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Un policía nacional de Burjassot dio un fuerte puñetazo en el estómago a un chico hondureño al que tenía retenido tras decirle: “Vas de chulo, sois todos iguales, te voy a mandar a tu país”, según consta en la denuncia que la víctima ha presentado en el juzgado de Paterna. La agresión fue grabada por vecinos de la zona, por lo que se puede apreciar claramente el estado de indefensión del joven, que en ningún momento ofrece resistencia, y el ruido del golpe que le hace retorcerse de dolor. Tras esta agresión, la policía le ha incoado un procedimiento sancionador por estancia irregular y una propuesta de sanción por tenencia de drogas o abandono de instrumentos relacionados con las drogas, acusación que él niega rotundamente. La víctima ha acudido al Programa de Igualdad de Trato y No Discriminación de València Acull para denunciar los hechos.

En la madrugada del pasado 17 de octubre, J. E. CH. regresaba a su casa en monopatín después de pasar un rato con sus amigos. A unos metros vio a varios policías haciendo un control en la calle Mariano Ribera de Burjassot. Asegura que siguió su camino y al pasar junto a los agentes, le pararon y le indicaron que se quitara los cascos. Se los guardó y le preguntaron si llevaba algo que le comprometiera, “les dije que un grínder y lo entregué sacándolo de la riñonera que portaba”, tal como explica en la denuncia. El grínder es un molinillo que se emplea para pulverizar todo tipo de hierbas y especias; el chico afirma que el que dio a la policía estaba vacío.

Comenzaron a registrarlo “con una actitud bastante prepotente, de superioridad hacia mí” y un policía empezó a empujarle hacia una esquina. El joven se sintió molesto con su conducta y le indicó que “si quería que me moviera que me lo dijera sin necesidad de empujarme”. Sin ofrecer resistencia, se colocó con los brazos cruzados contra la pared a la que le empujó el agente. Entonces, según afirma, “el mismo policía empezó a insultarme: ‘Vas de chulo, sois todos iguales, te voy a mandar para tu país’”. Le preguntó por unos chicos hondureños con los que habían tenido un problema el día anterior, “le contesté que no los conocía y me amenazó: ‘Si te pego una, no me la aguantas’”.

pesar de la actitud del policía, el joven se mantuvo tranquilo -tal como se ve en el vídeo grabado por los vecinos-, pero, “de repente, hizo un rápido movimiento con una mano, me separó los brazos y aprovechó para darme un fuerte puñetazo en el estómago”. El golpe le dejó sin aire, le hizo doblarse por la mitad y acabó vomitando. Los otros policías -en total eran cuatro, incluida una mujer, según recuerda la víctima- ni se inmutaron. Al contrario, “le pedí agua a uno de los policías pero no me la dio y me dijo, en tono irónico, ‘te descuidaste’, mientras la mujer policía, que era morena y parecía tener un ojo morado, se sonreía”.

Le ordenaron quedarse quieto mientras llegaban sus compañeros, que le hicieron firmar la citación para esa misma mañana en la comisaría de Burjassot con la Brigada de Extranjería para iniciarle el procedimiento por estancia irregular, “como supe cuando me presenté de forma voluntaria”. Cuando se fue la policía, varias personas de la vecindad que presenciaron la agresión bajaron para ver cómo estaba y le explicaron que antes de que lo pararan a él, los mismos policías identificaron a un conductor con rasgos europeos con una elevada tasa de alcoholemia, lo trataron como es debido y lo acompañaron a su casa.

En la comisaría le notificaron el procedimiento, que contempla la expulsión o sanción de 501 a 10.000€, y una propuesta de sanción grave en aplicación del artículo 36.16 de la ley 4/2015 de Seguridad Ciudadana.

