Hemos vivido una Asamblea Ciudadana que se preveía polémica, dado el espectáculo producido durante semanas, del intercambio de dardos por parte de los dos grandes sectores del partido: “Errejonistas” y “pablistas”.
Parecía que iba a ser una lucha a muerte, pero una vez entraron al recinto, las 9.000 personas que llenábamos el recinto, las bases, la gente que trabajamos día a día y a pie de calle, quienes espontáneamente comenzamos a gritar de forma ensordecedora y al unísono “UNIDAD”.
No sé cuáles serían los discursos que Iglesias y Errejón tendrían preparados, pero os puedo asegurar que en sus caras se veía que el tono iba a ser diferente. No podían defraudar a la militancia. No podían dejar pasar la oportunidad de tener un partido que defienda a la clase trabajadora, a los desahuciados, a los afectados por pobreza energética y tantas injusticias sociales. No podían defraudar a un país entero, con su gente.
No solo al país. Una joven italiana estaba haciendo unas encuestas para su tesis doctoral estudiando el fenómeno Podemos. También había prensa internacional como el New York Times, Financial Times, The Guardian, el Liberation francés, etc. Somos el espejo y la ilusión de millones de personas que ven en nosotros un hilo de esperanza para combatir el auge del fascismo.
No sé cómo se desarrollaran los acontecimientos a partir de ahora, lo que si tengo claro es que no podemos dejar pasar esta oportunidad. La gente ha votado y ha decidido. Hemos vuelto a demostrar que podemos no le pertenece ni a Pablo ni a Iñigo, sino a la gente.
Tampoco quiero dejar pasar la odiosa comparativa con el congreso del PP que se celebraba a escasos kilómetros, donde votaron 3.128 compromisarios escogidos por las direcciones regionales, mientras que en nuestra asamblea participaron 155.190 personas. La diferencia salta a la vista. Está claro que no somos perfectos, que tenemos errores, que se irán puliendo, pero somos el partido a nivel europeo que más gente participa en elecciones a cargos internos.
Para acabar solo me queda felicitar al reelegido Secretario General, al CCE, a la nueva Comisión de Garantías (que esperemos que empiece a funcionar correctamente) y, cómo no, a los nuevos Representantes de los Círculos, esperando que empiecen a tener la relevancia que se espera en esta nueva etapa.