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Bruno Beaklni (@estanalise) – junho 2022

Comencemos con el hecho más relevante. La victoria obtenida por el boleto Gustavo Petro e Francia
Márquez; de la coalición socialdemócrata del Pacto Histórico obtuvo 11.281.013 votos y el 50,44% de los
total. Petro, exmiembro de la guerrilla nacionalista 19 de Abril (M-19), obtuvo
un aumento de 2.739.396 votos y un crecimiento del 32,1% con relación a la primera vuelta. O
exsenador y exalcalde de Bogotá recibió la mayoría de los votos centristas, al igual que
importantes sectores liberales, conservadores y políticos, cristianos, además de sectores que
como abstencionistas.
La derrota en octavos vino de la alianza ultraderechista de Rodolfo Hernández y Marelen
Castillo de la Liga de Gobernadores contra la corrupción. El ex alcalde de Bucaramanga había
10.580.412 votos equivalentes al 47,31% del total. En comparación con la primera ronda, fue una
un crecimiento de 4.615.077 votos y un aumento proporcional del 77,4%. En la carrera electoral
dos etapas, logró sumar la mayoría, pero no todos los votos de los candidatos de derecha
de Federico Gutiérrez que lo apoyó con su movimiento (un uribismo discreto) y el doble de
ingeniero, senador y predicador pentecostal, John Milton Rodríguez.
El país está realmente dividido, porque la boleta Petro-Márquez ganó en 17 territorios,
repitiendo los de la primera vuelta, a excepción de otros dos. En Bogotá obtuvo mayoría, además de
de las costas del Atlántico, en el Pacífico, en las zonas de mayoría afrocolombiana y en la Amazonía. ya el
activista de extrema derecha con millones de seguidores en Tik Tok ganó en 16 territorios,
repitiendo los de la primera ronda. Logró el esperado traspaso de votos del conservador
Antioquia así como otras plazas tradicionales del uribismo (la versión del paramilitarismo en
política oficial). El empresario era líder en las regiones andinas, tenía amplio margen en los bastiones
conservadores y minoritarios en la Amazonía.

Es importante recordar que el ciclo de levantamientos populares colombianos, los de 2019 y 2021,
sentó las bases para que una parte de esta juventud sin perspectiva aceptara hasta el
“voto útil”. Según Grupo Libertario Vía Libre -que magistralmente organizó la información
y datos del Registro Nacional del Estado Civil, la segunda ronda contó con la participación de
58,09% del total de votantes. Esto representa 1.217.089 votos más y un aumento de
3,1% respecto a la primera vuelta. Fue un crecimiento importante en la participación
proceso electoral, considerando la más que justificada desconfianza de la ciudadanía del país de Manuel
Marulanda hacia el vicioso sistema electoral oligárquico.
Otro punto importante, fundamental diría yo, además de reducir los niveles de pobreza y
pobreza extrema (casi el 50% de la población), es cambiar en parte el modelo
economía exportadora. Junto con la lucha por la tierra, varios desplazados internos (más de
siete millones de personas) y la presencia de dos millones de venezolanos amplían el margen de
gente indefensa El número total de venecos en la tierra de Camillo Torres sigue en
desventaja a los más de tres millones de colombianos en el país vecino y fortalece la idea de
complementariedad en las relaciones cotidianas. Lo mismo si consideramos la región del Táchira y
otras zonas fronterizas como el territorio Wayuu.
La dimensión estructurante de la sociedad colombiana no es sólo el pacto oligárquico, porque
entre las familias más ricas y las fuerzas imperiales (como la CIA y la DEA) tampoco hay

consenso. El problema de fondo es la violencia estatal y paraestatal, casi siempre relacionada con
una economía de guerra interna y licencias ilícitas para la explotación económica (como en
zonas mineras). En este aspecto del uso sistemático de la fuerza contra poblaciones
desatendida, la diáspora árabe en América Latina es de especial interés.

