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Si el humorista George Burns dijo: “No me puedo morir; estoy contratado”. El Levante UD bien podría exclamar: ¡No podemos perder fuelle, estamos en Primera División! 

“Desde bien pequeñitos, -entusiastas levantinistas-, ya sea con su padre o con su abuelo,  han recibido ese ADN granota que nos  identifica, que nos hace ser únicos”, declaraba  televisivamente el delantero José Luis Morales –alias Comandante-. “Tenemos mucha suerte de tener la afición que tenemos” apostillaba. “Me hice granota abrazando el orgullo de serlo”, comenta  una mujer.

¡El Levante Unión Deportiva masculino ha vuelto a la Primera División! la preferencial categoría fundada en el año mil novecientos veintiocho.

Loli, forofa levantinista, siente “mucha alegría” por el ascenso, es una dicha que  disfruta  al alimón con miles y miles  de incondicionales apostillando  que “siempre será un equipo humilde y sufrirá en primera división”, ya que, como en casi todo, el poderío económico prima y va con ello el “tener que luchar siempre contra equipos mucho más poderosos”. Pero el credo inamovible está ahí: “Animar y apoyar, ¡seguir luchando, animando y apoyando!”.

Algo ad hoc para el actual momento que vive el equipo es lo dictaminado por el Premio nobel de Literatura William Butler Yeats: “En los sueños  empieza la responsabilidad”.

“En el fondo, llegar a ser líder es sinónimo de llegar a ser uno mismo. Es así de sencillo, precisamente; y también así de difícil” asevera el docente y escritor Warren Gamaliel Bennis, asesor de paladines empresariales y de cuatro presidentes estadounidenses: John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Jimmy Carter y Ronald Reagan. ¿Para cuándo una presidenta  en dicha potencia mundial? Bennis enumeraría como características de cualquier adalid: la integridad, la visión y la pasión. ¿Integridad? -requerimiento ignorado en ciertas cúpulas-. ¿Visión? -cualidad cegada por intereses subyacentes-. ¿Pasión? -tantas veces utilizada como exonerante-. En realidad, ¿cuántos palcos VIP balompédicos  se ajustan a tales particularidades? 

“Que los mejores equipos del mundo vuelvan a pasar por nuestro estadio, intentar que nuestra gente se siga divirtiendo”, declararía como deseo particular el citado Morales, mientras que  el que fuera  director deportivo del equipo apuntaría: “Hay muchas cosas para sentirse orgulloso”, la masa social, la cantera, la ciudad deportiva. “Es una afición sufridora”.

Dinero, machismo, tráficos, componendas, limpieza de imagen teocrática, capitales distraídos,  todo eso y más ¿van de la mano en el negocio futbolero?

“A día de hoy soy parte de la solución”, declara el actual consejero delegado  y accionista mayoritario del Levante UD quien se ha hecho cargo de parchear  la agujereada solvencia del club. Peletero cuya empresa externaliza  los mataderos de animales salvajes en Vietnam, Malasia  e Indonesia. Actualmente el cincuenta y cinco por ciento de su accionariado ha pasado a manos del gigante francés de firmas exclusivas LVMH  (Christian  Dior, LousVuitton, Fendi, Bulgari, Celine, Tiffany&Co., Hennesy, VeuveClicquot) propiedad de uno de los multimillonarios trumpistas, -Bernard Arnault-, ligado  al fútbol por ser dueño del París FC. Tal parece que para codearse con  la liga de los y las  super ricos  se requiere tener un equipo de fútbol, ¿ya no basta con el avión privado?  Veinticuatro millones de euros se han puesto sobre la mesa a título personal, un pasito frente a los ciento siete millones de deuda que tiene el club. “Competimos en un fútbol cada vez más profesional”  y eso quiere decir manejar dinero a lo grande. “O te pones las pilas o vas a caer en un deterioro importante”, comenta el ejecutivo quien seleccionó  a la comunicadora relacionada  con  el criminal “Mazóngate”, noticia esta que se hizo pública, tal parece, mientras recorría el Camino de Santiago. 

“El Levante  es un referente en valores”, declaraba el CEO (director ejecutivo) de una de las firmas comerciales partner (asociada) del club granota siempre orgulloso “por sus orígenes”, “ser valencianos”.

El seis de agosto de mil novecientos treinta y nueve la burguesía y los poblados marítimos  unieron  su fútbol para crear el actual Levante UD, primeramente bautizado con el impopular nombre de “Unión Deportiva Levante Gimnástico” para al poco tiempo la propia afición renombrarlo “Udelage”. A vueltas con el nombre, finalmente sería Luis Moscardó, presidente del club, quien en mil novecientos cuarenta y uno propuso llamarlo Levante Unión Deportiva asumiendo  a su vez la equipación azul y grana del Gimnástico FC fundado por un jesuita.

