El gran escritor italiano, Umberto Eco, en su novela Número cero (2015, Penguin Random House) acuñó el término de » máquina del fango», consistente en «tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas».Así, en los laboratorios de la Fundación FAES, cuya cabeza visible sería el ínclito Aznar, se habrían cocinado las falsas informaciones y tergiversaciones contra Begoña Gómez y luego enviadas simultáneamente a toda la pléyade de web digitales derechistas surgidas exprofeso para defenestrar a Podemos y ahora reconvertidas en arietes contra Sánchez.
Dichas webs derechistas serían agentes patógenos inoculadores del virus de la desinformación y podrían arrasar con los principios de la sui generis democracia formal española al poseer un ADN dotado de la doble enzima trumpista ( finiquito de lo politicamente correcto y utilización de fake news).
La inmensa mayoría de dichas fábricas de bulos estarían radicadas en un Madrid devenido en el cortijo personal de Ayuso y financiadas con subvenciones encubiertas y publicidad institucionales y su tarea sería difundir bulos, medias verdades y tergiversaciones que luego tendrán su plasmación escrita en diarios impresos convertidos en portavoces oficiosos del complot derechista.
Dicha información, ya blanqueada por el respetable medio impreso, será utilizada por el sicofante o denunciador profesional, (representado por el seudo sindicato Manos Limpias), para presentar la denuncia ante el juez tardofranquista de turno. Este último será el encargado de cerrar el círculo fangoso alrededor de la víctima escogida al aceptar a trámite una denuncia, que independiente de su recorrido legal, habría conseguido ya el objetivo de poner en entredicho la honradez de la mujer del César.
Germán Gorraiz López- Analista