Nace la PLATAFORMA CIUDADANA H2O PATERNA, con el objetivo escuchar y transmitir de forma clara y sencilla información sobre los servicios de agua y saneamiento, servicios vitales y por ello deben ser un derecho y nunca un privilegio. El agua es un bien natural, limitado, escaso y esencial para la vida que hay que proteger.
En 2006 y a cambio de 15 millones de euros, el Ayuntamiento de Paterna privatizó el 49% de la empresa municipal de aguas, cediendo su gestión a Aquagest Levante, S.A., actualmente Hidraqua, por un período de 25 años. El Alcalde reiteró que la venta de la empresa municipal era muy rentable y que se llevaba a cabo bajo el compromiso de “no subir la tarifa del suministro y mejorar la calidad del servicio”. Tras la privatización, el recibo de este bien básico no ha parado de subir, resultando ser un negocio muy rentable para la empresa. El gobierno municipal prefirió optar por privatizar la gestión cediendo el 49% en la gestión de los servicios de abastecimiento de agua en parte del municipio y el saneamiento en todo el municipio.
El teórico 51% del ayuntamiento lo tiene repartido entre las diferentes formaciones políticas municipales, 6 grupos políticos en la actualidad, con intereses enfrentados en muchos casos. Este modelo de privatización de la gestión se denominó, modelo francés, la vía de privatización más implantada en nuestro país, consiste en la concesión de la gestión del agua a una empresa privada durante un largo período de tiempo o, la constitución de una empresa mixta. En ambos casos, el control efectivo lo ejerce la empresa privada. El inversor privado no tiene ningún problema en ser la parte minoritaria; sin embargo, hacer un seguimiento de la gestión de esta empresa mixta es prácticamente imposible, y casi no existe diferencia en la práctica entre el modelo mixto y el totalmente privado, ya que el ayuntamiento no tiene capacidad real de regular.
Y Paterna es sólo un ejemplo de la multitud de casos similares que se suceden a lo largo de toda la geografía española. Casi la totalidad de estos servicios se encuentran en manos de multinacionales francesas, que acaparan un alto porcentaje del mercado nacional. Mientras capitales europeas como París y Berlín han retomado el control público del agua, en los países del sur de Europa estas compañías han encontrado un terreno fácil para hacerse con la gestión de los recursos hídricos.
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