El diario Haaretz en una editorial del 8 de octubre acusó directamente a Netanyahu de ser» el responsable de esta guerra entre Israel y Gaza» y asimismo, la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar las informaciones egipcias. Así, según fuentes egipcias, 10 días antes avisaron presuntamente a Netanyahu de que Hamas preparaba una gran ofensiva contra Israel, extremo que fue negado por Netanyahu en un tuit en el que acusaba de negligencia a los servicios de Inteligencia, consiguiendo de paso enemistarse con los poderosos servicios del Mosad israelí.
Asimismo, Netanyahu estaría ya acorralado por la repulsa de la Comunidad Internacional ante la flagante violación de los DDHH en Gaza con cerca de 28.000 víctimas civiles palestinas que se ha tradujo en la presentación por Sudáfrica ante el Tribunal Internacional de la Haya (TIJ), de una demanda contra Israel por presunto «delito de genocidio». El veredicto de dicho Tribunal podría haber obligado a Netanyahu a detener la invasión de Gaza y decretar el alto el fuego permanente, la liberación de los rehenes en poder de Hamas y la entrada de Gaza de la urgente ayuda humanitaria en forma de alimentos, combustible e insumos médicos, pero la decisión salomónica del Tribunal Internacional de la Haya conllevará la persistencia de la invasión militar israelí en Gaza hasta su destrucción total.
El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza sería provocar una segunda nakba en la que 1,5 millones de palestinos serían obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitará el retorno de la población gazatí desplazada y el confinamiento de palestinos en un campo de concentración al aire libre de 1,7 Km2 ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk como «apocalíptica», al tiempo que advirtió » del creciente riesgo de genocidio».
Sin embargo, crece en la sociedad israelí la desafección hacia Netanyahu pues no puede perdonar los fallos de seguridad en la Defensa israelí que habrían desembocado en el asesinado de 1200 israelíes y el secuestro de 220 personas por Hamas. Así, según una encuesta de The Jerusalem Post, el 80% de los encuestados afirman que «el Gobierno es el principal responsable de la infiltración de los milicianos palestinos» y un 56% opina que «Netanyahu debería dimitir al acabar la guerra actual».
En este contexto, asistimos a la desgraciada muerte por el Tzahal de tres de los rehenes judíos al confundirlos con miembros de Hamas, por lo que se habrían incrementado las movilizaciones de los familiares de las personas secuestradas por Hamas ante la residencia de Netanyahu a quien hacen «personalmente responsable de su retorno a casa con vida».Así, la desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamas, el nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos y el empecinamiento de Netanyahu en emprender la toma de Rafah con el riesgo evidente de Masacre de cerca de 1,5 millones de gazatíes que viven allí hacinados, podría provocar un golpe de mano del ex- general y miembro del Gobierno de Emergencia israelí, Benny Gantz , quien lidera el partido Azul y Blanco .
Dicho golpe contaría con las bendiciones de la Administración Biden y de la AIPAC y tras dar por finalizada la invasión de Gaza y el intercambio de rehenes en manos de Hamas, desembocaría en la convocatoria anticipada de nuevas elecciones con el objetivo confeso de conformar un Gobierno de Unidad Nacional con Yair Lapid. La tarea primordial de dicho Gobierno sería reeditar los Acuerdos de Oslo que posibiliten la coexistencia pacífica de Dos pueblos en Dos Estados y mientras, Netanyahu, un político nefasto que intentó dar un golpe de mano autocrático para posteriormente instaurar un régimen Presidencialista, podría enfrentarse a un juicio penal en el que será acusado de negligencia y crímenes contra los Derechos Humanos, lo que podría suponer una condena penal y su salida definitiva del escenario político israelí.
Germán Gorraiz López- Analista