En el último plenario del Ayuntamiento de Alcoi el Partido Popular presentó una moción sobre la defensa de «la unidad de España», «las señas de identidad de los valencianos» y «reprobar ataques de representantes y partidos Pro-Países Catalanes». Ciudadanos votó a favor y el PSOE -con su abstención- le puso una alfombra azul a la propuesta, permitiendo su aprobación y pasando de perfil en este conflicto, una vez más.
Una moción trampa, cargada de odio ideológico y con voluntad de confrontación territorial que, por un lado, manifiesta la intención de esconder las miserias del partido más corrupto de Europa bajo la bandera del Estado español. Y por el otro, muestra la debilidad de los #SomosLaIzquierda de Pedro Sánchez.
Ante este escenario político tengo claro lo siguiente. Primero: que la Unidad de España no se defiende a base de violencia, represión y amenazas; volviendo a la época de los presos políticos, recortando derechos y libertades; subvencionando a una entidad fascista cómo es la Fundación Francisco Franco; con M. Rajoy mintiendo ante la justicia española; y recortando la calidad de la Sanidad, la educación o las pensiones.
La defensa de España y del País Valenciano se trabaja no robando, siendo honrado, trabajando por el bien común, no mintiendo a la gente decente, no persiguiendo ideas y no reprobando a los que piensan diferente.
Segundo: que debido a la presión del «blaverisme» y a un Partido Popular complaciente en las políticas del Gobierno central que nos han marginado históricamente, no tenemos un autogobierno de primera división. Estamos infrafinanciados y las principales competencias en materia fiscal, social y de seguridad no se han desarrollado.
Y tercero. Quién amenaza y ataca al proyecto común de los valencianos y las valencianas, quienes amenazan y atacan a la gente decente del Estado español no es el radicalismo independentista catalán, es el radicalismo nacionalista y corrupto del PP. Porque la identidad de un pueblo no se construye creando odio hacia otro pueblo, la identidad del pueblo valenciano no se construye en oposición a la identidad del pueblo catalán.
Cómo diría Ovidi: «soy alcoyano, tengo señera donde moratón no hay, digo muy alto que hablo catalán. Y lo hago a la manera de Valencia.» Ojalá, el pulso democrático del pueblo catalán y de la gente decente del Estado español signifique el fin del régimen del 78 y un autogobierno de primera división para el País Valenciano.
Cristian Santiago.
Regidor de Guanyar Alcoi.