Dicho artículo castiga “el consumo o la tenencia ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, aunque no estuvieran destinadas al tráfico, en lugares, vías, establecimientos públicos o transportes colectivos, así como el abandono de los instrumentos u otros efectos empleados para ello en los citados lugares”. El joven asegura que no llevaba droga ni dejó abandonado ningún utensilio relacionado con droga, “tan sólo tenía un grínder vacío que en ningún momento traté de ocultar y que la propia policía comprobó que no había nada en su interior”.

Las consecuencias de que un chico hondureño fuera retenido en un control policial son haber sufrido violencia, la posibilidad de ser expulsado o de imponerle una cuantiosa multa, la retención de su pasaporte, la obligación de presentarse en comisaría todos los meses y la propuesta de una sanción por su relación con drogas que no le comunicaron en el momento y que él niega.

Para València Acull, la actuación policial es un ejemplo paradigmático de racismo institucional. La misma policía había parado minutos antes a un conductor español borracho al que trataron con respeto, según aseguran las personas testigas. Sin embargo, al chico acabaron pegándole y lo retuvieron únicamente por su aspecto porque su única posible infracción es que iba con los cascos oyendo música mientras se desplaza en monopatín. Ni aunque se hubiera dirigido con malos modos al policía se justifica que le golpee porque, como se aprecia claramente en el vídeo, no ofrece ningún tipo de resistencia ni actitud agresiva o amenazadora ni trata de huir. Hubo racismo en la causa de su identificación y violencia en la actuación policial.

Por tanto, exigimos que Interior aplique medidas disciplinarias en este caso de evidente violencia policial. Si queda en la impunidad, como muchos otros casos denunciados en los CIE o los malos tratos que han sufrido personas en situación irregular en comisarías valencianas, otros funcionarios se sentirán legitimados para actuar de este modo.

UN POLICIA NACIONAL DE BURJASSOT DONA UN COP DE PUNY EN L’ESTÓMAC A UN XIC HONDURENY DESPRÉS DE DIR-LI: “SOU TOTS IGUALS, ET MANARÉ AL TEU PAÍS”

Un policia nacional de Burjassot va donar un fort cop de puny a l’estómac a un xic hondureny al qual tenia retingut després de dir-li: “Vas de fanfarró, sou tots iguals, et manaré al teu país”, segons consta en la denúncia que la víctima ha presentat en el jutjat de Paterna. L’agressió va ser gravada per veïns de la zona, per la qual cosa es pot apreciar clarament l’estat d’indefensió del jove, que en cap moment ofereix resistència, i el soroll del colp que li fa retorçar-se de dolor. Després d’aquesta agressió, la policia li ha incoat un procediment sancionador per estada irregular i una proposta de sanció per tinença de drogues o abandó d’instruments relacionats amb les drogues, acusació que ell nega rotundament. La víctima ha acudit al Programa d’Igualtat de Tracte i No Discriminació de València Acull per a denunciar els fets.

En la matinada del passat 17 d’octubre, J. E. CH. tornava a la seua casa en monopatí després de passar una estona amb els seus amics. A uns metres va veure a diversos policies fent un control al carrer Mariano Ribera de Burjassot. Assegura que va seguir el seu camí i en passar al costat dels agents, li van parar i li van indicar que es llevara els cascos. Li’ls va guardar i li van preguntar si portava alguna cosa que li comprometera, “els vaig dir que un grínder i ho vaig entregar traient-ho de la renyonera que portava”, tal com explica en la denúncia. El grínder és un molinet que s’empra per a polvoritzar tot tipus d’herbes i espècies; el xic afirma que el que va donar a la policia estava buit.

Van començar a registrar-ho “amb una actitud bastant prepotent, de superioritat cap a mi” i un policia va començar a espentar-li cap a una cantonada. El jove es va sentir molest amb la seua conducta i li va indicar que “si volia que em moguera que m’ho diguera sense necessitat d’espentar-me”. Sense oferir resistència, es va col·locar de braços plegats contra la paret a la qual li va espentar l’agent. Llavors, segons afirma, “el mateix policia va començar a insultar-me: ‘Vas de fanfarró, sou tots iguals, et manaré per al teu país’”. Li va preguntar per uns xics hondurenys amb els quals havien tingut un problema el dia anterior, “li vaig contestar que no els coneixia i em va amenaçar: ‘Si et pegue una, no me l’aguantes’”.

