Texto: Ángeles Sanmiguel
“Yo no sé esta gente que miedo tiene a la diversidad, es un miedo irracional que muchas veces pasa por el desconocimiento”,especifica el actor de doblaje Josema Soler.
“Lo tenemos crudo si los capullos se quedan gobernando porque se apropian de todo y no entienden nada” afirma una valenciana. “Son unos perfectos capullos”. Un glifosato gubernativo que contamina exterminando derechos y libertades por mor de la ultra derecha y la derecha –esa que cuenta con innúmeros cadáveres a sus espaldas-. “Me decepciona mucho la política, los partidos, incluso los colectivos”, afirma la mujer.
“Estamos hablando de un retroceso importante, una vuelta a la represión más casposa y en ese sentido el efecto boomerang empieza a vislumbrarse más allá de los recortes sociales, efectivamente también de los derechos civiles y en general de los derechos humanos”, comenta el historiador en memoria LGTBIQ+ Ernest Gómez.“Si nos atenemos al ámbito territorial, yo creo que retirar una bandera de un espacio público de representación institucional, de toda una ciudadanía, es, sin ninguna duda, restringir derechos de la igualdad de oportunidades a sus conciudadanas y conciudadanos” (titular en prensa de hace un año: “La alcaldesa de València (PP) se niega a colgar la bandera LGTBI+ por el Orgullo”). “Teniendo en cuenta que estamos hablando de cuestiones propiamente de género, que lo haga una alcaldesa me parece muy a tener en cuenta, en tanto en cuanto, de igualdad pocas lecciones puede ella dar”, apunta Gómez.
“El Orgullo, como tal debiera de ser la visibilización de la reivindicación de los derechos del colectivo LGTBIQ+”. “Todo parece indicar que en lugar de ir hacia la evolución y la transformación cultural necesaria de los espacios públicos y también privados, parece que todo conduce a confundir el Orgullo como si fuera una corrida de toros o un partido de fútbol”, puntualiza Gómez. ¿Convertir el Orgullo en “el opio mediante el cual desviamos la atención de lo verdaderamente importante que son los derechos fundamentales y las libertades públicas”? ¿En esas están los “sillones”?
¿Mercantilizando los derechos humanos “como si fuera el IBEX 35” (índice bursátil español de las empresas con más liquidez)?
“Lo que están haciendo es sencillamente retroalimentar el odio”, una “perversa manera que pudiera al final tener efecto boomerang contra la propia diversidad LGTBIQ+ y el resto de las diversidades”, especifica el analista.
“Cuando se consigue lanzar un mensaje de visibilidad, de integración. Cuando la gente tiene un familiar, tiene un amigo, tiene un compañero de trabajo. Cuando ve que nosotros no somos tan diferentes como el resto, ni somos bichos raros ni ese tipo de cosas pues la percepción va cambiando”, declara Soler otrora cofundador junto Miquel Alamar “Panotxa”, Santi Gregori “y con más gente” del colectivo Gais Lliures del País Valencià.
“¡Basta ya de homofobia en el PP (Partido Popular)!”, gritaría públicamente hace quince años Miss Shangay Lily (Enrique Hinojosa) activista LGTBIQ+, quien llegado el momento se cuestionaría: “¿Soy hombre? No, tampoco soy un hombre, no quiero ser un hombre, aunque nací programada para serlo”.
“Recuerdo sobre todo en los noventa que en los colectivos gais había problemas para que hubiera mujeres y ni te cuento para que hubiera transexuales”, dice Soler “No, no, no, los gais vamos por un lado, las lesbianas vamos por otro, los bisexuales ya eran bichos raros, los transexuales, la gente no binaria y otros conceptos de la identidad de género” funcionaban cada cual independientemente siendo presa fácil de furibundos ataques. Gómez acuerda que es “muy importante que la defensa de los derechos y libertades se acometan de manera trasversal, interseccional”. Justicia, verdad y reparación para “el restablecimiento de los derechos”.
Franco ilegalizó “la homosexualidad incluyéndola, en 1970, en la Ley de Peligrosidad Social. Por esta ley se fundó el Movimiento Español de Liberación Homosexual. En 1979, la homosexualidad se eliminó por decreto de la Ley de Peligrosidad Social. Las asociaciones gay se legalizaron en 1980 y, en cuanto los socialistas llegaron al poder, terminaron virtualmente los barridos policiales en los clubes de homosexuales. El primer movimiento de lesbianas surgió en 1979 y su primera manifestación en 1987”, resume el periodista londinense licenciado en Historia, John Cooper, en Los nuevos españoles.
“Creo que no hay que pedir permiso para amar y para ser como uno es o como una es, para eso no hay que pedir permiso”, afirma Soler.
¿Supremacismolgtbifóbico aplaudido hasta con las orejas por farsantes pseudodemocráticos y esa “colla” –al estilo de los narcos-que acarrea con lo que sea para colar su negocio y malear? El médico sudafricano David Cooper señalaría que “las actividades autónomas constituyen la más grave amenaza contra el sistema de sometimiento” que no duda en utilizar golpes, terapias de conversión, muertes, censuras, torturas, estigmatización, persecución, pobreza y cachiporrazos a la verdad para lograrlo.
