En este momento Israel está ejecutando impunemente y con el respaldo incondicional del imperialismo norteamericano y de la Unión Europea, un genocidio brutal contra el pueblo palestino concentrado en Gaza, la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Al momento de escribir esta declaración ya habían sido asesinadas 8.525 personas de las cuales 3.542 son niños y niñas y 2.187 mujeres, es decir que un 68% de los asesinados son menores y mujeres, 21.500 heridos. “Gaza se ha convertido en un cementerio para miles de niños y en un infierno para todos los demás”, dijo el representante de Unicef, James Elder. Estarían muriendo 420 niños diariamente y habrían 940 desaparecidos.
Estos números aumentan constantemente con la intensificación de los bombardeos y el ingreso por tierra del ejército sionista a la franja. Mientras que en Cisjordania ocupada, el ejército israelí ha asesinado a 180 palestinos desde el pasado 7 de octubre. El Gobierno sionista ha ordenado intensificar la represión en Cisjordania tras la huelga general masiva de este miércoles 1 de noviembre, para exigir el cese inmediato de la masacre en Gaza. Son escalofriantes y conmovedoras las imágenes de padres devastados por la pérdida de toda su familia; niños rescatados de los escombros, otros que perdieron a toda su familia; cadáveres calcinados y desmembrados producto de la intensidad de los bombardeos.
Más de 2 millones de habitantes de la franja están siendo bombardeados por cielo, mar y aire. Violando todas las leyes internacionales, Israel cortó el suministro de agua, electricidad, combustible y alimentos, sometiendo al pueblo gazatí a un suplicio inimaginable. Incluso bombardeó el paso fronterizo de Rafah con Egipto, por donde a duras penas han ingresado 94 camiones con comida e insumos médicos desde el 7 de octubre, cuando antes entraban a la franja de Gaza unos 100 camiones diarios con ayuda humanitaria.
Por otra parte, desde la noche del pasado viernes y durante la madrugada del sábado, Israel llevó a cabo los bombardeos más intensos desde que dio inicio a la operación “Espadas de Hierro”, los cuales fueron el preludio de una invasión terrestre a gran escala por el norte de Gaza. Previamente Israel había cortado las comunicaciones telefónicas y de internet, aislando a la franja del mundo exterior.
Después de cuatro intentos fallidos, el pasado viernes la ONU con el voto de 120 países, salió de la inacción que la caracteriza, y aprobó el alto el fuego para permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, así como para exigirle a Israel que anule su orden de evacuar el norte de la franja, y el traslado de la población al sur. No obstante, Estados Unidos vetó la decisión adoptada. Esta resolución tardía de la ONU fue catalogada como “día de infamia” por parte del embajador sionista en las Naciones Unidas, Gilad Erdan.
Días antes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una reunión del consejo de seguridad tuvo que reconocer que “el ataque de Hamás no surgió de la nada”, y que era el resultado de décadas de ocupación, del robo de las tierras de los palestinos, del desplazamiento forzoso y la violencia ejercida por Israel. Ante lo cual el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Eli Cohen, así como el embajador ante la ONU, Gilad Erdan, reaccionaron airadamente y exigieron la renuncia del secretario general.
El director de la Oficina de Nueva York del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Craig Mokhiber renunció a su cargo en protesta por la incapacidad de la organización de frenar el genocidio en Gaza. Las contradicciones en el seno de la ONU reflejan la gran crisis que se produce al interior de las instituciones del capitalismo-imperialista mundial, las cuales se agudizan en la medida que se muestran en los medios de comunicación y en las redes sociales la salvaje matanza que ejecuta el ejército sionista en Gaza, lo que a su vez está incentivando las protestas en todo el mundo. Masivas movilizaciones en Turquía y en todos los países árabes, como Jordania, Egipto, Yémen. En las principales ciudades europeas. Miles se han manifestado en Londres, Madrid, Barcelona, Roma, incluso en Alemania y Francia, países en los que miles de personas desafían la prohibición de manifestarse a favor de los palestinos.
Grandes movilizaciones en Canadá y Estados Unidos. En New York, más de 200 judíos antisionistas tomaron la emblemática estación central exigiendo el alto al fuego y con la consigna “no en nuestro nombre”. Previamente en Washington se realizó una protesta similar en la cual más de 3OO judíos tomaron oficinas del capitolio. Ambas protestas fueron convocadas por Jewish Voice for Peace, la más grande organización de judíos no sionistas de Estados Unidos. En Tel Aviv las protestas son diarias. Familiares de los rehenes en poder de Hamás, cuestionan duramente al gobierno de Netanyahu, lo responsabilizan de la situación y exigen el retorno de los rehenes. Incluso en Jerusalén se han movilizado judíos ortodoxos que se oponen al sionismo.
Expresiones de la crisis que se desarrolla en las instituciones del capitalismo mundial son las declaraciones de Philippe Lazzarini, director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, (UNRWA), quien acusó a Israel de aplicar un “castigo colectivo” contra los palestinos. Otras organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, el Consejo Noruego de Refugiados, Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras han denunciado que Israel comete crímenes de guerra.
Cada vez queda más en evidencia que Israel está llevando adelante un genocidio con intenciones de profundizar la limpieza étnica que ejecuta desde hace 75 años. Está avanzando en una nueva Nakba (catástrofe), como conocen los palestinos la matanza y desplazamiento de casi un millón de personas de sus tierras en 1947-48, previo al establecimiento del Estado de Israel.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) decimos: ¡Alto a los bombardeos criminales a Gaza!
¡Basta de cerco genocida! Damos nuestro respaldo a la resistencia palestina pero sin darle apoyo político a Hamás, quien hoy encabeza la lucha contra el ocupante sionista, pero con quien tenemos grandes diferencias políticas en la medida que es una organización burguesa-islámica, procapitalista, que quiere reemplazar el estado de apartheid sionista por un estado teocrático islámico.
La UIT-CI lucha por un estado único palestino, laico, no racista y democrático, en el territorio histórico de Palestina, a donde puedan regresar los refugiados a sus tierras, y convivan musulmanes, judíos, cristianos y otras religiones, o no religiosos.
Asimismo denunciamos la traición de la Autoridad Nacional Palestina, dirigida por Al Fatah-OLP y Mahmoud Abbas, que ejerce labores de policía y control sobre los palestinos en Cisjordania ocupada, en acuerdo con Israel.
Para derrotar la agresión sionista apoyada por el imperialismo, hay que seguir profundizando la movilización de los pueblos del mundo. Y en esa tarea pone toda su energía la UIT-CI, en los países donde tenemos presencia. Exigiendo a todos los gobiernos ruptura de relaciones diplomáticas, económicas, comerciales y culturales con Israel. Ya el gobierno boliviano rompió relaciones con la entidad sionista; el gobierno chileno y el de Colombia llamaron a consultas a sus embajadores, ¡los pueblos de ambos países deben exigir que rompan relaciones! Que cese el envío de armas y ayuda financiera de Estados Unidos a la entidad sionista. Hay que seguir el ejemplo de los sindicatos de Bélgica que bloquearán el envío de armamento a Israel; que se retire la flota norteamericana del medio oriente.
¡Alto ya a los bombardeos criminales a Gaza! ¡Basta de cerco genocida!
¡Ruptura de relaciones con Israel!
¡Liberación de las y los presos palestinos!
¡Fuera el ejército sionista de la franja de Gaza
¡Todo el apoyo a la resistencia palestina!