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Texto: Ángeles Sanmiguel
Premisa ineludible es la de recuperar el movimiento antibelicista dado que “las señales
que llegan no son muy estimulantes”, llegado el momento de tales manifestaciones el
Gobierno español activará con delectación el traumatizante comodín de la “ley
mordaza” aderezada actualmente con variantes más lapidarias. “Acogemos desertores
de la guerra” Insumisión a las guerras. Movimiento de objeción de conciencia (MOC-
Valencia) se leía en la pancarta instalada en la conferencia del escritor Carlos Taibo.
Numerosas empresas, poderes financieros y a toda clase de profesionales sin escrúpulos
se nutren de la guerra, la historia de la humanidad transcurre como fiel reflejo de ello no
hay más que recordar al fanático inquisidor general cardenal Cisneros, detestado por la
reina Juana I y favorecido por Fernando el Católico, padre de esta, quien
estratégicamente pagaba la guardia real afianzando su potestad. Más contemporáneo es
el ejemplo del presidente estadounidense Harry S. Truman el cual, en la Segunda
Guerra Mundial, causante de más de setenta millones de víctimas, ordenó lanzar dos
muestras de la gran inversión armamentística estadounidense, sendas bombas nucleares
sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki para después afanarse en
recrear su profética iluminación de una ciudad secreta donde reunir a mentes científicas,
bajo el auspicio económico gubernamental, propiciando la creación de nuevos
productos belicosos de uso propio y para la venta. Milagros Martínez de Sas, catedrática
de Geografía e Historia escribiría en El mundo de los bloques: “para mantener los gastos
militares en los índices actuales, cada personas debe sacrificar a la carrera de
armamentos de tres a cuatro años de los ingresos de su vida”
Taibo, durante su conferencia en el valenciano Centro del Carmen de Cultura
Contemporánea, comentaría que “lo más sencillo es que haya guerra en Ucrania para
mucho tiempo”, será cuando la ensimismada sociedad no reciba los planeados impactos
informativos cuando se arrinconará el tema, pero, la guerra “sigue ahí”. Guerra,
bacteriológica, tecnológica, armamentística, económica, climática, psicológica o de
cualquier otra nauseabunda índole siempre instigada por mor de la notoria patología
belicista de dirigentes políticos y absolutistas planes financieros, la progenie de
verdugos y matones del planeta en acción. El también profesor universitario de
Ciencias Políticas confiesa su absoluto rechazo a la intervención beligerante de Rusia,
“por el dolor que causa y no aporta nada. ¿Qué quiere hacer Rusia con los territorios
que ocupa?” pregunta, añadiendo que “los frentes están enquistados”. Rusia sin duda es
un país complejo, el más rico del planeta, con seis mil cabezas nucleares reconocidas en
su arsenal, allí profesionales de los medios informativos están siendo detenidos. “La
Rusia de Putin” debido al discurrir del conflicto bélico, al igual que el Gobierno
ucraniano, se encuentra ante la coyuntura de que “la mayoría de los agentes que
operan están con el agua al cuello”. Los hechos militares no discurren como se preveía y
los oligarcas “están que trinan”. Por su parte los estados de la Unión Europea “también
están con el agua al cuello”. Ante tal perspectiva “no podemos descartar que haya un
golpe palaciego” como desenlace y la posibilidad de que asuma el poder alguien de peor
perfil.

