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Texto. A. Sanmiguel
España, gracias a las aportaciones de la corrupción, se ha encumbrado como relevante
yacimiento del timo refinado. Si antaño un timador como “el César” y sus compinches
vendían por dos millones de las antiguas pesetas una máquina para fabricar billetes
ahora el tongo consiste en desviar dinero público cobrándole para más inri a la víctima
cantidades astronómicas de euros. La adquisición de terrenos pertenecientes al
Ministerio de Defensa por parte del Gobierno en base a un proyecto, a años vista, de
construir veinte mil viviendas públicas y de alquiler para rentas bajas en ciertos
municipios se ha llevado por delante más de quinientos millones de euros de las arcas
sin transcender el dónde y las características de dichos espacios, ¿montes, campos de
tiro, acuíferos, aldeas, pueblos de montaña, solares?
Cohecho, extorsión, prevaricación “versus” robo de móviles, delitos informáticos,
estafa piramidal, trileros, sustracción de datos, fraudes telemáticos y demás se pulen
conforme a circunstancias sociales y avances científicos. La treta de los gastos privados
enmascarados como gastos de representación, dietas, o material laboral sigue vigente
con nuevos modos. Hubo un caso denominado Rodicio en el que cierto delegado
sindical de Comisiones Obreras testificaría apuntando que “esas prácticas, compras
personales que luego se reintegran a la caja pública, era un sistema habitual en todas las
corresponsalías de TVE”, relata el periodista pamplonés y exdirector del ente RTVE
Alfredo Urdaci. ¿Qué decir de chóferes oficiales utilizados como recaderos por titulares
y amistades, o de la exclusividad de próceres y adláteres en transportes? aún se recuerda
el vuelo de Madrid-Sevilla en el que se desalojó al pasaje preferente para aposentar al
séquito del que fuera vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra. ¿Ingresos
extrajudiciales en el Poder Judicial? Caso Estivill. Aristófanes, comediógrafo griego en
época de la Antigua Atenas, no le dolieron prendas arremeter contra uno de los poderes
afirmando que: “Los jueces obedecen dócil y ciegamente a los gobernantes de cuya
voluntad dependen el sueldo, la consideración y el rango”. Más reciente es el asunto
durmiente de las tarjetas de crédito asignadas a dedo en el entorno elitista fiel reflejo del
descaro al que se ha llegado.
Pulido y constante chuleo al amparo de fraudulentos y enrevesados tinglados, de vez en
cuando, salen a la luz pública: caso Pretoria, Naseiro, Filesa, J. Guerra, Gürtel, Palau,
Nóos, Ere andaluz, Bárcenas, ITV Pujol, Rumasa, Fabra, J. Matas, Tarjetas Black,
Pitufeo, Filesa, caso Reace, Papeles del Cesid, Gal, caso Segundo Marey, caso
Sogecable, caso Cebrián, caso Perote, caso Galindo, caso Villarejo-Operación Tándem,
Kitchen, caso 3 Per cent, Abogados de Melilla, Aceinsa i y Aceinsa II, ACM, Acuamed
en la Comunidad Valenciana, Aguas de Calpe también la Comunidad Valenciana, caso
Alhama de Granada, caso Alhambra/Autoguías, Alonso de León, caso Alonsotegui
Eraikiz, Amat, caso Ambulancias, caso Amnistía Fiscal, caso Andratx, Aplauso,
Aquagest, caso Arena, el canario caso Arona, el melillense caso Arquitecto, caso
Auditori de Paterna en la Comunidad Valenciana, caso AVE, Azud, caso Balenciaga,
Banca Catalana, caso Bárcenas, caso Barraca, Barreiros, en la Comunidad Valenciana
algunos casos son: Benagéber, Beniferri, Cártel del Fuego, Cabanes Carlos Fabra,
Carmelitas y el multimillonario caso Brugal, también en la Comunidad de Madrid el
caso Cástor cuenta con una suculenta cifra de mil setecientos millones de euros. Casos y

