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Texto: Ángeles Sanmiguel

“Exigimos que  acaben las obras ¡ya! que hagan los traslados ¡ya! que volvamos  al colegio ¡ya! hace siete meses ya desde la Dana”. “¡Hay muchos pueblos afectados pero gente para trabajar hay mucha en España. Si no es de aquí, de fuera, ¡que cojan a gente para trabajar!”, reclaman desde Catarroja. “Nos habían dicho que volveríamos al colegio después de Fallas, luego después de Pascua y no era real”, declara una integrante de la Asociación de Madres y Padres  de Alumnos de la localidad.

Fijado el plazo de terminación de obra para el veintiocho de mayo,“la obra todavía no está certificada  como segura, así que es como si no se hubiese terminado, realmente no sabemos si vamos a volver  en septiembre porque  hay que hacer traslados, hay que hacer muchas cosas y en agosto  la gente, por supuesto, no trabaja, ya trabajan poco, -me refiero a los albañiles  y a la gente de Consellería-, como para ponerse a trabajar en  agosto, entonces el tiempo corre en nuestra contra”.

Consellería de Educación solamente “se ha puesto en contacto con los centros educativos  después de que hicimos una concentración delante del cole y vinieron varios medios y salió mucho en prensa”, dice la integrante del colectivo. ¿Qué clase de compromiso gaznápiro y nula deontología tienen los “sillones” del actual Consell de la Generalitat Valenciana para con la población?

“¡Rovira go home!”.

¿Hasta cuándo el País Valencià aguantará el mal de ojo  que padece con  su grosera administración cultural y educativa? Escribía  el pedagogo italiano Francesco Tonucci que: “La clase dirigente inventa la cultura oficial, la cultura nacional, que no es tal en absoluto, pero que sí es,  en cambio, la cultura de la clase dirigente”.

Sara, madre de un niño  de infantil en Beniparrell, comentaba que el nueve de junio se dedujo  acabarían “las obras del exterior y las del  sótano, donde entró el agua, unas obras que empezaron en febrero”. Visto lo visto “empezamos  a salir a la calle a manifestarnos y fue cuando volvieron a hacer catas para valorar los daños”. Actualmente Sara sigue preguntándose: “¿De verdad algo que en un mes o dos (se solventaría) se ha tardado siete meses en arreglar? ¿Por qué?”; precisando: “¡Es una pena que por incompetentes  y desalmados lo niños se queden sin acabar el curso  aquí!”. Fue gracias al temple de padres y madres del AMPA de Beniparrell, “¡por nadie más!”, que niños y niñas están ilusionados con la vuelta  en septiembre a su colegio. “Si no,  ¡volveremos a manifestarnos! porque se ve que si no molestamos, no hacemos ruido, nos olvidan”.

“¡Volem la nostraescola!”.

Desde el IES Andreu Alfaro de Paiporta, un miembro del profesorado especifica que “cuando no hay nada más  que fango y destrucción, estudiar es lo de menos. Entonces el alumnado  perdió la esperanza, ha costado mucho sacarlos del pozo”.

“¡Volemsolucions!”

¿Qué exigen a estas alturas las poblaciones para sus escolares?  Ni más ni menos que “puedan volver con sus bicis y patinetes al cole, a jugar con sus juguetes rescatados de la Dana, a volver a encontrarse, porque les separaron”. 

“La caótica  situación de los colegios”tras la catástrofe es indudablemente material para una tesis doctoral detectivesca.Con  “todo el tiempo que ha pasado desde la Dana,  sobre todo en Beniparrell, Catarroja y Alfafar”, el padecimiento persiste. Con “el tema de los autobuses y todo el mal que está haciendo  la consellería de Educaciónhay material para rato, hay miseria para dar y regalar en este asunto” esgrime Diego defensor de la infancia.

Desbarajuste, ineptitud, intereses y maldad juegan al corro de la patata en la “reconstrucción” de arruinados espacios escolares mientras las voces del profesorado y las demandas de asociaciones son la regurgitación ácida  que asfixia a los actuales lobistas de la política regional y sus cacareos.

“¡Rovira y Mazón dimisión!”.

“Trece mil  estudiantes afectados”. “Paiporta ni olvida ni perdona”. “Per léscola pública, més inversión, mésqualitat, mésValència”. “Rovira abandona escuelas. ¡Miserable!”.“¡Graciesvoluntaris! ¿OnestàConsellería?”. “Mazón, Rovira, souinútils”.  “Volembarracons per a totl´alumnat”. “Volem  seguir estudiant a Catarroja”.   

“Para volver a la normalidad, -niños y niñas-,  tienen que volver a su colegio” asevera el vecindario catarrogí. Hay escolares que “sí que tienen  sus coles” pero la gran mayoría está derivado, “es frustrante, de hecho hay familias que a raíz de esto  están planteándose el cambiarlos de colegio”. “Nos han dicho que  vuelven –a sus escuelas- en septiembre”, aunque “las garantías que tenemos  pues no son muy fiables”.

“¡A Picassent el conseller!”.

