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Que las mujeres trabajadoras somos las más afectadas cuando llega una crisis económica
no es ninguna novedad. Pero la pandemia lo ha evidenciado todavía más. Los gobiernos
capitalistas aprovechan nuestra situación de precariedad para hacernos pagar esta crisis. El
rol esencial de nuestros trabajos nos ha ubicado en la primera fila de la lucha contra la
pandemia, pero a expensas de nuestra sobreexplotación. Además, la carencia de
socialización de las tareas de cuidados y domésticas, así como de políticas públicas de
conciliación familiar, ha hecho todavía más insoportable la situación. La destrucción de
puestos de trabajo ha afectado sobre todo a las personas con menos ingresos, en su
mayoría mujeres, jóvenes y migrantes. Además, muchas compañeras se han visto
obligadas a convivir confinadas con su agresor -en muchos casos alquilando tan solo una
habitación- ante sueldos insuficientes, precios de alquiler exorbitantes y una inflación cada
vez más alta.
En el Estado Español las mujeres somos el 54% entre las personas que perdieron el trabajo
en el último tiempo -cifra mucho peor aún para las mujeres trans- la brecha salarial es de
más del 20% y la de pensiones llega al 37%. Las políticas del gobierno más progresista de
la historia -PSOE y UP- han rescatado a la gran empresa mediante los ERTE o
haciéndonos pagar la abusiva factura de la luz a Endesa. Lejos de cumplir con sus
promesas de derogación de las reformas laborales, acaban de revalidar, de la mano de
Yolanda Díaz, la legislación laboral precarizadora que liquidó muchas conquistas de la clase
trabajadora. Esta vez bajo la vergonzosa imagen de acuerdo entre los sindicatos
mayoritarios (CCOO y UGT) y la patronal. El despido libre y barato, la no recuperación de
los salarios de tramitación, la temporalidad, las ETTs y la potestad empresarial por los
cierres, continuarán. No es casualidad que el FMI haya aplaudido esta reforma. Por eso las
trabajadoras tenemos que estar al frente de la lucha por la derogación real de las reformas
laborales y hacer de este 8 de marzo una jornada de lucha y denuncia en este sentido.
También contra la ley de extranjería que es la otra cara de las reformas laborales, su peor
cara, que condena a miles de compañeras a la irregularidad para sacar más ganancias y
dividirnos como clase. Basta de mentiras: derogación real de las reformas laborales y
la ley de extranjería. ¡Regularización ya!
Con la lucha conseguimos el derecho al aborto. Pero las dificultades en el momento de
ejercer este derecho son muchas, particularmente para las menores de edad o las mujeres
y personas gestantes sin tarjeta sanitaria. Además, el acceso desigual a la sanidad pública
por territorio lo complica todavía más. Ni en Madrid, ni en Extremadura, ni en Castilla-la
Mancha, ni en Murcia, se practicaron abortos en centros públicos durante el año 2020. Y en
12 provincias no se han notificado abortos, tampoco en centros privados, durante los
últimos 5 años. En Cataluña, casi la mitad de los profesionales en los centros públicos son
objetores de conciencia y alrededor del 18% de las personas que deciden abortar pagan su
factura yendo directamente a una clínica privada.
Además, aumenta la presencia de grupos fundamentalistas que, a escala internacional,
asedian a las puertas de las clínicas a las mujeres que decidan interrumpir el embarazo.
Exigimos aborto libre, gratuito, universal y una sanidad 100% pública y con
perspectiva de género.

