El día de hoy, en el municipio valenciano de Paterna, se ha celebrado la ruta de la movilidad, una vuelta por dicho municipio que ha constado de alrededor de 20 sillas de ruedas y 4 bastones para invidentes, dicha ruta ha estado enfocada a dos aspectos: mostrar las dificultades a las que se enfrentan diariamente las personas con movilidad reducida y sensibilizar a la ciudadanía con los problemas de dicha dificultad.
Hoy hemos podido observar cómo una calle con pendiente y poca fricción puede convertirse en un tobogán en el que una silla sin asistencia externa puede volcar o acabar en medio de la calzada. Cómo el hecho de estacionar en la esquina de la calle impide la visibilidad tanto desde una silla de ruedas hacia la calzada como desde la calzada a una silla de ruedas o a un invidente con bastón o incluso con perro guía.
Otro detalle que se ha podido observar hoy es el hecho de que hay calles en las que una silla pasa apurada entre la paredes de los edificios y el hueco de los arboles plantados en la misma acera, este hecho igual pasaría desapercibido de no ser porque en algunas de las
estrecheces las raíces de los árboles levantan la acera y con el desnivel creado las sillas se desvían hacia la pared, o porque en otros tramos, las sillas se han visto forzadas a pasar por encima de los excrementos no recogidos de algún perro, los cuales pueden manchar las ruedas, unas ruedas que cabe recordar, después rodarán por las casas de las personas de movilidad reducida, ya que no es tan fácil cambiarse o limpiarse las ruedas de la silla como unos zapatos. Otro detalle que tampoco ha podido ser ignorado es el de la regularidad del suelo, pues hay algunos agujeros en las aceras que incluso a una silla motorizada le costaba subir. Por todo ello, nos hemos podido dar cuenta de que no debe ser fácil llevar esa vida todos los días, en especial la gente que esta mañana ha podido meterse en la piel de estos discapacitados haciendo la misma ruta también en silla de ruedas.
estrecheces las raíces de los árboles levantan la acera y con el desnivel creado las sillas se desvían hacia la pared, o porque en otros tramos, las sillas se han visto forzadas a pasar por encima de los excrementos no recogidos de algún perro, los cuales pueden manchar las ruedas, unas ruedas que cabe recordar, después rodarán por las casas de las personas de movilidad reducida, ya que no es tan fácil cambiarse o limpiarse las ruedas de la silla como unos zapatos. Otro detalle que tampoco ha podido ser ignorado es el de la regularidad del suelo, pues hay algunos agujeros en las aceras que incluso a una silla motorizada le costaba subir. Por todo ello, nos hemos podido dar cuenta de que no debe ser fácil llevar esa vida todos los días, en especial la gente que esta mañana ha podido meterse en la piel de estos discapacitados haciendo la misma ruta también en silla de ruedas.
Además de las sillas de ruedas, en esta ruta de la movilidad, también se podían experimentar las sensaciones de la ceguera, pues habían bastones para invidentes. Desde este punto de vista, aparte de los obstáculos ya mencionados, uno de los más relevantes ha sido los vehículos estacionados sobre la acera, papeleras y carteles o incluso algunas de las terrazas de los bares, ya que muchos de los que no disponen de perro guía o incluso que no conocen claramente la zona, se ayudan de la pared para guiarse y no ir haciendo eses por la acera, pues es bastante difícil seguir una línea recta sin la ayuda de la vista.
También he de mencionar que para cruzar algunas de las calles paterneras, caminando yo con los ojos completamente tapados y con un bastón, me he visto obligado en numerosas ocasiones a doblar la esquina al llegar al final del edificio y buscar la guía de baldosas punteadas, seguirlas, cruzar lo más recto que podía e instintivamente, tantear con el bastón en busca de la pared, para luego doblar la esquina y continuar por la calle por la que venía (eso teniendo en cuenta que el cruce tuviera dichas baldosas), en lugar de seguir caminando recto como suelo hacer, otro detalle que considero importante mencionar es que me he guiado con información de personas que no conozco ni sabré quienes son, cuando me han dicho que el semáforo estaba en verde, ya que no cuentan con ningún sistema de aviso sonoro.
No todo han sido experiencias complicadas, también hemos visto anécdotas más graciosas como una silla motorizada remolcando a una sin motor, gente que ¨barría¨ las calles con el bastón o que hasta se le enganchaba en la junta de la acera con la pared o en las tuberías del gas.
Stuart K.
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