Este 25N se cumplen 61 años del atroz feminicidio que sufrieron las hermanas
Mirabal. Patria, Minerva y María Teresa fueron secuestradas, torturadas y asesinadas
por rebelarse contra la dictadura de Trujillo en la República Dominicana. En su
memoria, el 25 de noviembre se ha establecido como una fecha internacional de
lucha contra las violencias hacia las mujeres y las diversidades sexo-genéricas. A 61
años de aquel triple feminicidio el mundo entero gritamos: Patricia, Minerva y María
Teresa: ¡Presentes! ¡Ni una menos! ¡Vivas nos queremos!
Las últimas noticias de mujeres violadas en Catalunya han vuelto a poner en primera plana
lo que desde el movimiento feminista venimos denunciando incansablemente: la lacra de la
violencia machista y patriarcal, la impunidad judicial e institucional, la re-victimización y la
falta de recursos públicos para prevenir y reparar. En el Estado Español, desde el 2010
hasta hoy, han sido asesinadas 1.256 mujeres por el hecho de serlo. Pero los feminicidios
son la punta del iceberg de las violencias machistas: desde el 2016 hasta agosto del 2020
se han registrado 197 agresiones sexuales múltiples, en su totalidad cometidas por
hombres, la mayoría hacia mujeres menores de 30 años y, una de cada tres, hacia menores
de edad. Una violencia que no se sufre tan solo en las calles o en el ocio nocturno: de
hecho, la mitad de estas agresiones se sufren en el ámbito privado. De todos estos casos
tan solo entre el 10% y el 20% se denuncian, evidenciando la falta de confianza en un
sistema policial y judicial cómplice y reproductor de esta violencia, tal como se denunció
masivamente con el caso de “La Manada”. Si tenemos en cuenta esta proporción entre hechos y
denuncias, y que en Catalunya se registran formalmente tres agresiones sexuales por día de media,
nos podemos hacer una idea de la magnitud y gravedad de la situación.
Los gobiernos son responsables. Basta de discursos vacíos, exigimos más recursos.
Tres años después de la sentencia indignante a los violadores de “La Manada”, y como
consecuencia directa de las masivas movilizaciones de rechazo, llega al Congreso de
Diputados el proyecto de Ley conocido como “Solo si es sí” -con el rechazo del PP y VOX-
poniendo en el centro el consentimiento sin el cual cualquier acto es reconocido como
agresión sexual. Pero no basta con leyes y declaraciones de voluntades. Menos todavía si
estas después se contraponen con, por ejemplo, la asignación al Tribunal Constitucional de
una jueza -Concepción Espejel- conocida por considerar inconstitucional la ley del aborto.
Todo esto, con un acuerdo entre PP y PSOE, con el apoyo mayoritario de Unidas-Podemos.
Pero lo más grave de todo es la falta de recursos, de dinero público para políticas de
prevención y asistencia. El último proyecto de presupuestos del Estado va en un sentido
opuesto al qué necesitamos: mientras Ministerios como Defensa se llevan un 8%, el de
Igualdad tan solo el 1%. De hecho, al mismo tiempo que se hacía público el caso de la
menor de 16 años violada en el municipio de Igualada, se anunciaba la aprobación por
parte del Estado de un aumento de plantilla de 4.000 Mossos d’Esquadra. Las mujeres y
diversidades sexo-genéricas lo tenemos claro: la policía no nos cuida y la salida no es
represiva.
Ante esta situación, como movimiento feminista tenemos que ser contundentes en
denunciar estos gobiernos que se autoproclaman feministas pero que a la hora de los
hechos continúan gobernando para la gran patronal y financiando a la Iglesia Católica. El
crecimiento de discursos, actos y delitos de odio no tan solo se fomentan directamente
desde organizaciones de ultraderecha como VOX, también se alimentan de la falta de
políticas reales de estos gobiernos que se autodenominan progresistas para hacer frente a
las violencias. También el de la Generalitat de Catalunya -ERC y JxCat- que no garantiza el
derecho al aborto en la sanidad pública en gran parte del territorio catalán y fomenta el
acuerdo con la privada allá donde el movimiento exige respuestas. Además, se permite la
objeción de conciencia al punto de encontrarnos con hospitales en los cuales no hay ningún
profesional que practique abortos. Incluso hemos llegado a ver linchamientos hacia mujeres
que deciden abortar. Otro ejemplo es también la falta de aplicación del plan de educación
sexual en las escuelas catalanas: de 3.500 centros solo 750, un 21,4%, se han inscrito en el
programa Coeduca`t. Por eso tenemos que exigir con fuerza: ¡basta de discursos vacíos!
Necesitamos más prevención, necesitamos más recursos, y esto quiere decir un
aumento urgente y exponencial de presupuesto y unos servicios públicos de calidad
y universales para todas.
Contra las violencias y la impunidad institucional: organización y autodefensa feminista
La violencia de género es un problema estructural que no solucionaremos con pequeñas
reformas, porque su raíz es este mismo sistema patriarcal. Un sistema que nos arranca a
las mujeres la posibilidad de decidir libremente sobre nuestras propias vidas y nuestros
cuerpos, y que instrumentaliza todo tipo de violencia para mantenernos sumisas y
disciplinadas. Esta violencia sistémica tiene un carácter profundamente económico: en el
capitalismo las mujeres somos las más precarizadas y sobreexplotadas. Por eso, no
podemos tener confianza ni expectativas en que las mismas instituciones del régimen den
una solución de fondo a nuestra opresión, porque son más bien impulsoras y reproductoras
de la propia violencia machista. Se pueden hacer reformas en el sistema educativo, en los
servicios públicos o en el sistema judicial, pero mientras continuemos en este sistema
continuarán manteniendo su carácter patriarcal. Ante esta situación, es clave la lucha y la
organización independiente del movimiento feminista y el desarrollo de la autodefensa como
herramienta de resistencia, prevención y empoderamiento. ¡Ante las violencias
machistas, autodefensa feminista!
Patriarcado y capital: alianza criminal
Es imprescindible exigir recursos y políticas públicas para prevenir y combatir las violencias
machistas y patriarcales. Pero a la vez, tenemos que ser conscientes que sin una salida de
fondo que acabe con este sistema capitalista patriarcal no conseguiremos nuestra plena
libertad. Y que incluso cualquier triunfo que conseguimos está amenazado
permanentemente, como pasa con la interrupción voluntaria del embarazo.
Desde Lucha Internacionalista hacemos un llamamiento a construir un movimiento
feminista antipatriarcal, anticlerical y anticapitalista, que rechace los discursos y
actitudes transfóbicas y la trans-misoginia, que coja en sus manos también la
necesidad de una Ley Trans Integral, en unidad con el movimiento LGTB, el
movimiento antirracista y con el conjunto de la clase trabajadora.
Este 25N volvamos a llenar las calles: ¡viva la lucha feminista!
Lucha Internacionalista