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El cambio de hora es una práctica que, aunque cada vez más cuestionada, sigue vigente en muchos países de Europa. En 2025, como cada año, se adelantará una hora el reloj para dar paso al horario de verano. Este ajuste, que se aplicará durante la madrugada del domingo 30 de marzo de 2025, tiene implicaciones tanto en la vida diaria como en aspectos más técnicos, como el consumo energético y el precio de la luz, en un contexto en el que cada céntimo cuenta.

¿Cuándo cambiará la hora en 2025?

El cambio de hora en verano se realiza cada año el último domingo de marzo. En 2025, la fecha exacta será el domingo 30 de marzo, cuando a las 2:00 de la madrugada habrá que adelantar el reloj a las 3:00. Esto significa que dormiremos una hora menos, pero a cambio dispondremos de más luz natural por la tarde durante los meses de primavera y verano.

El objetivo original de esta medida era aprovechar mejor la luz solar y reducir el uso de iluminación artificial. Con más horas de luz por la tarde, se esperaba una disminución del consumo de luz en hogares y oficinas, contribuyendo así al ahorro energético a nivel nacional.

Aunque este argumento ha sido debatido en los últimos años, todavía sigue siendo uno de los pilares que sostiene la continuidad del horario de verano en muchos países europeos. De hecho, la Unión Europea ha propuesto eliminar este cambio estacional, pero todavía no se ha alcanzado un consenso definitivo entre los estados miembros.

¿Realmente se ahorra energía?

Una de las preguntas más frecuentes es si este cambio horario realmente contribuye a un ahorro energético significativo. La lógica detrás del horario de verano es sencilla: al aprovechar más la luz natural por la tarde, se reduce la necesidad de encender luces en casa. Esto, en teoría, debería traducirse en una reducción del consumo y, por tanto, en un menor gasto.

Sin embargo, estudios recientes han demostrado que el impacto sobre el consumo total de electricidad es marginal. Es decir, puede haber cierto ahorro en luz en iluminación, pero este podría verse compensado por otros factores, como el mayor uso del aire acondicionado durante las horas de calor en verano.

Además, el mercado eléctrico ha cambiado notablemente. Hoy en día, muchos consumidores están más atentos al precio kWh a la hora de decidir cuándo usar ciertos electrodomésticos. El auge de las tarifas de luz por tramos horarios o las ofertas de comercializadoras de luz han hecho que las personas adapten sus hábitos más al precio que al horario solar.

Aun así, hay quienes defienden que, en un contexto de transición energética, incluso los pequeños ahorros pueden sumar. Si el cambio de hora permite reducir mínimamente la demanda en horas punta, puede ayudar a aliviar el sistema eléctrico y favorecer la incorporación de fuentes renovables.

¿Tiene efectos en la salud?

Más allá de la cuestión energética, el cambio al horario de verano también tiene un impacto en el bienestar de las personas. Adelantar el reloj una hora puede alterar los ritmos circadianos, provocando durante los primeros días efectos similares a un pequeño jet lag: dificultad para conciliar el sueño, somnolencia diurna, irritabilidad e incluso falta de concentración.

Estos efectos suelen durar pocos días, aunque en algunas personas pueden extenderse hasta una semana. En particular, los niños, los ancianos y quienes sufren trastornos del sueño pueden ser más sensibles a estos cambios.

Algunos expertos en cronobiología argumentan que el horario de verano es menos natural que el de invierno, ya que fuerza al cuerpo a despertarse más temprano, cuando aún no hay suficiente luz natural. Por este motivo, en el debate europeo sobre la abolición del cambio horario, muchos proponen adoptar de forma permanente el horario de invierno, por considerarlo más beneficioso para la salud.

El debate sobre mantener o eliminar el cambio horario sigue abierto. Mientras tanto, conviene estar atentos a cómo afecta este ajuste a nuestros hábitos, tanto en lo personal como en el consumo energético. Conocer el funcionamiento de las tarifas de luz y ajustar el uso de los aparatos eléctricos según el horario puede ser una estrategia útil para ahorrar en luz, especialmente en meses con mayor demanda.

Fuente: papernest.es

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