La violencia hacia las trabajadoras sexuales (especialmente hacia las inmigrantes, callejeras y/o transexuales) es demasiado frecuente.
Las agresiones físicas, la violencia psicológica e incluso los asesinatos siguen afectando a las trabajadoras sexuales diariamente en el mundo, pero no se ponen en marcha acciones efectivas para su prevención.
La violencia hacia las trabajadoras sexuales también se manifiesta como:
– Estigma y discriminación
– Violencia institucional
– Falta de protección y seguridad
– Leyes que criminalizan
– Penalización de clientes
– Exclusión de las trabajadoras sexuales de los foros de toma de decisiones sobre prostitución
La violencia, el estigma y la represión que sufren facilita su aislamiento y aumenta su vulnerabilidad. Hay trabajadoras sexuales en todas partes, pero nadie las ve, excepto cuando son usadas como reclamo en debates públicos para justificar leyes represivas o acciones para su “protección”.
Como cada 17 de diciembre, desde el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS) denunciamos la violencia hacia las trabajadoras sexuales y pedimos a las autoridades protección real, despenalización de nuestra forma de ganarnos la vida, y que se nos escuche antes de tomar cualquier decisión política sobre prostitución.
Contra la criminalización y la violencia: reconocimiento, escucha, despenalización y derechos.