¿Qué le dirá la carpetovetónica ultraderecha valenciana a su ahora vasallo charranero  por subvencionar con doce mil ciento ochenta y cinco euros el traslado, –previsiblemente antes del inicio de la próxima temporada-, del docente nacido en El Cabañal, -hijo del “mestre Vicentico”-, José Ballester, quien fuera primer presidente del Levante FC en mil novecientos nueve, además de primer alcalde republicano  de Toledo, periodista, amigo de Machado y exiliado en Francia tras la guerra donde se afilió al PSOE parisino?  

Más de dieciséis mil personas adquieren ritualmente  su abono anual inscribiendo desde  la cuna  a  sus hijos  e hijas en las filas granotas convirtiendo en correa de transmisión ese orgullo granota que abarrota los veintiséis mil  asientos del estadio, en cada lid casera. Hasta los rostros infantiles se iluminan en el EstadiCiutat de València porque la sabiduría radica en ser fiel a uno mismo y la felicidad es sentirse en plenitud con ese conocimiento.

“Mi primo me descubrió la inmensidad de la pasión granota sencilla y constante. Con Salva  conocí esa sinceridad y entrega irreductible  de la afición. Recuerdo que cuando íbamos  al campo de fútbol en la tarde dominical esta se convertía en mágica, tanto que hasta creamos una cantinela repetida desde que partíamos  del garaje de mi tío en la valenciana calle Zapateros -montados en un Seat 850 blanco- hasta el estadio levantado en un descampado –por aquél entonces-. El tiempo ha pasado, lidiamos en Primera División, pero somos iguales que otrora, leales al espíritu unificador que Salva  propagó”, evoca una familiar de Salvador Regües Gil (Salva) quien presentaría su candidatura  a la presidencia del club al convertirse este en Sociedad Anónima Deportiva.  Superdeporte, publicaría lo escrito por José Ángel Crespo: “Salvador Regües “forPresident”, “levantinista  de intachable conducta”, “Regües aportaría ilusión, transparencia, muchos años de fútbol, imaginación y unidad”.

Un criadero de ranas  en el antiguo cauce del río Turia cercano  al campo donde jugaba  el fundacional Gimnástico dio pie al apelativo granota. A partir de entonces  el orgullo granota es parte viva  de la historia futbolística siendo honrado en muchos espacios  socio culturales y en la obra literaria del también granotasedavienseFerranTorrent quien, a través del tío Tomás uno de sus personajes en “Gracies per la propina”, lo ensalzó. 

¿Por qué “siendo València la tercera capital de España, esto no sirvió de nada  para otorgarle la posibilidad  de tener dos equipos en primera división”? ¡Discriminación! Por aquél entonces, -al inicio de la dictadura franquista-, el presidente  de la Federación Española de Fútbol era un militar -¿cómo no?-,  el vallisoletano general Julián Troncoso  quien con el comando homónimo importunó las relaciones entre la España franquista y Francia al asaltar el submarino republicano  C-2 fondeado en el puerto francés de Brest. De vuelta a España, tras ser condenado por el país vecino, le dieron el susodicho puestecito  en la entidad futbolística. ¿Puertas giratorias  añejas?  Pues bien. Troncoso creyó oportuno  no otorgar a Valéncia una segunda plaza  en la categoría principal por lo que la fusión entre el Levante FC y el CD Gimnástico “jugaría  en Segunda, la temporada 1939-40”, relata el aludido reportero granota, insignia de oro y brillantes del club, en su obra Levante, del Udelage al nuevo milenio quien subraya que “víctimas de la represión franquista, -los levantinistas-,  siguieron recibiendo noticias de su equipo del alma por medio de amigos y familiares cuando les visitaban en las cárceles donde estaban  presos por su ideología republicana”. Si algún jugador tenía  familiares o personas cercanas  que habían militado a favor de la República se contabilizaban  como enemigos poniendo en marcha el aparato represor inquisitorial de la dictadura, práctica utilizada igualmente para con otros  profesionales  como el caso de profesores  republicanos según recoge en El magisterio fusilado  el maestro en Ciencias Sociales  Wilson Ferrús Peris.

El Levante F.C.  ganaría  la Copa de la España Libre, –equivalente a la Copa del Rey-, celebrada en territorios republicanos en mil novecientos treinta y siete pero su reconocimiento aún anda pululando  por las bandejas  de ciertos “señoros” futboleros encapullados  en inconcebibles egos y quilombos.

¿Por qué  se aplaudió  a un verdugo  que carga con doscientas veintinueve muertes a sus espaldas en el acto de celebración por el ascenso a Primera División del Levante UD llevado a cabo en el palacio de la Generalitat mientras la población en la calle gritaba: “¡Mazón dimisión!”? ¿Dejar de lado  el sufrimiento  de las víctimas  inmoladas por salir en la foto? ¿En esas está el fútbol y sus satélites? Thomas Carlyle filósofo  y matemático escocés del siglo diecinueve sentenciaría: “El ideal está en ti mismo; el impedimento también está dentro de ti”.

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