Mitxu joven orador en la charla “Esgarrem la reacció. Contra la l´lgtbifobia” organizada por OJS (OrganitzacióJuventut Socialista), concretó que “hay una regresión, hay una necesidad de señalar el aumento de agresiones” siendo imprescindible “empezar a hacer algo”. Plantean entre otras acciones “un taller de iniciación en la autodefensa” –“De la defensa a l´atac”- con “llaves básicas en caso de poder defenderse”.
El adoctrinamiento en la fobia se viste de firma y “los de clases dominantes, que no quieren perder cuota de poder” lo ejercitan. El panorama es trágicamente deplorable dando lugar a “un giro dentro de un giro reaccionario», comenta Mitxu. Aquí, durante “el gobierno anterior, sus iniciativas eran inoperantes, eran conquistas que se vendían como funcionales pero fáciles de perder”.
¿Cuál es la guarida del basilíscolgtbifóbico? “Evidentemente quien más daño está haciendo en la actualidad, como siempre, como tradicional e históricamente, es la derecha y la ultraderecha, para ellos solo existe un modelo de familia, si te casas con un hombre no se puede llamar matrimonio”. “Gracias a nuestra ley –aprobada por el expresidente Zapatero- pues en ese sentido estamos protegidos”. Soler señala que “es sin duda la extrema derecha quien está haciendo más daño”.
“Los colectivos tenemos que hacer autocrítica para estar más unidos que nunca, utilizar los colectivos para lo que se crearon y no perdernos en otras historias que no benefician evidentemente ni al colectivo LGTBIQ+ ni a la imagen que pueda proyectarse del mismo”, puntualiza el también profesional de la locución publicitaria y audiolibros.
“Para la mayoría de jóvenes gais a mediados de los setenta, en un país encorsetados en moralina y sin referentes sociales donde verse reflejado, la pregunta era ¿soy el único?, ¿no hay más chicos que sientan lo que yo siento?”, escribe Juan Barba premio MargarídaBorrás 2009, sobre Thais (José Benet), transformista allá por el año mil novecientos setenta y ocho.
En dos mil veinticinco, en España, ¡vuelve la censura sin rodeos! “La censura como modus operandi de la derecha y de la ultraderecha es una herramienta que no creo que solamente afecte al colectivo LGTBI, afecta a cualquier ámbito artístico, con noticias tremendas de censuras de obras de teatro por abordar ciertas temáticas”, comenta Soler. “Nuestra radio televisión pública À Punt -que pagamos con nuestros impuestos- con un claro objetivo que es la protección y difusión de nuestra cultura, de nuestro arte, de nuestra lengua” se ha retratado anulando la usual retrasmisión de la Gala de los Premios de la AAPV (Associaciód´Actors i ActriusProfessionalsValencians)” donde se premiaba a la actriz y dramaturga Abril Zamora quien lamentaría “el hecho de la cancelación porque muchos niños y niñas necesitan de los referentes trans, un niño y una niña que quiera ser actor o actriz tiene derecho a tener referentes en el audiovisual, en el teatro, en el cine, en la televisión”. “¡Es muy terrible!” esa tónica. “Tenemos que ser capaces de revertirla”.
¿Qué supone que la extrema derecha campe por organismos, ayuntamientos y gobiernos autonómicos mientras hace hucha? “Un retroceso en los derechos adquiridos, luchados durante tantísimos años por todos los colectivos” asevera el citado profesional. “Un aumento de los ataques porque a la extrema derecha se le ha metido en la cabeza como objetivo el colectivo de los y las transexuales”. Ya en su momento Pedro Zerolo (exconcejal del PSOE en el ayuntamiento de Madrid y activista LGTBIQ+), refirió que “los derechos hay que lucharlos cada día, los derechos se consiguen y se defienden porque si no estamos un poco perdidos”, rememora.
“Ara més que mai. Orgull 2025”.
El sábado veintiocho de junio manifestación convocada por Lambda (colectivo LGTB+ por la diversidad sexual, de género y familiar). “Los colectivos LGTBI+ organizadores del Orgull en València denunciamos injerencias de la Generalitat y el Ayuntamiento y convocamos la manifestación, sin fiesta posterior”.
“Teniendo en cuenta que hay otros ámbitos de la sociedad que también están sufriendo ¡recortes! y que hay cantidad de gente damnificada por la cuestión de la Dana (“¡Mazón dimisión!”), hay que confluir con esta necesidad imperiosa de ¡que se restablezca la dignidad de la gente vulnerable!”, zanja Gómez.
“Me interesa la unión, no la división”, confiesa una literata.
¿Existe el Orgullo fragmentado en València?
“Nadie puede impedir que el colectivo LGTBIQ crezca y sea cada vez más fuerte y vivible. Es una realidad que no puede esconderse. Que no se detendrá. No es justo vivir en un armario donde nadie nunca debió esconderse”, determinó la escritora Lupe Bohorques, el año dos mil veintitrés en su artículo “Orgullo y perjuicios”.
Walt Whitman poeta y humanista estadounidense versificaría: “Yo entono el canto de la expansión y del orgullo, ha habido zalamerías y ruegos bastantes, Yo muestro que el tamaño no es más que crecimiento”.