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Desde el Frente de Acción Estudiantil quieren denunciar las medidas tomadas
por la Universidad de Murcia de cara a afrontar la crisis educativa que el
COVID-19 ha agudizado. Una vez más, los estudiantes más precarizados son
los que pagan los platos rotos por parte de una nefasta gestión de la
institución pública.
No todos los estudiantes son iguales y no todos parten desde las mismas condiciones
económicas. En muchas ocasiones, los estudiantes de familias trabajadoras, humildes, en
definitiva, en una situación de vulnerabilidad, no tienen los recursos necesarios para
afrontar esta crisis. La falta de material informático y de un acceso a internet de
calidad, aunque tratándose de aspecto fundamental, no son las únicas carencias que no
permiten que el método de evaluación propuesto se realmente justo. Muchos estudiantes
que requieren de trabajar a la vez que estudian para hacer frente a las abusivas tasas
universitarias, han sido despedidos o han sufrido ERTEs en el mejor de los casos,
perdiendo así su única fuente de ingresos. Por si fuera poco, algunos han quedado
atrapados en sus pisos de alquiler, viéndose obligados a hacer frente a gastos que no
tenían previstos y que no pueden permitirse. Aquellos que tuvieron la “suerte” de
encontrarse en sus hogares familiares en el momento que se decretó el confinamiento,
tienen que organizarse para estudiar o realizar trabajos en espacios que deben compartir
24h con el resto de sus familiares. No, no es lo mismo estudiar en un chalet o un dúplex
que en un piso de 60 m2.
Mención especial debemos hacer a las estudiantes que además de sufrir lo comentado
anteriormente, en muchas ocasiones deben hacerse cargo de las tareas domésticas
familiares que este sistema patriarcal les ha impuesto. Esto solo provoca que el
seguimiento del plan de estudio propuesto por la UM sea aún más difícil. Así mismo, parece
que la universidad también ha olvidado que existen padres y madres que estudian grados
y que sin guarderías, colegios o institutos, deben hacerse cargo de sus hijos todo el día
a la vez que estudian y que, con suerte, trabajan porque han podido mantener su empleo.
Es por esto por lo que desde el Frente de Acción Estudiantil, además de denunciar las
insuficientes medidas que ya se han tomado por la Universidad, exigen estas otras
medidas para que nadie se quede atrás.
En primer lugar, reivindican demandas económicas:
● Devolución del importe de la matrícula: La devolución en función de los meses de
suspensión académica en relación con los grados a distancia.

● No a las segundas y sucesivas matrículas: Las asignaturas suspensas no se
contarán como tal a la hora de efectuar la nueva matrícula.
● No al pago de la matrícula de asignaturas suspensas: El coste de las asignaturas
suspensas que el estudiante vaya a cursar de nuevo en el próximo ciclo académico
no deberá ser abonado.
● Suspensión y devolución del importe de las residencias universitarias durante
los meses que dure el confinamiento.
● Suspensión y devolución de los alquileres durante los meses que dure el
confinamiento.
● Aumento del número de becas y que éstas se entreguen en función de la renta
y no por la excelencia académica.
● Aumento del fraccionamiento del pago de la matrícula a 10 plazos.
Seguidas de unas demandas estudiantiles no menos importantes:
● Métodos de evaluación alternativos. La evaluación online no es una solución para
las estudiantes más precarias puesto que como exponemos en el manifiesto, no
todo el mundo tiene acceso a ordenadores ni a una red de calidad. Es por esto que
exigimos métodos de evaluación alternativos y opcionales de tal manera que puedan
adaptarse a la situación concreta de las estudiantes.
● Reducción del contenido evaluable. Que todo el contenido que no se haya
impartido de manera presencial no sea evaluable.
● Adaptación de los TFGs y TFMs. Ampliación de los plazos de entrega y exposición
de aquellas estudiantes que así lo soliciten.
● Entrega de material tecnológico para la docencia a distancia. La universidad
debe proceder a hacer entrega de ordenadores por parte de todas las estudiantes
que lo necesiten para la docencia online y lo hayan solicitado.
● Implicación del estudiantado en la toma de decisiones. Una vez más, la
universidad vuelve a dejar de lado a las estudiantes a la hora de aprobar políticas
que les afectan directamente. Es necesario que el estudiantado forme parte activa
en los debates y sea el sector principal para tener en cuenta en la toma de
decisiones.
● No a la videovigilancia: Consideran que este método vulnera de manera flagrante
el derecho a la privacidad de las estudiantes. De igual manera, no todas las
estudiantes disponen de los recursos de red o informáticos necesarios para llevar a
cabo esta medida por lo que se partiría de condiciones diferentes, aún más
agudizadas, entre el conjunto del estudiantado a la hora de ser evaluados. Además,
la plataforma escogida por la Universidad de Murcia de cara a la evaluación ha
mostrado ser cuanto más insegura respecto a la privacidad de datos personales.
● En el caso de la realización imprescindible de exámenes online, no a la
linealidad ni a la temporalidad por pregunta: la linealidad sin opción, como su
nombre indica, de volver a atrás, es una medida que solo va a perjudicar al
estudiantado. Un examen tipo test consta de preguntas de diferente grado de
dificultad donde unas deben ser más meditadas que otras. En la mayoría de las
ocasiones, las estudiantes optan por responder en primer lugar las más seguras y
pasar posteriormente a las dudosas. Esto generalmente se hace, porque al
asegurarse las más seguras se tiene una base sólida para aprobar el examen y a
partir de ello, saber si se debe o no arriesgar en aquellas dudosas pero que se

podrían responder de manera correcta. Además, tras ello, cabe decir que siempre se
les insta desde el profesorado a repasar 1 o 2 veces el examen pues no sería algo
nuevo leer mal una pregunta, contestarla de forma errónea y suspender el examen.
No solo se están jugando la evaluación, se juega con segundas, terceras o cuartas
matrículas. Esta medida es completamente injusta.
Piden que la Universidad de Murcia escuche al estudiantado y tome decisiones
consensuadas sin buscar perjudicar a nadie. Si la actitud de la institución no varía, se
considera, al igual que el sindicato estudiantil gallego ANEGA, optar por la convocatoria de
huelga estudiantil.

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