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Texto. Ángeles Sanmiguel

“Eliminan la Q y el plus en las siglas del colectivo queer en los documento internos del partido”. Tan infamante decisión tomada en el reciente cuadragésimo primer Congreso Federal del Partido Socialista Obrero Español se acompañaba con la demanda de “excluir a las mujeres trans del deporte femenino”.

¿PSOE “trans-odiante”? ¿PSOE “trans-excluyente”? ¿Identidades y diversidades silenciadas como apaño evitar el enfurruñamiento de grupúsculos clásicos y la pérdida de votos internos imperiosos para la reinvestidura del líder y la consistencia de una paridad metafísica? “La política de este siglo y el siguiente es para aquellos que sepan gestionar la diversidad” declaraba en el año dos mil veintiuno la exalumna escolapia, actual puntal socialista, y curiosamente pieza clave en la citada exigencia de eliminar la Q y el plus, que junto a beligerantes del ala dura hicieron de ariete mostrando su entusiasmo por el anatema ajeno.

“Creo que es un error, desde la izquierda se debiera haber oficializado el Q plus para que aquellas personas del colectivo se sintieran representadas, también protegidas, porque el colectivo LGTBIQ+ es un colectivo tradicionalmente perseguido con muchísimos problemas para desarrollar una vida normal desde su familia, su círculo de amistades, el mundo laboral” y ahora muchas personas no sentirán “esa protección que te puede dar un partido tan importante como el socialista que actualmente está en el gobierno. Personas que con el plus se sentían representadas ahora se sentirán abandonadas y seguramente muy frustradas”, declara el escritor Óscar Hernandez-Campano autor entre otras obras de El viaje de Marcos, premiada con el Odisea 2002, y autor galardonado con el Pluma 2022.

¿“Borrado queerfóbico” de un plumazo y ya está? ¿Por qué nadie denuncia esta muestra de odio? ¿Ramalazos postfranquistas sujetos al tuétano socialista imposibles de proscribir? ¿Cómo no se va a inocular la hostilidad si premeditadamente se vetan identidades hasta en foros supuestamente progresistas? ¿Han pensado los cerebritos del socialismo español que con su mensaje son culpables de fomentar el ya existente ochenta y dos por ciento de deseos de suicidio y el aumento de asesinatos de personas trans y no binarias?

Un lóbrego orden establecido basado en la discriminación viene colándose en la sociedad cuando esta parecía haber salvado tan tenebrosa casilla en un cotidiano juego de trampas. Pero, hete aquí, que el PSOE y sus maléficas costuras han apostado, sin ninguna clase de vergüenza, por el silenciamiento de cualquier anticonvencionalidad, algo de esperar dada la metamorfosis kafkiana de su interno. ¿Infancia trans discriminada a la hora de realizar cualquier deporte? ¿Por qué mujeres trans son excluidas de la categoría femenina en atletismo y ajedrez o en cualquier otra disciplina? ¿Acaso no se conocen las tres categorías de biotipos musculares del ser humano acuñadas por el psicólogo estadounidense William Herbert Sheldon? Ectomorfo (metabolismo muy rápido masa muscular más costosa de aumentar idóneo para el ciclismo, atletismo, natación o maratón al margen del género), mesomorfo (complexión atlética eficaz en tenis, fútbol, triatlón o voleibol más allá del género), endomorfo (metabolismo más lento, tendencia a engordar, competente en la lucha, rugby, baloncesto, lanzamiento de jabalina o levantamiento de pesas, obviando el género).

Cerca de veinticinco mil mujeres trans viven en España donde Carla Antonelli, desde su condición política de diputada socialista y mujer trans declaró ante la tirana estupidez rubricada por su partido: “Me dio mucha vergüenza. ¿Qué pasa? ¿Las mujeres queer no son mujeres? ¿Las mujeres trans no somos mujeres?

A lo mejor alguna estará pensándolo por ahí. Si alguien piensa que borrando, amputando o cercenando unas siglas van a hacer desaparecer a un conjunto de miles y miles de personas en este país es que están muy equivocados, es que no se han enterado de nada, es que son unos ignorantes”.

Personas no binarias existen desde que el primer homínido se irguió y su historia está trufada de mortales y divinidades trans.

Sólo en sociedades tribales, aborregadas y oprimidas utilizan la estigmatización, el silenciamiento y la persecución como práctica.

En mil novecientos cincuenta y tres, en Casablanca (Marruecos), el ginecólogo y cirujano francés (George Burou) ya realizaba cirugía de reasignación de sexo para mujeres trans. ¿A qué razonamiento se agarra el PSOE para afianzarse en “el culto al macho” que subyace en la barbarie negativista? Un campesino polaco al que le gustaba vestirse con la ropa interior de su hermana, en mil novecientos noventa y seis, retado a demostrar su hombría, compitió con una motosierra cortándose el cuello durante la bravuconería, después, la heteropatriarcal prensa escribiría: “murió como un hombre” indultándolo así por su diversidad. ¿Cuántas muertes, asesinatos, palizas, persecuciones se requieren antes de que los y las “conserva-duros” sean desterrados de las sociedades, organismos de gobierno y medios de manipulación, sin olvidar la “tecnocracia burrócrata”? Hart Crane poeta estadounidense a principios del siglo veinte fue brutalmente golpeado por la marinería al descubrir su homosexualidad, poco después gritaría ante testigos: “-¡Adiós a todos!” lanzándose desde la borda del barco “convencido de que no podía ser feliz debido a su homosexualidad”.