más casos registran la nada desdeñable cifra estimada de casi seiscientos
procedimientos desde el inicio de la denominada transición con PP y PSOE
encabezando el ranking tal como recoge casos-aislados.com apuntando un “coste total
estimado de 124.123.915.826 euros”. Carmen Romero, mujer del expresidente del
Gobierno español Felipe González, declararía: “Es malo que las gentes no conozcan a
fondo a los políticos, incluso sus defectos”, según el libro del escritor Manuel Vázquez
Montalbán “Mis almuerzos con gente inquietante”.
Timos fulleros y malversaciones oficinescas pululan en cualquier contexto, saqueos de
poca monta y astronómicos desfalcos guarnecen intemporalmente los anales. Enrique
Rubio periodista especializado que en los años setenta del siglo pasado capitaneaba un
programa televisivo titulado “Investigación en marcha” donde desvelaba entresijos
delictivos, hoy, sin duda, sería trending topic dada la cantidad de meollo existente,
pues bien, este periodista apuntaba: “Sistemas, trucos, camelos más o menos ingeniosos,
nacen cada día por obra y gracia de cuentistas con admirables dotes de actores y autores.
Los timos a gran escala se crean adaptándose a las circunstancias del entorno”. El
popular timo de la estampita donde el julay, el primo, el lila cae en función de su
avaricia ¿tiene su versión en el metaverso?
Gobernantes insensatos se han apoyado en augures que alimentaron sus particulares
expectativas de triunfo. Teatrales vaticinadores no dudaban en timar tanto al pueblo
como al poder a fin de significarse sobre la plebe y acumular bienes. “En Roma, en el
año 150 antes de Cristo, se declaró una ley estableciendo que no se podía tomar ninguna
decisión de Estado sin consultar previamente a la escuela de los arúspices, expertos en
rastrear la voluntad divina en las vísceras los animales, fundamentalmente el hígado.
Ostentar un cargo público como augur tenía su pompa y privilegio, pero también su
riesgo”. ¿Asesoría política y financiera a la antigua usanza?
Algunos timos surgieron del entorno erudito en sociedades como la Inglaterra del siglo
dieciséis donde una docta élite, mediante usos ancestrales y quirománticos, investigaba
posibles soluciones para copar favores de ilustres pacientes pagadores de fortunas por
remedios sanadores o por el hecho de experimentar prácticas inconfesables, ¿caso
Jeffrey Epstein de tráfico sexual de menores? “John Dee, científico inglés, casado y
cabalista cristiano instaló en su casa al visionario seráfico Edward Kelley, también
casado, quien “le echó el ojo a la joven señora Dee” trocando sus mensajes angelicales
en recomendaciones carnales de intercambio de parejas, así pues “firmaron un contrato
comprometiéndose a compartirlo todo en una perfecta unión y caridad cristiana”, al
poco la mujer de Dee quedó embarazada del tramposo y este puso pies en polvorosa
embaucando posteriormente al emperador de Bohemia quien lo dotó de riquezas y
honores mientras que el timado Dee “terminó de profesor en un colegio de Manchester”.
¡Cuando quien tima es hábil y falto de escrúpulos el botín llega! privatizaciones de
servicios públicos y servilismo a toda clase de potencias recompensan. ¿Existirán
componendas con la Ley de Inteligencia Artificial a firmar durante la presidencia
española del Consejo de la Unión Europea?
La estampita, el americano, el pariente, el tocomocho, el fetichismo, el timo del
polígono, el de la fianza, el goldenscore, el nazareno, cualquier engaño es adaptable a
las nuevas tendencias como el timo de la subida de precios en productos primordiales, la
treta de la vivienda joven que alimenta el mercado hipotecario, el embaucamiento de la
economía verde en empresas contaminantes, el señuelo de la derogación de la “ley

mordaza”, la encerrona de la excluyente ley de bienestar animal, la argucia religiosa, la
patraña de la prerrogativa de inviolabilidad de ciertos personajes, el timo en la defensa
de la naturaleza, el engaño de la venta de viviendas sobre planos que sufren
transformaciones indescriptibles, el ardid de la venta de obras de arte inexistentes, las
compras por Internet, los contactos por redes sociales, el tráfico de órganos humanos.
En los años setenta del siglo veinte “el Chorra” y su banda de ocho analfabetos “timaron
a los franceses más de trescientos millones de pesetas”, de las de entonces, según relata
el film “Cuando los niños vienen de Marsella”, del director de cine español José Luis
Sáez de Heredia, donde el cabecilla percibía “setenta y cuatro mil pesetas mensuales por
setenta hijos inventados”. Afanar, agarabar, currelar, chorar, guindar. “Está comprobado
que cada delincuente, se hace una moral a su gusto”.

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