Texto: Ángeles Sanmiguel
“Las administraciones tienen que abolir la experimentación, el único impedimento es que los animales están considerados cosas, no debemos servirnos de los animales a nuestro antojo, la vivisección es anacrónica”, sentencia el activista Diego Nevado miembro de la portavocía de València Animal Save. “La legislación va muy por detrás del avance social que exige la erradicación de la experimentación con animales”, apunta Rosa Más, bióloga, conocedora de este arcaico modo de investigar capaz de eludir organizaciones que controlan la hipotética trasparencia en algo tan tenebroso como el martirio de animales bajo la respetada licencia de ¡ciencia! “A pesar del gran esfuerzo realizado en los últimos años por buscar métodos alternativos, todavía es escasa e insuficiente la cantidad de estos procedimientos homologados por los organismos reguladores”, añade. ¡Organismos!trasiego deintereses. ¡Reguladores! ¿con que criterios?
“Es muy difícil, y en la mayoría de los casos simplemente imposible, desarrollar métodos sin animales para reemplazar el uso de animales vivos”, esgrime una entidad del entorno científico. ¿Muy difícil? en el umbral de lo desconocido, en el siglo veintiuno, ¿resulta muy difícil dejar de torturar animales, bombardear cucarachas con radiación, infectar con carcinógenos, hurgar en los cerebros de primates no humanos o envenenar con tabaco a dóciles canes Beagle? ¡Hay mucho satélite en este cosmos de negocio! Surgen cursos de experimentación animal impartidos por empresas modelo “spin-off” (derivada de otra organización), se publican revistas sobre animales de laboratorio ¿animales de laboratorio, qué clasificación científica es esa? también brotan como por encantamientosociedades específicas para las ciencias del animal de laboratorio. ¡Basta ya de darle un apelativo ficticio a las víctimas de la experimentación! son los mismos animales que configuran los ochenta millones de especies existentes sólo que utilizados para masacrarlos y martirizarlos, y en esos usos quedan fuera de toda protección. ¿Sirven de algo los acuerdos de trasparencia cuando empresas y países no informan de sus actividades?
“Cuando un calamar, cautivo en un acuariose pone triste, y en una especie de oscurecimiento de la mente comienza a comerse los propios tentáculos, lo cual le ocasiona la muerte, forzosamente nos evoca escenas terribles observadas en los “manicomios” y campos de concentración de la sociedad humana”, escribe el alemán Herbert Wendt, lo que trae a colación el proyecto trasnacional de una granja de pulposen el puerto deLas Palmas de Gran Canaria,el siguiente eslabón tras haber derivado siete millones de euros del erario gallego para financiar un centro privado de acuicultura dedicado a la experimentación con cefalópodos, seres sintientes e inteligentes, en Pontevedra, y lograr certificados para facilitar el posterior desmán empresarial, algo plenamente contrario a la opinión pública que así lo viene manifestando, aunque, ni “sillones” del gobierno insular, ni responsables de la atrocidad se sienten interpelados.
Grupos activistas no cejan en su labor rescatista y en la lucha contra el inmovilismo legal y la desinformación. Emi Navarro integrante de València Animal Save y fundador de YouthClimateSaveValència, consciente de la extrema situación que padece el planeta, sus hábitats y animales, recalca la importancia de la información sobre la experimentación con animales yla trascendencia de “difundir a tope y mostrar las imágenes a la gente y que la gente se oponga, luego… acción directa no violenta”. Se vienen utilizando como voceras planetarias contra la experimentación las herramientas tecnológicas, el ciberespacio, las redes sociales de la comunicación digital.El setenta y uno por ciento de la población, según encuestas, es contraria a las experimentaciones con animales, ¿tan difícil es respetar al pueblo? ¿Cuándo acabará el mercadeo de animalespara experimentacióny esos criaderos que se hinchan a ganar dinero traficando con las vidas de los otros animales, un truculento negocio donde el amiguismo sirve para entrar en la rueda?Simios de Suramérica surten centros en el otro confín del planeta donde vilmente serán torturados, serpientes, aves, peces y cualquier especie es traficada salvado controles fronterizos de diversas maneras para lo que cualquier conexión de altos vuelos facilita el tránsito. Animales “manipulados génetica, quirúrgicamente, médicamente o conductualmente” nacen para el suplicio. El siglo veintiuno no es el Medioevo,ni la Antigua Roma, las ciencias ocultas y auríspices que evisceraban animales para profetizar no tiene lugar ante tecnologías 3D, tejidos artificiales, experimentación in vitro, células. ¡Existen alternativas al sadismo y dolor! Hasta la psicología hace sus pinitos con la experimentación animal lanzando a roedores a un tanque del que no pueden salir, si dejan de nadar es que están deprimidos, informa ADDA (Asociación Defensa Derechos Animal). En los siglos quince y dieciséis experimentos con toda índole de fines eran usuales y lo que había más a mano se convertía en ingrediente hechizante para el caldero, probetas y alambiques. ¿Seguimos igual?Tal parece que así es, con el inri de que atrocidades de antaño se hanmercantilizado. Si por aquél entonces para el mal de ojo se daba a beber a una gallina, que no había puesto huevos, el agua de lluvia con la que se había lavado el pie derecho de la persona aojada, ¿qué no se podrá experimentar actualmente para guerras y mercados? ¡Las temibles “bioarmas”! son testadas en toda clase de seres vivos inoculando patógenos, virus y bacterias. Se han robotizando insectos y roedores mediante electrodos para dirigirlos por control remoto. A raíz de todo ello, a mediados del siglo veinte,se puso el acento en la importancia de la bioética (“respeto por la vida humana y no humana”).Atrás quedaron los bebedizos con testículos de leopardo y sangre de comadreja utilizados en la farmacopea renacentista, ahora otros mercaderes precisan nuevas pócimas y no duda en untar el lado perverso humano y conseguir los cuños precisos para sus productos engrasandotanto a la descomunal máquina de la experimentación animal como a esa “jauría de tontos endiosados”, según frasea de Óscar Colom.