Relaciones Colombia e Israel
Desde la primera década del siglo XXI, aún bajo el gobierno del exlíder de las Autodefensas
Naciones Unidas de Colombia (AUC), expresidente Álvaro Uribe Vélez, que hay una relación intensa
diplomático, comercial y con la presencia de “asesores especiales de Israel en el país de García
Márquez. El mismo Hugo Rafael Chávez Frías, aún vivo y en la cúspide de su gobierno,
afirmó esta peligrosa tendencia.
En agosto de 2020, el heredero de Uribe y notorio neoliberal con períodos en Washington, el
siendo presidente Iván Duque, firmó un Tratado de Libre Comercio entre Bogotá y Tel Aviv.
Con entusiasmo dijo que el 97% de los productos colombianos entrarían al Apartheid
sionista sin pagar impuestos. Y, como es regla en las relaciones internacionales, habría una contrapartida
provenientes de los invasores de Palestina. ¿Qué tipo de reciprocidad sería esa?
Un ejemplo podría ser el uso del rifle Galil, de patente israelí, que además de ser el
arma regular del Ejército de Colombia, también se produce en el país de Raúl Reyes.
Por si fuera poco, la aviación militar de nuestro vecino país cuenta con cazas Kfir en su flota. LA
articulación se dio a través de otro expresidente, Juan Manuel Santos, cuando aún era
Ministro de Defensa del ex oficial de aeronaves del Cártel de Medellín (Uribe
otra vez). Hasta el 2001 esto no ocurría, pero en línea con el Plan Colombia y con más de
Mil millones de dólares “invertidos” allí por el Departamento de Defensa, las relaciones han cambiado. Como
triste hecho de la presencia de ostensibles tropas terrestres subordinadas al Comando Sur de la
Empire, además del ejército estadounidense, otros «asesores» están presentes allí.
Los intercambios no se detienen, y en los primeros veinte años del siglo XXI, miles de
colombianos habían intercambiado y capacitado en el programa Mashav, impulsado por la
Apartheid Ministerio de Relaciones Exteriores. Colombia se convierte así en el país latinoamericano
Estadounidense con el mayor flujo de ciudadanos bajo la influencia directa de maestros y proyecciones de
tipo poder blando (en las áreas de tecnología, medicina y agricultura, además de temas militares)
de los invasores europeos cananeos de Issa.

Desde la década de 1980, el Caribe Esmeralda ha tenido la peligrosa presencia de mercenarios y
consultores sionistas. El “pionero” –al menos conocido públicamente– es Yair Klein, el
El teniente coronel israelí entrenó y estableció doctrina y empleo para las AUC, habiendo
más bien, un oscuro pasaje por el Cartel de Medellín. Vale la pena señalar que ambos
organizaciones estaban bajo la sombra de la oligarquía antioqueña y la familia Uribe Vélez. Otro
El exsoldado israelí de triste presencia en Colombia es Rafi Eitan.
Aún en 2020, el Ejército de Colombia publicó entusiastas noticias celebrando la presencia de
diez asesores israelíes, dando instrucciones a sus fuerzas especiales. mientras que bueno
parte de estos profesionales militares sionistas luego van al sector privado y que estos
los lazos entre “camaradas de armas” tienden a ser duraderos, la tendencia es siempre a
complementariedad entre la cooperación oficial, en un segundo momento la cooperación no oficial
que al amparo de las relaciones privadas.
El reconocimiento necesario

En mayo de 2021, el entonces senador Gustavo Petro afirmó que “Reconozco al pueblo palestino,
Quiero que haya un estado palestino”. Una buena manera de materializar este discurso es
suspender el TLC con el Apartheid Sionista y detener todos y cada uno de los intercambios con el
herederos del Palmaj, Irgun y Stern ocupando las tierras robadas con la Nakba y la Naksa,
influyendo aún más en las ya muy problemáticas fuerzas militares colombianas. Eso sería un
gesto inmediato, tanto una salida del colonialismo en Bilad al-Sham como un mensaje a
el Imperio y su Comando Sur.
Casi todos los países latinoamericanos sufren presiones internas del lobby sionista, presiones
de los EE. UU. sobre este tema y tienden a reproducir la «teoría del punto muerto» o la
alinearse vergonzosamente con los ocupantes. En el caso de Colombia, el país sufre
directamente la acción de los especialistas militares que invaden Palestina y puede convertir
en este oscuro modus operandi.

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