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Justicia para Samuel. ¡Basta de LGBTfobia!

A escasos días de haberse conmemorado el 52 aniversario de la revuelta de Stonewall -las protestas que marcaron el camino del movimiento moderno de la disidencia sexual y de género- Samuel Muñiz, un joven de 24 años, fue asesinado a golpes en A Coruña por su orientación sexual. A esta terrible noticia se suman, en menos de dos semanas, más de diez agresiones LGBTfóbicas en el estado español. A falta de más datos, se sabe que el Observatori contra l’Homofòbia ha registrado en Catalunya 113 incidentes LGBTfóbicos en lo que va de año, admitiendo la propia organización que esta cifra está muy por debajo de la realidad y que aumentaría si la entidad contara con más recursos. Además, estamos sufriendo a diario ataques a todo el colectivo: quema de banderas irisadas, pintadas nazis en símbolos LGBT, o vídeos alentando a la “caza de maricones”. Si existía alguna duda con respecto a la realidad del colectivo, lo ocurrido estas últimas semanas la disipa.

La respuesta ante el asesinato de Samuel y en repudio a todas las agresiones LGBTfóbicas ha sido desbordante: más de 70 ciudades en todo el estado salieron a reclamar masivamente justicia y verdad para Samuel, con carteles de denuncia a la LGBTfobia, a la discriminación y a los crímenes de odio. Todo esto a una semana del Orgullo LGBT más combativo de los últimos años, en el que el Pride (máximo exponente del Capitalismo Rosa) no tuvo ningún protagonismo y donde las organizaciones LGBT anticapitalistas llevaron el volante.

Debemos enfrentar los discursos y políticas que alimentan las agresiones y crímenes de odio. Hay que combatir y denunciar de forma directa a la ultraderecha de VOX, a la derecha reaccionaria del Partido Popular y a todas aquellas instituciones que alimentan y fomentan esta alarmante situación, como la justicia o la Iglesia Católica. Pero también a quienes -en nombre del progresismo- ni combaten a estas organizaciones ni responden a nuestras exigencias para garantizar nuestros derechos fundamentales. Sin ir más lejos, el gobierno PSOE-Podemos recién ahora comienza a tratar una ley LGBT, pero lo hace diluyendo en gran parte las especificidades del colectivo trans, dejando por fuera cuestiones fundamentales como la autodeterminación de género de los y las menores de 16 años o de todas las personas en situación administrativa irregular. Son necesarias una ley trans y una ley LGBT integrales que respondan a las demandas del colectivo y den cobertura estatal a todas las personas cuyos gobiernos autonómicos no tienen la voluntad política de avanzar en nuestros derechos. Lo vemos en Catalunya, donde el gobierno ERC-JxCat todavía no ha reglamentado la ley 11/2014 impulsada por el movimiento; y lo vemos en Galiza, donde el gobierno de Feijóo ha rebajado tanto la ley de igualdad 2/2014 para permitir su aprobación que ya ha quedado totalmente obsoleta.

Debemos seguir impulsando movilizaciones masivas para exigir justicia y verdad para Samuel y en repudio a todas las agresiones LGTBfóbicas. Pero esto no pasa por reclamar penas más duras, reforzar el código penal o exigir más policía. Porque estas políticas son las mismas que después se aplican en nuestra contra; sin ir más lejos, varias movilizaciones del pasado 5 de julio fueron reprimidas por la policía. Lo que necesitamos son políticas de prevención y reparación y recursos para poder aplicarlas efectivamente; necesitamos protocolos efectivos en los centros de estudio y de trabajo con comisiones investigadoras independientes; y, sobre todo, necesitamos seguir desarrollando la auto-organización y la autodefensa, nos va la vida.

Denunciamos el falso discurso de que no hay presupuesto para destinar a políticas públicas: la Iglesia Católica recibe aproximadamente 11 mil millones de euros anuales; en cambio al Ministerio de Igualdad el año pasado se han destinado poco más de 451 millones de euros (contando los fondos europeos). También por esto es fundamental luchar por la separación de la Iglesia del Estado, para que todos estos recursos se destinen a combatir las violencias cisheteropatriarcales y no a instituciones que, con sus discursos, promueven este tipo de violencias.

Tenemos la tarea urgente de organizarnos, en todo el mundo, de forma independiente a los gobiernos y a las instituciones; de coordinar internacionalmente la lucha para combatir los crímenes de odio, la homolesbobitransfobia y el machismo. Apostamos por la unidad estratégica del movimiento LGBT y de las disidencias, del movimiento feminista, y de todos los y las oprimidas con el conjunto de la clase trabajadora. Porque nuestras opresiones tienen un origen y un enemigo común: este sistema capitalista, imperialista y patriarcal, que nos oprime y explota, que nos violenta y nos mata, para mantenernos sumisas y disciplinadas. Por esto mismo, para acabar realmente con esta situación, necesitamos acabar también con el sistema capitalista.


Desde Lucha Internacionalista y desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores–Cuarta Internacional llamamos a la más amplia movilización. Continuemos en las calles exigiendo #XustizaParaSamuel, basta de LGBTfobia y de crímenes de odio! ¡Los gobiernos son responsables!

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