Hace unos días se filtraba a la prensa el argumentario del PP para la defensa -mejor decir ataque- de la Huelga Feminista del 8 de marzo. Todo un despropósito. Los Diputados populares se escondían de las cámaras de televisión para no tener que defenderlo, una Ministra dijo que las mujeres debían de trabajar el doble, al estilo Huelga a la japonesa y el PP de Ourense se desmarcó diciendo que apoyaría la huelga. Y es que el argumentario del Partido Popular está plagado de argumentos rancios y demagógicos por un lado, y por otro de mentiras tan claras que ni ellos mismos se atreven a defenderlas. Bien, en Alcoi sí, aquí sí que se han atrevido a defender que la «brecha salarial ha disminuido», que «lideramos la creación del trabajo para mujeres» y que la «huelga enfrenta hombres y mujeres». Y Ciudadanos los ha apoyado.
No mientan señoras y señores del PP. Las mujeres seguimos teniendo tasas de paro superiores. La desocupación y la precarización laboral se han ensañado con las mujeres, que han batido todos los récords de temporalidad y contratación a tiempo parcial. Las mujeres seguimos cobrando salarios menores que los hombres a pesar de hacer los mismos trabajos y tener las mismas calificaciones; la brecha salarial continúa aumentando. Y los hombres tienen un papel muy importante en esta reivindicación, hacer feminista el espacio que ya ocupan en la sociedad.
El 8 de marzo paramos. Paramos de estudiar, de trabajar, de consumir y de cuidar. Y paramos ¿para qué? Paramos para denunciar la desigualdad y la violencia hacia las mujeres. Para visibilizar que nosotras, la mitad de la población, cuando trabajamos lo hacemos objetivamente en peores condiciones. Porque los sectores más precarios están feminizados.
Porque históricamente y hoy en día continuamos realizando un trabajo invisible y no reconocido: las curas. Cuidamos de los niños, de nuestras personas mayores y de las personas que están en situación de dependencia. Tenemos cura física y emocional de todas las personas del hogar. Haciendo posible que el sistema funcione. Un trabajo que va en aumento porque el PP de Rajoy continúa desmantelando los servicios públicos, sobre todo los de tipo asistencial, produciendo una recarga para los hogares y por lo tanto para nosotras.
Porque destacamos académicamente y después se nos invisibiliza en el marco de los referentes culturales y científicos. Porque se graban exageradamente con una tasa rosa los productos específicos para nuestra higiene o nuestra salud.
Porque nos siguen faltando muchas mujeres que han sido asesinadas por la violencia machista. La disminución o la falta de autonomía financiera ha resucitado las relaciones de dependencia económica de pareja o familiar, lo que supone un factor de riesgo ante la violencia de género. Nos matan por el hecho de ser mujeres, pero es más probable que nos maten o que vivamos maltratos continuos si además de mujeres somos pobres, paradas o trabajadoras precarias. Y mientras el Gobierno del PP se niega a contabilizar como violencia machista la que acontece fuera de la pareja o de la familia. Y no aprueba el Decreto que pondría en marcha el Pacto contra la Violencia de Género, inyectando más de 200 millones de euros.
Porque las mujeres continuamos infrarrepresentadas en las esferas de poder, tanto económica como política. Porque las alcaldesas no llegan ni siquiera al 20% del total de municipios.
Por todas estas razones apoyamos la Huelga Internacional Feminista del 8 de marzo.
La huelga que nos tiene que hacer comprender el potencial que cada mujer de este país y de todo el mundo tiene con su inacción. Una huelga para valorar todo el que hagamos cada día, sin cesar. En todos los ámbitos. Una huelga para comprender que sin nosotras, el mundo cae.
Naiara Davó