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El 23 de febrero de 1981 sufrimos un intento de golpe de Estado militar, hecho conocido por todos. Pero el 23F de 2017 perfectamente puede pasar a la historia como un intento de golpe institucional. Me explico, ese día como se produjo la libertad, aunque sea condicional, de Urdangarín y Diego Torres. Mientras tanto, ese mismo día,  resultaba condenado a 3 años y 6 meses de cárcel por escribir una canción sobre el rey emérito Valtonyc, un cantante de rap. Igualmente el 23F de 2017, el fiscal general del Estado destituía al fiscal de Murcia que investigaba el caso de la imputación del presidente de Murcia. Para completar el día, se sentenciaba el juicio de  los encausados en el caso de las tarjetas black.

Empezaremos por el caso Nóos. Empezando porque éticamente es deplorable que se haya esquivado la cárcel, aunque sea de manera provisional, lo más curioso de este caso es que procede de la Casa Real, lo que ya daría para una condena pública, pero nos lo “venden” como si no hubieran hecho nada.

El viernes 17 de febrero, el fiscal Horrach declaraba prisión inmediata para Urdangarin y Torres. El lunes 20, ya sopesaba prisión preventiva eludible con fianza de 200.000 euros para Urdangarin y 100.000 euros para Torres (no se vaya a creer la “plebe” que había trato de favor). Pero llegado el fatídico 23F la Audiencia de Palma acuerda mantener la libertad provisional a Iñaki Urdangarin, con obligación de comparecer el día 1 de cada mes ante la autoridad judicial de su país de residencia, Suiza. ¡Qué bonito todo! No solo elude la cárcel provisional, sino que le dejan vivir en su mansión de Suiza.

Pero ese mismo día 23F, el ahora ya ex fiscal de Murcia, Manuel López Bernal, que estaba investigando al presidente de esa región, Pedro Antonio Sánchez, es apartado del caso. El asunto no termina aquí, ya que en declaraciones a la cadena SER, denuncia intimidaciones a los fiscales anticorrupción, y asegura: “lo que no puede ser es que los perseguidos seamos los fiscales que luchan contra la corrupción por delante de los corruptos”. Y sigue: “la situación es grave. Esto tiene que cambiar”. Creo que con estas declaraciones deja bien claro lo que está pasando en este país, pero seguimos.

Jiménez Villarejo, jefe de la Fiscalía especial anticorrupción entre 1995 y 2003, en el programa “El Intermedio”, explica a Gonzo que: “las presiones son habituales”, “yo las viví también”, “llamadas y escritos ordenando la manera de proceder”, “pese a que estamos en democracia, el ministerio fiscal tiene cierto parentesco al de la dictadura”. Ojo que quien dice estas cosas no es un peligroso comunista, es nada más y nada menos que el eficaz y exjefe anticorrupción, supongo que en un país democrático esto tendría consecuencias, pero ya sabemos dónde vivimos.

Pero en las portadas de los principales medios de comunicación de este país ese día, no se encontraban estos casos, sino, por casualidad (no seamos mal pensados), se hacía pública la sentencia del caso de las tarjetas black. La Audiencia Nacional condenaba a Rodrigo Rato a 4 años y 6 meses de prisión, y a 6 años a Miguel Blesa. Uno que es mal pensado y no cree en las casualidades, esto es para que el españolito de a pie, pensara “bueno, Urdangarín en Suiza viviendo como un rey, el fiscal de Murcia apartado del caso de corrupción del presidente de dicha región, pero bueno, Rato y Blesa a la cárcel”, pues que no os engañen, porque unos entren no significa que los otros sean inocentes.

Y ya para acabar y para que veáis que la desigualdad de la justicia,  la Audiencia Nacional condena al rapero Valtonyc a tres años y seis meses de cárcel por delitos de calumnias e injurias contra la corona y de enaltecimiento del  terrorismo y humillación a las víctimas en sus canciones. No entraré en más detalles, pero lo que sí queda claro es que en este país sale más caro cantar una canción, que robar a manos llenas, sobre todo según quién seas y de dónde procedas, pero después tenemos las narices de ir a otros países a dar lecciones de democracia.

En definitiva, nos mienten una y otra vez, manejan como nadie las mentiras y el fango, que lanzan a través de los medios de comunicación que les son afines, utilizan los poderes del Estado para sus intereses partidarios y personales. Lo dicho, este 23F pasará a la historia, o debería pasar, como un golpe de estado encubierto bajo una falsa democracia.

Jose Vico

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