Documental, 56 minutos
2015, España
Guion y dirección: Alicia Medina
Fotografía: Marina Sanjuan
Música: Luis C.Esteban y Mario Pina
Productora: Diodo Media
“En la escena de un crimen, las pruebas que no están a la vista pueden
descubrir el quebrantamiento de la justicia o una violencia superior
encubierta”
¿Cuál es el número total de inmigrantes sin papeles también llamados
“ilegales” cuyo término tipifica acciones y comportamientos fuera de la ley y en
cuyo espíritu se demuestra una clara intencionalidad de rigidez o directamente,
por qué razón ocultarlo, una clara discriminación clasista?, los famosos
jugadores de fútbol que a nadie parece molestarles, por ejemplo.
Nosotr@s somos pobres, por eso no nos quieren, no es patrimonio de este
país, sucede todo el tiempo, el respeto en otros lugares puede encubrir el
mismo sentimiento.
En esa supuesta escena de un crimen vemos, escuchamos, leemos lo que las
estadísticas callan, todos los personajes van dejando entrever su pensamiento,
requiere de un mínimo empeño, que Foucault aconsejaba como “Observar lo
Observado”, o, “no oigas lo que dice, mira sus acciones”.
Se habla de cincuenta mil inmigrantes en la Comunidad Valenciana, latín
communitas, prefijo con- entero, global, munus- cargo, deber, ocupación,
más sufijo dad- cualidad, raíces latinas que al menos a mí poco me dicen de la
realidad, pero queda bien escucharlas.
Es decir, podríamos definir la palabra como: conjunto de personas que viven
juntas, tienen los mismos intereses y comparten derechos y obligaciones.
¿Cincuenta mil?, vaya, el estadio del Valencia CF tiene un aforo mayor que
eso.
Cincuenta mil viviendo entre las sombras, ocultos, “irregulares”, los gobiernos
anteriores ni siquiera tenían informes, tuvo que salir la Universidad de Valencia
para cifrar más o menos esa cantidad, el gobierno cambió y ahora estamos en
plena crisis bio-capitalista, el planeta es un CIES, a lo mejor alguien recapacita.
Portugal acaba de regularizar a la mayoría de personas con este simple trámite
que depende de una decisión política.
Pobreza máxima, yo mismo llevo con pasaporte Italiano o ciudadano de la UE
sin cobrar nada desde hace cinco años, ni siquiera con una pandemia mundial
puedo acceder a una ayuda. Pronto escucho ¿por qué no la pides?, te
corresponde. Y eso ofende mi inteligencia, no observa lo observado, habla por
“bocachancla”, Italia lleva un año sin renovármelo, 9 meses para hacerme un
cambio de empadronamiento, ¿cómo te quedas?.
La película habla por sí misma, vemos internos, jueces, activistas de CIEs NO,
representantes del gobierno, la oposición, el relato se va creando desde esa
dinámica del lenguaje, tanto cinematográfico como el oral, pero también el
gestual que dice más de lo que expresa, el gran ausente es la parte policial,
pero ellos no opinan, sólo cumplen las órdenes impartidas, están para eso.
En Europa puede haber 225 centros de “internación”, eufemismo por
“Represión a tu clase” pura y dura, allí no hay ricos, claro.
Las perspectivas han cambiado, van a cambiar, no nos atrevemos a
comprender hacia dónde se dirige esta humanidad tan frágil, con tantos
derechos pisoteados por un Neoliberalismo sin ninguna respuesta a una
prueba de fuego para todas y todos: no es una trance pasajero, las
consecuencias serán muy fuertes, necesitaremos de muchas manos para
repuntar este laboratorio del encierro, de la economía detenida, de los planes y
procedimientos que nos dirán que deberemos afrontar.
Yo miraba “La Puerta Azul” desde el lado de adentro, cuando me pregunté
¿qué habrá detrás de esa puerta?, y lo hacía pensando en los futuros
escenarios que toda la humanidad resistirá y cómo irá transformándose cuando
estamos al borde del final de un sistema perverso de no convivencia, por más
vocabularios inclusivos y depositarios de buenos objetivos que se digan por los
medios.
Oscar Cusano
Asamblea de Paradas y Precarias de CGT Valencia