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La plataforma municipalista acordó ayer impulsar en el territorio valenciano una candidatura de confluencia con Podemos, Compromís y Esquerra Unida como fuerzas relevantes

El Plenario de València en Comú (VALC) aprobó ayer, con treinta y siete votos a favor y tres abstenciones, un documento en el que se hace explícito el apoyo de la plataforma municipalista a una candidatura de confluencia de las fuerzas del cambio en el País Valenciano, subrayando que son necesarias “la capacidad de colaboración y la generosidad de todos los actores que pueden tener un papel relevante en nuestro territorio:

Podem, Compromís y Esquerra Unidad-Unitat Popular”. Para VALC, “es fundamental
conseguir que la pluralidad no actúe como un obstáculo para nuestro objetivos
sino como una ventaja”.
València en Comú muestra en su documento que “es consciente de la importancia de la inminente cita electoral. Consideramos que,  para contextualizarla, hay que partir de dos ideas: que estamos ante un nuevo proceso electoral y que este nuevo proceso electoral hay que leerlo en clave de victoria, parcial, pero victoria, de las fuerzas del cambio”. En este contexto, VALC considera que, “aunque sea una obviedad, hay que dejarlo claro: estamos ante un nuevo proceso electoral, no ante una repetición de elecciones,  como machaconamente repiten algunos. No es un momento de inútil reiteración de un ritual, es un momento decisivo en el que es necesario dejar claro que el impulso de cambio no ha cesado. No debemos caer en el desánimo inducido que supone afrontar este proceso como una repetición tediosa tras una intentona fallida, esta lectura es la que querrían imponer quienes están comprometidos con mantener la insostenible agonía social en que vivimos”.
La plataforma municipalista abunda en estas opiniones cuando manifiesta que “la idea de que esta cita electoral es consecuencia de un fracaso solo es cierta si se lee como el primer fracaso del bloque hegemónico del régimen del 78. Desde nuestra perspectiva, la causa de este nuevo proceso electoral hay que leerla como una victoria: las fuerzas transformadoras han sido capaces de resistir frente a los juegos del transformismo en su variante reformista.
Apoyar la fórmula de un ‘gobierno de progreso’  sometido explícitamente a un programa de derecha neoliberal solo habría servido para cercenar las esperanzas de cambio real”.
València en Comú recuerda en el documento aprobado ayer que “en todo el Estado, los procesos que se conocieron como de confluencia han tenido materializaciones diferentes que se han concretado en resultados desiguales” concluyento que “ por eso, creemos, con la ciudadanía que apoya las fuerzas transformadoras, que, en esta ocasión, no se ha de prescindir de nadie ni nadie se ha de enrocar en posiciones particularistas: es fundamental
conseguir que la pluralidad no actúe como un obstáculo para nuestro objetivos, sino como una ventaja”. Así, a juicio de VALC, “los proyectos políticos de este nuevo ciclo tienen que continuar la tarea de incorporar las nuevas formas de participación al ámbito institucional para conseguir que el impulso que hace cinco años desbordó calles y plazas desborde ahora el marco de lo institucional. Es necesario perseverar en la exigencia del rigor ético como eje
de la acción política. Hemos de priorizar una política del cuidado, una política de la igualdad, una política que defienda la vida de los dictados de autoridades y mercados. Frente a quienes han hecho de la política un instrumento al servicio de unos pocos, las que proponemos una política al servicio de todas debemos luchar juntas”.
La apuesta de la plataforma municipalista es muy clara en este sentido : “No nos posicionamos con carácter previo ni por una fórmula organizativa ni por una metodología para articular este espacio de unidad. La única condición que habría de cumplir este proceso es priorizar el objetivo consistente en alcanzar un acuerdo inclusivo y plural, y que este acuerdo se traduzca en una candidatura unitaria en las elecciones generales. Para ello es necesaria la capacidad de colaboración y la generosidad de todos los actores que pueden tener un papel relevante en nuestro territorio: Podem, Compromís y Esquerra Unidad-Unitat Popular. La unidad en la colaboración no sólo es una exigencia ética, sino que, en las actuales circunstancias, tiene un componente estratégico ineludible: para que este proceso sea el inicio de un tiempo de
cambio real no podemos descuidar ningún ámbito institucional, la candidatura ha de tomar muy en serio la estructura bicameral del actual sistema, valorando en su justa medida el papel de freno que puede jugar un Senado con mayoría absoluta contraria al cambio”.
València en Comú abunda en estas consideraciones al añadir que “la experiencia de las candidaturas plurales en los recientes procesos electorales nos hace reconocer que generar estos espacios no es una tarea fácil, pero también ha demostrado que es la única vía que consigue aglutinar voluntades de manera efectiva. Nadie sobra en este proyecto, ni siquiera
aquellas personas que desconfían de lo institucional y de los mecanismos de representación, tampoco aquéllas que creen que la fuerza del cambio está en la movilización y no en lo electoral. Tenemos que ser capaces de convocar a toda
esa inteligencia, a toda esa fuerza, a toda esa esperanza que está en las calles, en las plazas, en las aulas y en los centros de trabajo”.
VALC concluye su documento incidiendo en que “debemos encarar las nuevas elecciones como otro momento más de un ciclo histórico muy amplio, cuyas dimensiones reales y sus
implicaciones, al igual que en todo proceso de cambio profundo, no resultan fáciles de calibrar para sus protagonistas. Todo período de cambio es un período de incertidumbre, no podemos asegurar cuál será el resultado de todo este proceso, pero estamos seguras de que el resultado será mejor si se construye desde la sinceridad, la confianza y la apertura”.
La plataforma municipalista asume además que, “ aunque es posible establecer ciertos paralelismos parciales y comparaciones históricas, estamos protagonizando procesos que no habían tenido lugar antes. Por esta razón, nos vemos abocadas a inventar, a experimentar y a arriesgar: inventar nuevas formas de estar juntas, experimentar con nuevos modos de organizarnos y arriesgar estructuras, organizaciones y particularismos en la apuesta por un proyecto en común”.
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