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Todas las asociaciones, colectivos, grupos, etc. abajo firmantes, condenamos en firme el último acuerdo de reforma en materia de asilo y refugio de la UE de este 6 de junio de 2023.
Sentimos la imperiosa necesidad de comunicar en el siguiente manifiesto, a modo de denuncia, que los estados miembros de la Unión Europea han llegado a un bochornoso acuerdo que menoscaba los pilares fundamentales del sistema de asilo.
El Consejo Europeo negociará próximamente con el Parlamento Europeo la base de este acuerdo, con el objetivo de llegar a una postura en común y redactar así después una ley que se aplicará sobre los demandantes de asilo y refugio que lleguen a suelo europeo. Esperamos y exigimos que el Parlamento no ceda y permita el acuerdo propuesto por el Consejo Europeo que denunciamos.
Cabe recordar que, tras la Segunda Gran Guerra Mundial, en 1949 nació en Ginebra el derecho al asilo para prevenir los grandes daños causados a la población civil derivados de este conflicto. Todos los países firmantes se comprometieron a poner los medios para evitar que se volviera a repetir una catástrofe humanitaria que afectara a tantos millones de personas. Sin embargo, y desgraciadamente, con el acuerdo denunciado en este manifiesto, pretenden darle sepultura a los derechos humanos, fundamentales, que se consiguieron en su día.
Desde 2015 y hasta ahora, tras el éxodo migratorio de personas refugiadas provocado por la guerra de Siria, nos encontramos en momentos históricos en cuanto al gran número de migraciones forzosas. De hecho, en cifras, ya hemos superado el número de desplazados que se contabilizaron como consecuencia de aquella gran guerra. Por lo que podemos decir que millones de seres humanos se ven obligados a abandonar sus hogares y sus países, y que, actualmente, hemos superado la cifra que se sitúa en más de un millón de personas.
Con el acuerdo de este 6 de junio se pretende violar y ultrajar un derecho que tanto sufrimiento humano costó adquirir. Además, se van a reducir aún más. si cabe. los estándares en el ámbito de asilo y refugio en Europa, siendo este el objetivo principal de dicho acuerdo. Este acuerdo ha sido firmado por los 27 que componen el Consejo Europeo. a excepción de dos países que se muestran opuestos al acuerdo: Hungría y Polonia. Estos últimos se basan, principalmente, en el argumento de
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que no consideran necesario que Europa mantenga un sistema de asilo. Los siguientes cuatro países miembros se abstuvieron durante la votación: Bulgaria, Malta, Lituania y Eslovaquia (por distintas razones cada uno).
Los cambios procesales en materia de asilo incluyen las siguientes consecuencias: una expansión de procedimientos en zonas fronterizas; aumentar y fortalecer los procesos de inadmisibilidad; poner en práctica una serie de operaciones aceleradas que no garantizan el cumplimiento de los Derechos Humanos. Todos estos cambios se traducirán, sin duda, en que más personas se quedarán atrapadas en los países fronterizos, y se verán forzados a sobrevivir en situaciones caóticas, desesperantes y en condiciones infrahumanas, similares a las que han sido puesta en práctica desde el modelo de Grecia.
Este acuerdo no va a garantizar los derechos básicos y jurídicos de quien llega a lo que debería ser una tierra de acogida segura. Si esta propuesta se acepta, el país receptor podrá decidir, sin estudio del caso (como marca actualmente la normativa internacional), si esa persona es susceptible o no de solicitar asilo. Es decir, se pretenden legalizar las llamadas devoluciones en caliente, así como las deportaciones a terceros países supuestamente “seguros”, sin contemplar siquiera que estos países acepten la acogida. En resumen, se pretende legalizar aún más la externalización de fronteras, y en muchos de los casos, a países que no garantizan los DD.HH.
La propuesta quiere que los países receptores de personas refugiadas decidan libremente y sin garantías, si cumplir con la legacidad y la humanidad, que es de obligado cumplimiento. Y todo esto a cambio de un módico precio de 20 mil euros por persona, pues con ello se les permite mandarlos a otro país, de manera supremacista y colonial. Estamos hablando de algo muy serio: se va a legalizar el mercadeo de seres humanos. Ese dinero será invertido en deportaciones que en muchos de los casos significan una sentencia de muerte; y en un fortalecimiento aún más severo, si cabe, de las fronteras de la UE.
En general, los estados han acordado un laberinto de normas procesales, bizantinos en su complejidad, en el que se va a limitar el número de personas a las que se les otorgue la Protección Internacional en la Unión Europea. Recordamos que ya, a día de hoy, el 85% de las personas refugiadas son acogidas en países que no son de la UE. Y más concretamente, por tendencia natural, en países limítrofes al conflicto, bajo el lema esperanzador de que, en algún momento, se les permita volver a sus hogares.
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Apelamos a los miembros del Consejo y del Parlamento Europeo, y les pedimos que el avance en materia de asilo se dirija hacia un pacto de garantía de los Derechos Humanos, y no hacia una vulneración sistemática y normalizada de los mismos.
Si dejan de invertir en guerras y en armas, si empiezan a invertir en economía local, o a prohibir el expolio, tal vez esas fronteras dejarán de ser tan supuestamente necesarias.
Para terminar, queremos decir que migrar es un derecho, por lo que hay que movilizarse para proteger el derecho al asilo y evitar que este se pervierta, se vulnere, se viole o se pierda. A estos actos se les llama necropolíticas por las vidas humanas que se cobran; por las familias rotas, víctimas todas ellas de esta situación; por todas aquellas personas que no tienen tiempo, ni espacio, ni el cuerpo de sus fallecidos para poder hacer sus correspondientes duelos. Podemos comparar acertadamente nuestros mares con aquellas cámaras de gas de la Segunda Guerra Mundial. Por eso decimos: basta ya de mirar hacia otro lado, basta ya de leyes injustas. Nosotros nos oponemos a estos cambios inhumanos e injustos.
Y decimos: no en nuestro nombre, contemos y visibilicemos esta situación. Desde los distintos colectivos, denunciamos tanto la propuesta, como las formas, puesto que pretenden que esta información no llegue a la gran mayoría de la población. Así pues, con este comunicado pretendemos, también, alzar la voz.
Anexo:
Queremos aprovechar el presente comunicado para mentar el mayor llamado naufragio, que en realidad ha sido un asesinato en toda regla, que tuvo lugar el 14 de este mismo mes. Se trata del mayor acto criminal, de la historia moderna, en aguas del mar Jónico. No fue una tragedia, fue un acto deliberado.
Durante más de 14 horas, tanto la guardia como el gobierno costero sabían de la embarcación, que constaba de más de 700 personas. La mayoría huía de la guerra de Siria, y los dejaron naufragar. Los primeros indicios y testimonios apuntan que hubo intervención griega en este crimen, con la benevolencia de Europa.
Esta intervención comenzó con el arrastre de la guardia costera griega a la embarcación, quien la dirigió fuera de la zona SAR (donde el rescate es obligatorio). Durante este arrastre ilegal, el navío volcó, matando a más de 500 personas que perdieron la vida ahogadas. Entre ellos, había cientos de niños, niñas y mujeres que viajaban (como es lo habitual) en el sótano de la embarcación.
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Justicia, verdad y reparación.
No en nuestro nombre.
No con nuestro silencio.

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