Quien ha vivido una guerra nunca olvida, quien se ha beneficiado de ella jamás lo
reconoce. El Corte Inglés se encarga de enviar ropa, alimentos a víctimas de guerras
en diferentes países bajo el paraguas estatal. “El dinero está en la idea” le comentaría un
conocido personajes a Taibo. Usura y competitividad se han instalado con plena
normalidad y acatamiento en sociedades occidentales aprisionadas bajo la losa de un
monolítico sistema que ante cualquier alarma utiliza todos los mecanismos de su omertá
desinformandora. Periódicos, canales televisivos, redes telemáticas y radios “repiten
monocordes las mismas monsergas”. En mil novecientos cuarenta y uno cuando la
URSS fue invadida por ejércitos de la Alemania nazi, Finlandia y Rumanía; en España
se decretó “la que sería la línea oficial del gobierno de Franco, y por tanto presente en
todos los medios de comunicación, consistente en hermanar España y Alemania (“el
aliado alemán”) en cuantos acontecimientos tengan lugar en el frente del Este y en
situar a los alzados en julio del 36 (sublevados contra el gobierno legítimo) como
precursores contra la lucha el comunismo internacional”, relata José Luis Rodríguez
Jiménez profesor titular de Historia Contemporánea y Máster en Defensa Nacional, en
su ensayo: “Engaños y omisiones en torno al envío de la división española de
voluntarios a la URSS”.
¿A qué grado de deshumanización ha llegado nuestra sociedad cuando nadie se inmuta
mientras hay millones de personas que están perdiendo la vida? ¿Realmente nos
importan los derechos humanos en Ucrania y Rusia? Cualquier guerra enardece lo peor
del ser humano, más aún si es poderoso, disfrazándolo de motivaciones en defensa de la
población pero hete aquí que el pueblo es quien cae, sus vidas, sus medios de
supervivencia, mientras ejércitos y empresas mercenarias trabajan para el mejor postor
asesinando, violando, robando o torturando. “Estamos administrando un conjunto de
medidas” es la frase paradigmática junto a otra no menos resolutiva, la de estamos
trabajando en ello, que esgrimen representantes políticos. Según relata Taibo, el
exsecretario general de la OTAN Javier Solana declararía: “En Serbia podemos
intervenir porque hay un matoncillo local”. La OTAN intervino En Serbia y
Montenegro. Hablar de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) como
si fuese un entramado en el que se contemplan los derechos humanos es un supuesto
fantástico, “la OTAN no tiene nada que ver con los derechos humanos”, eludir tal
obviedad cuando menos es catastrófico, aun así tristemente solo un veinte por ciento de
la ciudadanía española rechaza la OTAN. En mil novecientos noventa se quería
integrar a Rusia en la OTAN a fin de evitar “que se gestase una macropotencia”. Ante
los BRIC (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) ¿cuál es la maniobra? Durante la
trigésimo segunda cumbre de la OTAN celebrada en Madrid “no se hablaba de
Ucrania, se hablaba de China” nación todopoderosa que ha convertido el planeta en una
insondable red de negocio más potente que cualquier ejercicio bélico, la superpotencia
asiática ni tan siquiera tiene instaladas bases militares en otros países, exceptuando la
de Yibuti para defender sus transportes comerciales de ataques piratas en el océano
Índico. China, según Taibo, “se desmarca de algunos elementos de la política rusa”,
respecto a la guerra de Ucrania, “China está muy molesta”. Por su parte Rusia sabe que
Siberia puede ser colonizada por China debido a la exigua densidad demográfica del
territorio fronterizo ruso.
“¿Qué está ocurriendo con los cuerpos de rusos que mueren en Ucrania?”. ¿Por qué la
Unión Europea rechazó dar la condición de refugiados a los desertores del ejército?

Ningún imperio es bueno y en Rusia cualquier disidencia es exorcizada, perseguida,
silenciada, activando para ello toda clase de resortes represivos. Si alguien espera que el
augurado colapso esté por llegar debe tener en cuenta que ya está aquí, el colapso es lo
que vivimos, dictamina el erudito conferenciante aseverando que Estados Unidos,
indudablemente, obtiene pingües beneficios del conflicto en Ucrania.
Desde el inicio de la computerización el planeta coexiste con un nuevo peligro, el de la
tecnología implementada en asuntos críticos, cabe recordar que en un estudio científico
australiano realizado por la Universidad Griffith y Perry Morrison se concluía que a las
máquinas “no se les puede confiar aplicaciones que resultan críticas para la vida
humana”, citando como ejemplo uno de los casos recopilados por el ingeniero
electrónico y biomédico chileño Guillemo Avendaño Cervantes en su obra El mito de la
tecnología, cuando “la falla en un circuito integrado de una computadora de
comunicación de las fuerzas armadas de Estados Unidos, llevó a poner en alerta todo
un sistema de ataque atómico ante la información de “inminente ataque enemigo”.
¿Qué patético escenario se transmite a la ciudadanía mediante conferenciantes
televisivos de unísono dictamen, supuestamente expertos en Ucrania? Ucrania estuvo
habitada por los tártaros de Crimea hasta el siglo diecinueve, “los ucranianos nunca han
sido mayoría en la península de Crimea”, Putin en un artículo afirmaría que “Ucrania
era una invención de los bolcheviques”. Por su parte Nikita Kruschev cierto día decidió
“regalarle Crimea a Ucrania”. Cuando sucedieron los atentados en Estados Unidos,
Putin apoyó las intervenciones estadounidenses en Afganistan, manteniéndose en
silencio durante la injerencia en Iran, “¿qué fue lo que recibió Rusia? Absolutamente
nada”. ¿Por qué se entronizan los códigos de doble moral? “¿Dónde estábamos en la
guerra de Chechenia?”.
La Sociedad Internacional para el Desarrollo en su “Definición y medición del
desarrollo humano”, establecía en mil novecientos noventa y nueve que: “El desarrollo
debe abarcar más que la expansión de la riqueza y los ingresos. Su objetivo central debe
ser el humano”.

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