Espacio publicitario

Miguel Lamas, miembro de la dirección de la UIT-CI
17/3/2023.
La movilización realizada el 7 de marzo fue la sexta y más grande de las
masivas protestas contra la reforma de la ley de pensiones que intenta el
presidente Emmanuel Macron. El sábado 11 hubo otra marcha nacional.
Además varios sectores claves anunciaron el comienzo de “huelgas
prorrogables” (es decir se mantendrían en huelga contínua decidida por
asambleas). Pese a esto, el Senado aprobó la reforma y anunciaron que se
aprobará en diputados esta semana.
La movilización del martes 7 de marzo, convocada por ocho centrales
sindicales, fue de 1,28 millones de personas, según el gobierno, y de 3,5
millones según la central sindical CGT (700 mil sólo en París). Es la mayor
protesta en tres décadas. Y es superior a la del 31 de enero, cuando se
movilizaron 2,8 millones.
Al término de la jornada, el frente sindical pidió a Macron una reunión
“urgente”, porque su “silencio ya no es posible”. Pero no sólo se negó a la
reunión, sino que la propuesta de ley fue aprobada en el Senado.
Varios sectores claves, como las refinerías, los ferrocarriles y el sector
energético, resolvieron las huelgas prorrogables.
La basura se acumulaba en las calles de París y se bloquearon las entregas de
combustible de las refinerías porque estos continuaban con las huelgas contra
la reforma jubilatoria. También se interrumpió el suministro eléctrico y se
retrasó el mantenimiento de algunos reactores nucleares.
Otra muestra de la voluntad desde las bases de radicalizar las medidas, es que
se organizaron piquetes y bloqueos de carreteras en muchos lugares del país.
Los sindicatos también apoyaron las manifestaciones convocadas para el
miércoles 8 con motivo del Día Internacional de la Mujer y el jueves 9, llamado
por los estudiantes, que se están movilizando en toda Francia.
Lo intentan desde hace muchos años
La reforma de la ley de pensiones no es sólo el aumento de la edad jubilatoria
de 62 a 64 años, sino que cambia las condiciones y exige un mínimo de 43
años de aportes en momentos en que cada vez más jóvenes no tienen trabajos

regulares. Dos de cada tres franceses, según todos los sondeos, se oponen a
esta reforma.
El ataque al sistema de pensiones es una exigencia de los capitalistas
franceses desde hace décadas antes de Macron. El primer intento serio de la
burguesía francesa de rebajar a las jubilaciones fue en 1995 con el infame
“Plan Juppé”, derrotado por el movimiento de masas más importante sucedido
en Francia desde mayo de 1968.
El actual presidente Macron también lo intentó 2019-2020, provocando la
oleada de huelgas más grande de las dos últimas décadas, incluyendo el
movimiento casi insurreccional de los “chalecos amarillos” y una huelga
ferroviaria de seis meses de duración que obligaron a su gobierno a retirar el
plan de reforma de las pensiones cuando este ya había sido aprobado por el
Parlamento.
Ahora todo está peor con la crisis capitalista
Aunque Macron está más debilitado que en el 2019, el capitalismo está más en
crisis y pretenden que la crisis la paguen los trabajadores. El compromiso de
Macron es aumentar o recuperar las ganancias de los capitalistas franceses
después de la pandemia. Por eso ni se reúne con las direcciones sindicales para
discutir alguna modificación. La ley de pensiones es parte de eso, pero no sólo
es la ley de pensiones, también están los salarios y las leyes laborales. Por eso
el descontento de millones.
Y hoy en Francia el gobierno sigue diciendo que va a aplicar sí o sí la reforma
de pensiones.
Para los trabajadores, las pensiones tampoco son el único problema que
empeoró su situación. El tema salarial, ante los aumentos de precios de
energía y alimentos, es también un reclamo central. Aunque los dirigentes
burocráticos de las centrales sindicales no lo están tomando con el argumento
de que “lo primero” es que se retire la reforma de pensiones.
Es la economía capitalista en su conjunto, en Francia y en el mundo, la que
está tratando de hacer pagar su peor crisis a las y los trabajadores.
La necesidad de un plan de lucha
Si bien las ocho centrales sindicales se han unido y también con el movimiento
estudiantil, las direcciones sindicales burocráticas siguen sin profundizar las
medidas con un plan de lucha, mientras intentan negociar con Macron, que se
niega públicamente a toda negociación.

Esto plantea también la necesidad de que, al calor de esa gran lucha,
trabajadores, trabajadoras y jóvenes se organicen en la perspectiva de
conformar una alternativa socialista revolucionaria por un cambio de fondo que
termine con este desastre capitalista, por una alternativa política para terminar
con el gobierno de Macron, hacia un gobierno del pueblo trabajador.
Es evidente que en lo inmediato, para derrotar al gobierno y sus planes, “lo
primero” es que habrá que preparar un plan de lucha endureciendo
cualitativamente las medidas, como lo plantean sectores de base con las
huelgas (“reconducible”) que ya están realizando del conjunto del país y
también los bloqueos. Y para eso incorporar al conjunto de los trabajadores,
trabajadoras y jóvenes, con sus demandas, incluyendo la salarial y plenos
derechos laborales, por un plan económico del pueblo trabajador.
Desde la UIT-CI damos todo el apoyo a esta grandiosa lucha del pueblo
trabajador francés.
https://uit-ci.org/index.php/2023/03/17/francia-abajo-el-decreto-de-macron/

Espacio Publicitario

Deja un comentario