La otra cara de esta vulneración de derechos son los miles de euros públicos que se
continúan destinando a la Iglesia mediante la escuela concertada, la exención de
impuestos, la casilla del IRPF o, tal como se ha visto ahora, con una larga lista de
inmuebles inmatriculados. Los gobiernos se llenan la boca de feminismo, pero continúan
manteniendo los privilegios a esta institución reaccionaría, misógina y LGBT-fóbica. Se tiene
que derogar el Concordato franquista del 78. Exigimos la separación real de la Iglesia y del
Estado.
Rechazamos los intentos de cooptación e institucionalización de nuestra lucha mediante los
ministerios, ayuntamientos y consejerías. Es en la calle donde las mujeres conseguimos
a lo largo de la historia nuestros derechos, muy lejos de la utopía de las que nos quieren
hacer creer que, por el hecho que haya más mujeres en las instituciones o para cumplir con
una cuota de participación, se solucionarán nuestros problemas. Nuestra lucha no es por
cargos en las instituciones o la dirección de las empresas. Ni Ayuso ni Merkel son nuestros
ejemplos, ellas son responsables y reproductoras de nuestra explotación y opresión.
Nuestras referencias son las kellys que luchan contra la precariedad laboral, las
trabajadoras del Servicio de Atención a domicilio (SAD) que luchan contra la privatización y
externalización del servicio, las trabajadoras de Betevé (televisión pública de Barcelona)
que se organizan contra los despidos o las compañeras migradas que luchan por la
regularización. Y también son ejemplo las mujeres que en todo el mundo se levantan
por sus derechos, como lo hacen las mujeres afganas que resistieron la ocupación
imperialista y ahora hacen frente a los talibanes, las palestinas que luchan contra la
ocupación sionista o las colombianas que acaban de conseguir la despenalización del
aborto.
Más que nunca hace falta un movimiento feminista de clase e internacionalista. Este
8M es una oportunidad para que las feministas alrededor del mundo mostremos nuestra
solidaridad con las mujeres y el pueblo de Ucrania y denunciar la agresión militar rusa.
Rechazamos la intervención criminal del imperialismo ruso así como nos oponemos a
la intervención imperialista de la OTAN y los Estados Unidos. Todos se mueven por sus
intereses económicos capitalistas. Estamos con la resistencia del pueblo ucraniano y
defendemos el derecho a su libre autodeterminación.
Construyamos un movimiento feminista que ponga a las trabajadoras a la vanguardia de la
lucha contra el capitalismo. Un movimiento independiente de los gobiernos, que elabore su
plan de lucha de acuerdo con nuestras necesidades y nuestras fuerzas y no según la
aritmética electoral o la extorsión reformista del mal menor. La ley de extranjería, la ley
mordaza o la no derogación de las reformas laborales son las políticas que alimentan a
VOX. A los fundamentalistas, reaccionarios y anti derechos se los para con decisión,
contundencia y avanzando con nuestras reivindicaciones de fondo. Hay que romper con
las ideologías que nos quieren imponer un rol pasivo y conciliador como mujeres.
Estamos hartas, tenemos mucha rabia. Y nos sobran los motivos.
Hacemos un llamado a las organizaciones feministas, a los sindicatos alternativos, a
los comités de los barrios que tuvieron un rol clave a las históricas huelgas
feministas, a las asambleas de estudiantes, a convocar asambleas en los centros de
trabajo, en los barrios y en las universidades para hacer del 8M otra jornada histórica
de lucha en las calles. Una jornada masiva, de clase y combativa.

Los orígenes de clase del 8 de marzo
Un 8 de marzo de 1857 la lucha de las obreras textiles de Nueva York llenaba las calles
para exigir igualdad salarial. La respuesta fue una brutal represión policial que acabó con la
vida de muchas trabajadoras. Este hecho fue un desencadenante para convertir esta fecha
en una jornada de lucha de las mujeres trabajadoras. El 1910, en el marco también de la
lucha por el sufragio femenino, la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres
Trabajadoras impulsada por la II Internacional estableció, a propuesta de Clara Zetkin el Día
Internacional de las Mujeres Trabajadoras en el mes de marzo. Se hizo con la perspectiva
de denunciar la explotación y opresión hacia las mujeres. El 1911, también en Nueva York,
146 trabajadoras de «Triángulo Shirtwaist» murieron quemadas dentro de la fábrica después
de que los patrones hubieran bloqueado todos los accesos. En su mayoría eran mujeres
jóvenes y migrantes. Unos años después, el 23 de febrero de 1917 -8 de marzo según
nuestro calendario-, 120 mil obreras del textil se declaran en huelga, fue el inicio de la
primera revolución obrera triunfante. Con el primer gobierno soviético Alexandra Kollontai
establecerá específicamente el 8 de marzo como el Día de la Mujer Trabajadora.
Sin duda, el origen del 8 de marzo tiene un carácter combativo, obrero e internacionalista,
muy lejos de todos los intentos de revisarlo y transformarlo en una jornada festiva de «todas
las mujeres» sin distinguir entre explotadoras y explotadas. Es nuestra responsabilidad
defender el origen histórico del 8 de marzo y seguir construyendo el camino de todas
aquellas que entendieron la lucha feminista como parte de la lucha de clases y, por tanto,
inseparable de la lucha contra el sistema capitalista. Y así, como que es impensable
acabar con el patriarcado sin acabar con el capitalismo, no es posible acabar con el
capitalismo sin el protagonismo de las mujeres trabajadoras. Cómo decía Rosa
Luxemburgo: «Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente
diferentes y totalmente libres».
Lucha Internacionalista