“Los conejos son utilizados principalmente para la cosmética”, detalla Emi. Universidades, institutos y centros docentes se han topado con alumnado disidente que reúsa experimentar con animales vivos aunque sufriendo represalias académicas. ¡Oh sorpresa!¡no todo el mundo se doblega!
¿Firmar el AT (Acuerdo de Transparencia) realmente desvelará lo que padecen millones de animales “de laboratorio” anualmente? Al otro lado de la puerta de locales de experimentación, ningún animal regresa al “mundo de la luz”, son espacios por donde deambula una cohorte de espectros del dolor y, por ende, insanos. En el caso Vivotecnia (Madrid), empresa alimentada por los dineros públicos de la Administración de la Comunidad de Madrid, los rehenes por los que el pueblo clamaba, finalmente no fueron liberados, ¿ejecutados tras la explotación? Actualmente este negocio siguen en activo y ganando dinero. ADDA informa que “los síntomas inducidos artificialmente no tienen nada en común con la enfermedad humana real que deben simular”.
“Son seres, no números”. “Condenados”. “Criados para sufrir”. “En España, en 2022, más de un millón de animales se usaron para experimentación”. “703 macacos, 739 gatos, 1.511 perros, 11.378 cerdos, 14.458 conejos, 527.733 roedores”.Cerdos son genéticamente alterados para eltrasplante de órganos¿quién no recuerda el film La Isla?Los cerebros de simios y roedores se manipulan estando conscientes, “ratones de Alzheimer” son transgénicos con los que “no se puede reproducir una demencia completa”.¿Por cuánto venden sus víctimas los traficantes de animales que surten la demanda? Afines al negocio eximen la macabra experimentación con animales como el“avanzar en la compresión científica” -¿compresión científica para quién?-, “desarrollar soluciones a problemas médicos” y“probar medicamentos y vacunas” -en roedores y humanos se testaron las vacunas de ARN mensajero para la Covid-19-. “Los experimentos con animales no pueden simular enfermedades humanas a nivel de genes individuales”, comunica la citada asociación.
Personas rescatadoras corren graves riesgos al liberar animalesde la amargura y suplicio predestinados. Recientemente se retiraron los cargos a tres activistas que salvaron ejemplares de canes Beagle de un criadero estadounidense para experimentación. Pero tristemente en el mundo occidental dionisíaco donde los placeres consumistas y la crueldad se ponderan,el subvencionarentidades explotadoras de animales es algo que entra en el paradigma.
“Los animales no son máquinas” son seres vivos. Alimentación, habitáculo, ambiente, genética ¿todo pactado y controlado en los criaderos para que las víctimas no causen posteriores problemas? Un portavoz universitario, décadas atrás, informaría sobre los detalles relativos a insectos modificados genéticamente para misiones de espionaje. Stephen Wick sentenciaría que “las cucarachas reaccionan al dolor como criaturas sensitivas”. ¿Qué lavado decerebro se piensa hacer para que las nuevas generaciones admitan, en el siglo de la inteligencia artificial,que la experimentación con otros animales, la crueldad y muerte que se les infringe, es beneficioso? ¿Realmente existen razones, más allá de las económicas, para continuar con tan espeluznante negocio? Leonardo da Vinci, pintor, científico, vegetariano y amante de la naturaleza, en uno de sus tratados, afirmaba que: “No se puede amar ni odiar nada si antes no se ha llegado a su conocimiento”.