En los Juegos Olímpicos de París 2024 ciento noventa y tres atletas abiertamente LGTBIQ+ participaron y sólo un hombre trans. Karla Sofía Gascón, mujer trans, ha sido elegida como la mejor actriz en los Premios del Cine Europeo por su interpretación en la película “Emilia Pérez”.

¿“El principio diferenciador de los otros” como narcótico en las idiotizadas sociedades satisfechas? ¿Cuántos “donuts”, como en mil novecientos cincuenta y nueve en Los Ángeles, harán falta lanzar para evitar este trans-acoso desde la política? “Estamos luchando por la supervivencia” escribió la activista transgénero estadounidense Leslie Feinberg en mil novecientos noventa y dos.

“Es importante que les activistas –feministas, queer, de todo tipo – inventemos nuestras propias ceremonias que reflejen nuestras preocupaciones actuales”. La diversidad exige exteriorizarse sin tener que bucear para esquivar las quillas fóbicas de bajeles que navegan bajo la bandera de la regresión y una flotilla de adalides y plebe con trastorno de personalidad múltiple, semblanza del doctor Jekyll y mister Hyde, coexistente con el poder, surgiendo con el poder o en anhelantes de este. ¿Qué esconde la argucia contra las personas queer? Datos obstinados refutan que la diversidad es valor en alza para cualquier posible futuro humano donde será indudablemente rectora.

¿Qué clase de abducción han llevado a las mentes pensantes de uno de los ejes del bipartidismo español a echarse piedras sobre su propio tejado? ¿Lanzándole un cable a totalitarismos y escuadrones mercenarios de la monetización que les quitarán la silla si van a Sevilla, según apunta el refranero? “El fascismo como comportamiento social e individual, tiene su origen en la represión sexual” sentenciaría el psicoanalista nacionalizado estadounidense Wilhem Reich, huido tras la persecución nazi y cuyos libros fueron quemados.

“Expresarse con un cuerpo extraño al sentido resulta
desalentador” afirma Anselmo J. García Curado psicólogo
barcelonés que realizó estudios de posgrado en Sexología y
Ciencias Familiares en Bélgica, añadiendo que “el transexual
masculino piensa como una mujer y resulta armónico y lógico tal
comportamiento”. ¿Formaciones políticas del siglo veintiuno
abogando por volver a la subterraneidad de la España de mil
novecientos sesenta y cinco “donde los transexuales estaban en
las catacumbas”? ¿Harpías anti-queer al ataque para que la
diversidad sea “vivida trágicamente y con sufrimiento por todos
aquellos y aquellas transexuales en nuestro país”?

Graham Bell Tornado de formación fundamental científica
utiliza la performance, el video, música, arte gráfico, fotografía y
dibujo en su transmisión de temáticas bilógicas-políticas. Arte en
interconexión de libertad y diversidad. Su proyecto P.I.N.Q. es un
“ejercicio de apropiación queer donde las instituciones que
determinan valor son parodiadas con una estética kitsch (rebelde,
colorista) y DIY (hazlo tú mismo)”. En una de las celebraciones
“se rinde homenaje a las mujeres, a los pueblos indígenas a les
queers, y a los animales sacrificados durante la destrucción
inexorable de la naturaleza”. Geyserbird, alter ego del activista
ecoqueer de origen escocés, denuncia la sociedad
heteronormativa, el sistema patriarcal y la cosmovisión
antropocentrista. “Los parques P.I.N.Q. simbolizan el fracaso del
proyecto moderno y sus intentos de erradicar lo primitivo, lo
irracional, lo queer”. Para su participación en la exposición
“Contra-Huellas” (“Contra-petjades”), en La Nau, Bell Tornado
ha contado con la producción de Anna María Staiano ambos
cofundadores del quinceañero espacio de arte queer, excéntrico,
trangénero y transfeminismo La Errería (House of Bent) de
Xátiva.
La cultura es LGTBIQ+, ejemplos recientes son el Festival de
Curtmetratges LGTBIQ+ d´Alberic y el estreno en València del
documental “Water Makes us Wet: An Ecosexual Adventure”,
dirigido por Elizabeth Stephens y Annie Sprinkle, activista
ecosex definida como feminista sexualmente positiva.
¿Realmente la Unión Europea es “zona de libertad” para
personas LGTBIQ+ como preconiza el Parlamento Europeo? ¿Y
España en el siglo veintiuno lo es? ¿Por qué enfurece tanto la
diversidad a grupos, manadas y partidos “ultras”? Bruce
Bagemihi biólogo y sexólogo canadiense zanjaría científicamente
en mil novecientos noventa y nueve que “el mundo abunda en
criaturas homosexuales, bisexuales y trans de todo tipo y color”.

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