8M: Per una jornada de lluita de les dones treballadores
Que les dones treballadores som les més afectades quan arriba una crisi econòmica no és
cap novetat. Però la pandèmia ho ha evidenciat encara més. Els governs capitalistes
aprofiten la nostra situació de precarietat per fer-nos pagar aquesta crisi. El rol essencial de
les nostres feines ens ha ubicat a la primera fila de la lluita contra la pandèmia però a costa
de la nostra sobreexplotació. A més, la manca de socialització de les tasques de cures i
domèstiques així com de polítiques públiques de conciliació familiar, ha fet encara més
insuportable la situació. La destrucció de llocs de treball ha afectat sobretot a les persones
amb menys ingressos, en la seva majoria dones, joves i migrants. A més a més, moltes
companyes s’han vist obligades a conviure confinades amb el seu agressor -en molts casos
llogant tan sols una habitació- davant sous insuficients, preus de lloguer exorbitants i una
inflació cada vegada més alta.
A l’Estat Espanyol les dones som el 54% entre les persones que van perdre la feina l’últim
temps -xifra molt pitjor encara per a les dones trans- la bretxa salarial és de més del 20% i la
de pensions arriba al 37%. Les polítiques del govern més progressista de la història -PSOE i
UP- han rescatat a la gran empresa mitjançant els ERTO o fent-nos pagar l’abusiva factura
de la llum a Endesa. Lluny de complir amb les seves promeses de derogació de les
reformes laborals, acaben de revalidar de la mà de Yolanda Díaz la legislació laboral
precaritzadora que va liquidar amb moltes conquestes de la classe treballadora. Aquesta
vegada sota la vergonyosa imatge d’acord entre els sindicats majoritaris (CCOO i UGT) i la
patronal. L’acomiadament lliure i barat, la no recuperació dels salaris de tramitació, la
temporalitat, les ETTs i la potestat empresarial per als tancaments, continuaran. No és
casualitat que l’FMI hagi aplaudit aquesta reforma. Per això les treballadores hem d’estar al
capdavant de la lluita per la derogació real de les reformes laborals i fer d’aquest 8 de març
una jornada de lluita i denuncia en aquest sentit. També contra la llei d’estrangeria que és
l’altra cara de les reformes laborals, la seva pitjor cara, que condemna a milers de
companyes a la irregularitat per treure més guanys i dividir-nos com a classe. Prou
mentides: derogació real de les reformes laborals i la llei d’estrangeria. Regularització
ja!
Amb la lluita vam aconseguir el dret a l’avortament. Però les dificultats al moment d’exercir
aquest dret són moltes, particularment per a les menors d’edat o les dones i persones
gestants sense targeta sanitària. A més, l’accés desigual a la sanitat pública per territori ho
complica encara més. Ni a Madrid, ni a Extremadura, ni a Castella la Manxa, ni a Múrcia, es
van practicar avortaments en centres públics durant l’any 2020. I en 12 províncies no s’han
notificat avortaments, tampoc en centres privats, durant els últims 5 anys. A Catalunya,
gairebé la meitat dels professionals als centres públics són objectors de consciència i al
voltant del 18% de les persones que decideixen avortar paguen la seva factura anant
directament a una clínica privada.
A més a més augmenta la presència de grups fonamentalistes que, a escala internacional,
assetgen a les portes de les clíniques que a les dones que decideixin interrompre l’embaràs.
Exigim avortament lliure, gratuït, universal i una sanitat 100% pública i amb
perspectiva de gènere.
L’altra cara d’aquesta vulneració de drets són els milers d’euros públics que es continuen
destinant a l’Església mitjançant l’escola concertada, l’exempció d’impostos, la casella de

