• Antonio Estañ, secretario general de Podem: «tras meses de mediaciones y de sentencias favorables ya es hora de que se cumpla la ley y se avance en el respeto a los derechos humanos»

  • Llum Quiñonero, diputada en Les Corts: «sólo la aplicación de la ley nos ayudará a defender la memoria de quienes durante décadas fueron negados.»

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Antonio Estañ, secretario general de Podem y síndic del grupo parlamentario en Les Corts, ha valorado muy positivamente la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana de avalar la retirada de la Cruz de los Caídos de Callosa de Segura y permitir continuar con los trabajos de desmantelamiento en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. «Tras meses de mediaciones y de sentencias favorables ya es hora de que se cumpla la ley y se avance en el respeto a los derechos humanos. La cruz de Callosa es un lugar de encuentro y homenaje de fascistas que son una amenaza para nuestra democracia. Respetamos profundamente la fe de las personas y defendemos su libertad de expresarla, pero lamentablemente la cruz de Callosa no es sólo una cruz, porque si así fuera podría haberse sustituido, tal y como propuso el ayuntamiento, por otra cruz cristiana decidida por la gente. Es el símbolo equivocado en el lugar equivocado y la única salida democrática es retirarla tal y como se ha hecho,» ha afirmado.

La diputada de Podem por Alicante en Les Corts Valencianes, Llum Quiñonero, ha querido mostrar también su satisfacción:  «nos felicitamos de la decisión. No es una sorpresa, pero conforta que el TSJ haya dictaminado que la retirada de la cruz se atiene a la ley, al ser un monumento que simboliza el homenaje a quienes defendieron el golpe militar contra el gobierno en 1936,» ha afirmado la parlamentaria, «a pesar de tantas resistencias, la  democracia se abre paso. Sólo la aplicación de la ley nos ayudará a defender la memoria  de quiénes durante décadas fueron negados, sin derechos y sin libertades.»

Quiñonero ha endurecido su discurso al valorar la actitud del párroco de San Martín, Juan Bautista Samper, que ha defendido públicamente el mantenimiento de la cruz en su ubicación «tradicional» amparándose en el derecho a la propiedad privada a pesar de estar erigida en una plaza pública en el exterior de su iglesia. «El cura párroco de Callosa debería explicar cómo y porqué durante tantos meses ha encabezado a un sector de la extrema derecha que en Callosa se opone  a aceptar la condena a la dictadura y la aplicación de la ley estatal de Memoria Histórica y de la ley valenciana de Memoria Democrática», ha dicho la diputada morada, que ha recordado los reiterados intentos del sacerdote de impedir la retirada de un monumento en el que permanecían elementos de exaltación colectiva de la Guerra Civil prohibidos, como un pedestal dedicado a José Antonio Primo de Rivera y dos placas con las leyendas: «Las Falanges Juveniles de Franco de Lugo» y «A los Héroes Falangistas de Callosa de Segura 1936-1937.»

«La Falange representa la imagen de la peor España, ésa que se levantó contra la democracia e impuso el pensamiento único,» ha recordado Quiñonero, «creemos que la actitud de la Iglesia debe dejar atrás el apoyo que hizo a la dictadura franquista y defender la paz y la convivencia. Sin embargo, en el caso del párroco y de los dirigentes locales del PP aunque dicen hacerlo sus hechos demuestran lo contrario.»

«Hay que destacar que el Partido Popular interpuso recurso contra la aplicación de la ley de Memoria Histórica,» ha recalcado la diputada de Podem, «el mismo PP que apoya monumentos que ensalzan la dictadura se sienta en el banquillo por corrupción y tiene casi un millar de imputados que han delinquido desde sus filas. Hay una profunda enseñanza en todo esto.»

Antonio Estañ ha concluido: «que en nuestro país no se produzca un rechazo visceral a todo lo que representa esta barbarie es un fracaso de la democracia. Y si ese rechazo radical y transversal a cualquier conmemoración de la dictadura franquista no se ha producido es porque todavía tenemos partidos políticos que están manifiestamente en contra del cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y legitiman de esta forma relatos que minimizan las terribles consecuencias de la dictadura franquista. No se trata de mirar al pasado ni abrir heridas, sino de cerrarlas para poder mirar al futuro con dignidad y acierto.»

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