Malgrat l’actitud del policia, el jove es va mantindre tranquil -tal com es veu en el vídeo gravat pels veïns-, però, “de sobte, va fer un ràpid moviment amb una mà, em va separar els braços i va aprofitar per a donar-me un fort cop de puny a l’estómac”. El colp el va deixar sense aire, el va fer doblegar-se per la meitat i va acabar vomitant. Els altres policies -en total eren quatre, inclosa una dona, segons recorda la víctima- ni es van immutar. Al contrari, “li vaig demanar aigua a un dels policies però no me la va donar i em va dir, en to irònic, ‘et vas descurar’, mentre la dona policia, que era bruna i semblava tindre un ull morat, se somreia”.

Li van ordenar quedar-se quiet mentre arribaven els seus companys, que li van fer signar la citació per a aquell mateix matí en la comissaria de Burjassot amb la Brigada d’Estrangeria per a iniciar-li el procediment per estada irregular, “com vaig saber quan em vaig presentar de manera voluntària”. Quan es va anar la policia, diverses persones del veïnatge que van presenciar l’agressió van baixar per a veure com estava i li van explicar que abans que el pararen a ell, els mateixos policies van identificar a un conductor amb trets europeus amb una elevada taxa d’alcoholèmia, el van tractar com cal i el van acompanyar a la seua casa.

En la comissaria li van notificar el procediment, que contempla l’expulsió o sanció de 501 a 10.000€, i una proposta de sanció greu en aplicació de l’article 36.16 de la llei 4/2015 de Seguretat Ciutadana. Aquest article castiga “el consum o la tinença il·lícits de drogues tòxiques, estupefaents o substàncies psicotròpiques, encara que no estigueren destinades al trànsit, en llocs, vies, establiments públics o transports col·lectius, així com l’abandó dels instruments o altres efectes emprats per a això en els citats llocs”. El jove assegura que no portava droga ni va deixar abandonat cap utensili relacionat amb droga, “tan sols tenia un grínder buit que en cap moment vaig tractar d’ocultar i que la pròpia policia va comprovar que no hi havia res en el seu interior”.

es conseqüències que un xic hondureny fora retingut en un control policial són haver patit violència, la possibilitat de ser expulsat o d’imposar-li una quantiosa multa, la retenció del seu passaport, l’obligació de presentar-se en comissaria tots els mesos i la proposta d’una sanció per la seua relació amb drogues que no li van comunicar en el moment i que ell nega.

Per a València Acull, l’actuació policial és un exemple paradigmàtic de racisme institucional. La mateixa policia havia parat minuts abans a un conductor espanyol borratxo al qual van tractar amb respecte, segons asseguren els testimonis. No obstant això, al xic van acabar pegant-li i el van retindre únicamente pel seu aspecte perquè la seua única possible infracció és que anava amb els cascos sentint música mentre es desplaça en monopatí. Ni encara que s’haguera dirigit amb males maneres al policia es justifica que li colpege perquè, com s’aprecia clarament en el vídeo, no ofereix cap mena de resistència ni actitud agressiva o amenaçadora ni tracta de fugir. Va haver-hi racisme en la causa de la seua identificació i violència en l’actuació policial.

er tant, exigim que Interior aplique mesures disciplinàries en aquest cas d’evident violència policial. Si queda en la impunitat, com molts altres casos denunciats en els CIE o els maltractaments que han patit persones en situació irregular en comissaries valencianes, altres funcionaris se sentiran legitimats per a actuar d’aquesta manera.

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