Recientemente el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha anunciado la eliminación de la ecotasa que se cobraba a Iberdrola, la empresa propietaria de la central nuclear de Cofrentes. Este impuesto, de carácter autonómico, se está cobrando también en Extremadura, con gobierno del PP, y Cataluña, con gobierno del PSOE, que no han manifestado intenciones de eliminarlo.
En cifras concretas este impuesto representa en la Comunidad Valenciana alrededor de 14 millones de euros anuales, que a partir de ahora van a desaparecer del presupuesto de la Generalitat Valenciana. Por ponerlo en contexto, estos 14 millones representan el sueldo de 285 médicos que habrá de menos en el sistema valenciano sanitario valenciano, con ya un problema insoportable de listas de espera para visitas, pruebas y operaciones de meses y años. O representa el presupuesto de reconstrucción de un puente de los derruidos en la riada del 28 de octubre. Por ejemplo el nuevo puente que atraviesa el barranco del Poyo sobre la CV-33 tiene un presupuesto de 12,5 millones €.
Es evidente que este recorte del presupuesto, en una administración con un déficit importante en la financiación de los servicios públicos debe ser a costa de un bien mayor, ¿no? ¿Y a quién beneficia este recorte? A la pobre Iberdrola, que tan mal lo está pasando.
Recordemos que en 2024 Iberdrola ha tenido un beneficio neto récord de 5612 millones €, un 17% más de los beneficios de 2023, que ya fue récord también. Y en el primer trimestre de este año los beneficios de Iberdrola han sido de 2004 millones de €, lo que apunta a un nuevo récord de beneficios anual.
Tanquem Cofrents, plataforma de la que forma parte Acció Ecologista-Agró, quiere denunciar la inmoralidad de esta eliminación de impuestos a quien menos lo necesita. Una eliminación que supondrá mayores recortes de los servicios públicos para aumentar otro 0,25% los beneficios de Iberdrola, en perjuicio de la ciudadanía valenciana. Un recorte de impuestos insultante para contribuir a mantener en marcha una central nuclear vieja, deteriorada, peligrosa, enorme consumidora de agua y que supone un auténtico tapón para la transición a un sistema eléctrico más barato, seguro y democrático basado en las energías renovables.