“La confianza es un edificio difícil de construir, fácil de demoler y muy difícil de reconstruir” decreta el psicoterapeuta  brasileño Augusto Cury.

“¡Mazón dimisión!”.

¿Alguien se atreve en el País Valencià a dejar su vida y la de sus seres queridos en manos del probado perverso que no desplegó ayudas ni ordenó alertar a la población? Millones de personas en toda España ni olvidan, ni olvidarán que doscientas veintinueve muertes orlan al darkteam (equipo oscuro) actual que manipula la Administración valenciana. 

“Niños y niñas están sufriendo muchas inseguridades, la más fuerte es miedo al tiempo, miedo a que esté nublado, miedo a que llueva, a los relámpagos, a los rayos a los truenos, miedo en general  a que vuelva a pasar”, viven  con “la sensación de no cerrar heridas” y además “no vuelven a su colegio”, hay mucho alumnado desplazado, apuntan desde Catarroja. “Todavía no tienen  internet, no disponen de calefacción, en las plantas de arriba  sí que hay ventiladores pero en las plantas de abajo no hay, lo arrasó todo  la Dana”. ¿Qué resultados afloraran en las evaluaciones de fin de curso? “Son niños que han vivido algo muy traumático”, han perdido familiares y no se concentran, “sobre todo  los más mayores”. Gracias a la gente “de toda España” han podido tener materiales de estudio “porque Consellería poco o nada les han dado”.

“Queremos que este edificio siga siendo  un cole ¡por siempre!”.“¡No hay bastante barro para enterrar este cole!”.

Yolanda, madre catarrogina, relata que su hijo “no quería ir al Jaume I, quiere ir al Vil-la Romana porque sus compañeros  de cuarto han vuelto allí y él se ha quedado en el Jaume I.  Gracias al equipo directivo del cole  y al profesorado nos han dado tres días de inclusiones, enteros, en el colegio y los otros dos  va al Jaume I”. Para poder acudir “normalmente nos vienen a buscar en coche” ya que el pequeño Eric “no quiere ir, quiere su normalidad con sus compañeros” y, “aunque es un niño autista, que mayoritariamente juega solo, está muy arropado” por ellos siéndole  muy duro el “salir al patio y no verlos”. 

“Padres y madres hemos sido los que nos hemos echado a la calle para decir basta”. “¡Que empezaran las obras!”. “Nos tenían olvidados todos” “Queríamos a los niños en Beniparrell aunque fuese en barracones”. La Dirección Territorial de Educación, -la “Territorial”-, en noviembre de dos mil veinticuatro dijo “que los niños  estarían mejor psicológicamente, emocionalmente, en un centro escolar, mejor dicho en dos, incluso separando  las familias”. “Que el poner aquí barracones tardaría  más que la obra del cole”. Han pasado “¡siete meses a día de hoy!”, ¿y? “Lo que querían era quitarse problemas rápido  sin mirar el impacto emocional  en los niños”.

Desde Beniparrell “para ir a Silla (donde  reubicaron al alumnado)  se necesitaban tres autobuses pero Consellería solo nos puso dos, así que uno de ellos tenía que hacer dos viajes con lo que los niños nunca llegaban a hora, siempre perdían clase”. En cierta ocasión al no  estar la monitora “no pudieron regresar a Beniparrell y se pasaron casi dos horas en Silla” mientras la familia o estaba trabajando o no tenía vehículo. “Las extraescolares no todos podían hacerlas”, ¿quién podía ir  a buscarlos? “No ponían más autobuses y la conciliación era imposible”, así que los familiares “han tenido que quitarse horas de trabajo, pedir reducción de jornada, excedencias”, comenta Sara.

“La problemática es la conciliación, todos los niños entran a las nueve  y si tienes uno  en el colegio Vil-la Romana,  y tienes a otro en el Bertomeu Llorens o en el Jaume I es físicamente imposible llevar a los dos a las nueve, algunas familias tienen que optar por la Matinera (actividades antes de las clases)” obviando que hay quien no tienen acceso “por temas económicos”.

¿Por qué no se ha hecho seguimiento oficial particularizado independiente y público de las necesidades del alumnado afectado?

“Han dado clase en pasillos, en salas de profesores, compartiendo aulas con otras clases”. “Damos las gracias  a los centros acogedores, pero era para una temporada pequeña, no para siete meses”, apostilla Sara. “Los niños y niñas lo han pasado muy mal” incide. “Habían niños de tres años  como mi hijo que prácticamente acababan de hacer la adaptación en septiembre y en noviembre otra adaptación”. “¡Hay niños que vieron  su casa con más de un metro de agua!”. ¿Espabilarán cabilderos y “sillones” para un complaciente  retorno escolar en septiembre? “¡Gracias a los profesores y profesoras por ser más que eso! por velar por los niños y niñas  y hacerles el día a día más bonito dentro de todo lo mal  que se lo iban poniendo otros”, subscribe Sara. Augusto Cury, científico brasileño dictamina que: “Los buenos maestros son didácticos, los maestros fascinantes van más allá. Poseen sensibilidad para hablar al corazón de los alumnos”

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