Los marineros españoles que reclaman su pensión a Noruega, se concentran en l’Alfàs del Pi por el 17 de mayo.

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Durante más de 50 años, miles de marineros españoles se embarcaron en navieras noruegas y contribuyeron a hacer de su flota mercante la tercera más importante del mundo. Su lucha contra el Gobierno de Noruega para que les pague sus pensiones está encallada y, por el momento, sin visos de llegar a buen puerto. 

Cuentan con el apoyo del sindicato noruego Fellesforbundet for Sjøfolk (FFFS) – que engloba a más de 22 organizaciones- y han presentado una queja ante el Consejo de Europa, además de crear un fondo solidario para hacer frente a los gastos judiciales. Mientras las cosas avanzan muy lentamente ante la Justicia, los marineros salen a la calle para dar a conocer su situación. Este miércoles, el colectivo se ha concentrado en l’Alfàs del Pi.

Vanesa Angustia, senadora por Pontevedra de En Marea, ha viajado con ellos a la Marina Baixa, donde el colectivo de marineros ha sido recibido por la concejal y portavoz de Podemos en el Ayuntamiento alfasino, Juana María Hernández Peña, quien ha encabezado un nutrido grupo de militantes del Círculo local para mostrar su apoyo.

España ha sido copartícipe.

Durante cuatro décadas los marinos españoles pagaron sus impuestos al Estado noruego. Unas 100.000 pesetas mensuales de su salario se quedaban en el erario del país nórdico quien recaudó unos 540 millones. Esta situación comenzó desde 1948, cuando los noruegos vinieron a por la primera remesa de marineros, y hasta bien entrada la década de los 90 cuando comenzaron a regresar a España.

Doce mil  de aquellos marinos – 8.000 gallegos y 4.000 del resto de Comunidades Autónomas – se han organizado en la Asociación Long Hope (Larga Esperanza, en inglés) para reclamar a los dirigentes noruegos lo que consideran que les corresponde: su pensión.

“Fueron trabajadores suyos, pero ahora Noruega se niega a darles la pensión», nos cuenta la senadora de Marea, Vanesa Angustia.  «España cedió sus impuestos a Noruega sin consultarlo previamente a la clase trabajadora. Es copartícipe de esta fechoría. Y si España ha sido copartícipe para robarles el futuro, tiene que ser copartícipe para defenderles.», aclara la senadora que ha defendido la causa de estos marineros en la Cámara Alta.

Si bien las leyes noruegas son claras en cuanto a que los marineros no residentes no están incluidos en el sistema de protección social del país, porque en su momento, los armadores noruegos se negaron ya que no les saldría a cuenta porque no serían competitivos. Además, muchos marineros extranjeros pagaban los impuestos en su país de origen y, por lo tanto, no había inconveniente. El problema es que en el caso de los españoles no fue así. Existía un acuerdo entre España y Noruega para evitar la doble imposición, por el que estos marineros que trabajaron en buques noruegos y cobraron sueldos noruegos tenían que pagar impuestos allí y no aquí. Pero nunca estuvieron incluidos en la Seguridad Social. Y, ahora, nadie se hace responsable.

«Es un despropósito todo. Noruega aduce para no darnos la pensión, entre otros motivos, que no trabajábamos en el país, porque estábamos en alta mar. Pero el polizón de un barco es residente en territorio nacional. Se rige por las leyes del país de la bandera bajo la que navega. Éramos muy rentables para ellos. Esto es una vergüenza absoluta», dice uno de ellos que hoy viajó hasta l’Alfàs del Pi para hablar con la sociedad civil noruega que vive en el municipio y que hoy celebró su día nacional.

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