y nuestra organización internacional, la Unidad
Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
luchamos por gobiernos de la clase trabajadora que rompan con la burguesía,
las multinacionales y el FMI e implementen un plan económico obrero y
popular al servicio de las y de los trabajadores y demás sectores populares e
inicien el camino al socialismo.
Consideramos que hay que retomar las banderas por las que luchaba el Che,
quien decía “revolución socialista o caricatura de revolución”. La que se aplicó
en los primeros años de la revolución cubana expulsando a las multinacionales,
expropiando a la burguesía, rompiendo con el imperialismo, haciendo la
reforma agraria y lograr de esa manera grandes conquistas sociales. Lo mismo
pasó con la revolución rusa de 1917 y en los países donde se expropió a la
burguesía, como en la revolución China de 1949, entre otros. Aunque tanto en
la ex URSS, China y Cuba, bajó la conducción de la burocracia, ese proceso se
frenó y retrocedió hasta la restauración del capitalismo.
Estamos convencidos que en Uruguay, Argentina y en cualquier país del
mundo, si no se derrota al capitalismo y se inaugura el socialismo, que tendrá

que ser mundial y con plena democracia para el pueblo trabajador, no habrá
salida para las y los trabajadores, los oprimidos y la juventud.
Con estas reflexiones y respetando el dolor de quienes despidieron los restos
de Mujica, llamamos a sacar conclusiones sobre el camino que nos depara y las
organizaciones que hay que seguir construyendo para terminar con el
capitalismo y el imperialismo y empezar a construir el verdadero socialismo.

17 de mayo de 2025

Juan Carlos Giordano,
Diputado nacional electo por Izquierda Socialista en el FIT-U (Argentina)

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