l’IRPF o, tal com s’ha vist ara, amb una llarga llista d’immobles immatriculats. Els governs
s’omplen la boca de feminisme, però continuen mantenint els privilegis a aquesta institució
reaccionaria, misògina i LGBT-fòbica. S’ha de derogar el Concordat franquista del 78.
Exigim la separació real de l’Església i de l’Estat.
Rebutgem els intents de cooptació i institucionalització de la nostra lluita mitjançant els
ministeris, ajuntaments i conselleries. És al carrer a on les dones vam aconseguir al llarg
de la història els nostres drets, molt lluny de la utopia de les que ens volen fer creure que,
pel fet que hi hagi més dones a les institucions o per complir amb una quota de participació,
se solucionaran els nostres problemes. La nostra lluita no és per càrrecs a les institucions o
la direcció de les empreses. Ni Ayuso ni Merkel són els nostres exemples, elles són
responsables i reproductores de la nostra explotació i opressió. Les nostres referències són
les kellys que lluiten contra la precarietat laboral, les treballadores del Servei d’Atenció a
Domicili (SAD) que lluiten contra la privatització i externalització del servei, les treballadores
de Betevé (televisió pública de Barcelona) que s’organitzen contra els acomiadaments o les
companyes migrades que lluiten per la regularització. També són exemple les dones que
arreu del món s’aixequen pels seus drets, com ho fan les dones afganeses que van
resistir l’ocupació imperialista i ara fan front als talibans, les palestines que lluiten contra
l’ocupació sionista o les colombianes que acaben d’aconseguir la despenalització de
l’avortament.
Més que mai cal un moviment feminista de classe i internacionalista. Aquest 8M ha de
ser una oportunitat per tal que les feministes arreu del món mostrem la nostra solidaritat
amb les dones i el poble d’Ucraïna i denunciar l’agressió militar russa. Rebutgem la
intervenció criminal de l’imperialisme rus, així com ens oposem a la intervenció
imperialista de l’OTAN o dels Estats Units. Tots es mouen pels seus interessos
capitalistes. Estem amb la resistència del poble ucraïnès i defensem el seu dret a la
lliure autodeterminació!
Construïm un moviment feminista que ens posi a les treballadores a l’avantguarda de la
lluita contra el capitalisme. Un moviment independent dels governs, que construeixi el seu
pla de lluita d’acord amb les nostres necessitats i les nostres forces i no segons l’aritmètica
electoral o l’extorsió reformista del mal menor. La llei d’estrangeria, la llei mordassa o la no
derogació de les reformes laborals són les polítiques que alimenten a VOX. Als
fonamentalistes, reaccionaris i antidrets se’ls atura amb decisió, contundència i avançant
amb les nostres reivindicacions de fons. Cal trencar amb les ideologies que ens volen
imposar un rol passiu i conciliador com a dones. Estem fartes, tenim molta ràbia. I
ens sobren els motius.
Fem una crida a les organitzacions feministes, als sindicats alternatius, als comitès
dels barris que van tenir un rol clau a les històriques vagues feministes, a les
assemblees d’estudiants, a convocar assemblees als centres de treball, als barris i a
les universitats per fer del 8M una altra jornada històrica de lluita als carrers. Una
jornada massiva, de classe i combativa.

Els orígens de classe del 8 de març

Un 8 de març de 1857 la lluita de les obreres tèxtils de Nova York omplia els carrers per
exigir igualtat salarial. La resposta va ser una brutal repressió policial que va acabar amb la
vida de moltes treballadores. Aquest fet va ser un desencadenant per convertir aquesta data
en una jornada de lluita de les dones treballadores. El 1910, en el marc també de la lluita pel
sufragi femení, la Segona Conferència Internacional de les Dones Treballadores impulsada
per la II Internacional va establir, a proposta de Clara Zetkin el Dia Internacional de les
Dones Treballadores en el mes de març. Es va fer amb la perspectiva de denunciar
l’explotació i opressió envers les dones. El 1911, també a Nova York, 146 treballadores de
«Triangle Shirtwaist» van morir cremades dins la fàbrica després que els patrons haguessin
bloquejat tots els accessos. En la seva majoria eren dones joves i migrants. Uns anys
després, el 23 de febrer de 1917 -8 de març segons el nostre calendari- , 120 mil obreres
del tèxtil es declaren en vaga, va ser l’inici de la primera revolució obrera triomfant. Amb el
primer govern soviètic Alexandra Kollontai establirà especificament el 8 de març com el Dia
de la Dona Treballadora.
Sense dubtes l’origen del 8 de març té un caràcter combatiu, obrer i internacionalista, molt
lluny de tots els intents de revisar-lo i transformar-lo en una jornada festiva de «totes les
dones» sense distingir entre explotadores i explotades. És la nostra responsabilitat defensar
l’origen històric del 8 de març i seguir construint el camí de totes aquelles que van entendre
la lluita feminista com a part de la lluita de classes i per tant inseparable de la lluita contra el
sistema capitalista. I així, com que és impensable acabar amb el patriarcat sense
acabar amb el capitalisme, no és possible acabar amb el capitalisme sense el
protagonisme de les dones treballadores. Com deia Rosa Luxemburgo: «Per un món
on siguem socialment iguals, humanament diferents i totalment lliures».
Lluita Internacionalista

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