Esta semana hemos vivido un episodio vergonzante, de falta de libertad de expresión y donde ha quedado claro quién manda. No es un caso más, es una advertencia a cualquier disidente que pueda expresarse por las redes sociales. Pareciera que estamos inmersos en la gran novela de George Orwel “1984”, donde el Gran Hermano todo lo ve y controla. Pues Orwel dio en el clavo, en nuestra realidad el Gran Hermano es la Ley Mordaza, y su vigilancia y control se va a producir a través de las redes sociales. Avisados estamos.
Cesar Strawberry, cantante de Def Con Dos, ha sido condenado a un año de prisión por el Tribunal Supremo por publicar seis tuits que según el Tribunal «alimentan el discurso del odio y legitiman el terrorismo. Lo más paradójico de este asunto es que la Audiencia Nacional  le absolvió del delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas, y archivó el caso en el mes de julio pasado, pero la Fiscalía recurrió el archivo al Tribunal Supremo.
Hasta aquí uno puede pensar; “parece un estado como mínimo poco democrático, pero el caso ha sido recurrido y el Tribunal Supremo le ha dado la razón”, pero no la historia no acaba aquí.
El Tribunal Supremo ha condenado a quien previamente había sido absuelto, sin respetar unos mínimos: escuchar al interesado, e incluso oír a testigos. Si estáis leyendo bien, ni siquiera lo ha interrogado, pero esto no es nuevo, los tribunales españoles ya han sido condenados por el tribunal de Estrasburgo por esta misma vulneración.
Los seis tuits
  1.  “El fascismo sin complejos de Esperanza Aguirre me hace añorar hasta los GRAPO”. La misma Audiencia Nacional (recordemos que es un tribunal muy duro), aseguró, que al referirse a añorar, se podía admitir la ironía.
  2.  “A Ortega Lara habría que secuestrarle ahora”, según el propio César, se refería a que ahora es político (miembro de VOX), y que su crítica era política.
  3. “Street Fighter, edición post ETA: Ortega Lara versus Eduardo Madina”. En todo momento habla de la pertenencia de ambos a la política. Incluso Madina le ha restado importancia. La Audiencia Nacional también lo basó en el humor negro.
  4. “Franco, Serrano Suñer, Arias Navarro, Fraga, Blas Piñar… Si no les das lo que a Carrero Blanco, la longevidad se pone de su lado”. Strawberry aludía a unas declaraciones de la directora del FMI sobre las pensiones y el alargamiento de la vida.
  5. “Cuantos deberían seguir el vuelo de Carrero Blanco”. Según la Audiencia Nacional, tampoco podía interpretarse como una llamada a la violencia.
  6. “Y casi es el cumpleaños del Rey ¡qué emoción! (le voy a regalar) un roscón-bomba”. Para la Audiencia Nacional se trataba de una conversación pública cargada de ironía.
Pues todos estos argumentos han sido invalidados por el Tribunal Supremo y la Fiscalía acusó a la Audiencia Nacional de “trivializar” los comentarios de Strawberry.
Todo muy democrático ¿verdad? Pero también podéis pensar: si es igual para todos, pues mira, nos gustará más o menos, pero es lo que hay. Pues tampoco, ahora veremos casos donde no hay ironía ni humor negro y casualmente no han sido condenados.
Doble vara de medir
 
Empezaremos por el entrañable Jiménez Losantos, en su programa de la emisora EsRadio. En uno de esos repentinos ataques de locura que padece, llegó a decir: “Pero, o sea, yo es que veo a Errejon, a la Bescansa, a la Rita Maestre y me sale, me sale… el monte, no el agro, el monte. O sea, si llevo la lupara, disparo. O sea, menos mal que no la llevo”. ¿Y qué pasó? Absolutamente nada. ¿Esto no es incitar al odio?
¡Ojo! Con este personaje hay muchas más perlas, pero ahí se mantiene, difamando y amenazando.
Tras los últimos atentados de Berlín el concejal del PP de Madrid y exconsejero, Percival Manglano, puso el tuit: “El autor del atentado terrorista en Berlín fue un refugiado paquistaní.
No hay peores ciegos que lo que no quieren ver”, señalando a los refugiados sin ningún tipo de prueba. La representación española de ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) no tardó en contestarle: “Es peligroso e injusto vincular comisión de delitos a si alguien es o no refugiado; generaliza, estigmatiza y provoca miedo”. ¿Qué hizo la justicia española al respecto? Efectivamente, nada.
En este país esta gente está acostumbrada a decir lo que les venga en gana, porque nunca tiene consecuencias.
Bien podría seguir porque hay muchos casos, pero creo que con estos ejemplos queda claro quién es el enemigo.
La separación de poderes de la que tanto alardean, a la hora de la verdad y cuando les interesa, brilla por su ausencia.
Jose Vico
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